Utilizando
células epiteliales bronquiales humanas, que se usan habitualmente
para medir la carcinogénesis de las sustancias tóxicas, los
investigadores confirmaron que el fluído de retorno del fracking de
Marcellus Shale provocó la formación de tumores malignos.
Tras
la realización de varios ensayos en mamíferos vivos, los
investigadores encontraron que cinco de cada seis ratones a los que
se les "inyectó con células transformadas de tratamientos de
agua de pozo desarrollaron tumores solo 3 meses después de la
inyección", incluyendo un tumor en un ratón que creció hasta
1 cm de tamaño en solo cinco meses. Un grupo de control no
desarrolló ningún tumor durante los seis meses del período de
estudio.
Según
el estudio, realizado por científicos del Departamento de Medicina
Ambiental, así como Bioquímica Molecular Farmacéutica en la New
York University, la Escuela de Medicina Robert Wood Johnson en
Rutgers y apreciados socios de las universidades de China: los
resultados indican que el agua de reflujo del fracking causa cáncer.
Las
implicaciones de las conclusiones del informe serían difíciles de
exagerarse teniendo en cuenta cómo las aguas residuales del fracking
se generan, almacenan y se tratan, y con qué frecuencia los
derrames, las fugas (e incluso el proceso de inyección de aguas
residuales, en sí mismo) pueden conducir a la contaminación del
suministro de agua potable. Una explicación concisa pero completa
del proceso de fracking se puede encontrar en la introducción del
informe, "La transformación maligna celular en seres humanos
del agua de reflujo perforada con gas de Marcellus Shale", que
establece:
"Se
cree que el gas natural es, posiblemente, un puente para la
transición de la dependencia del carbón. Actualmente el gas natural aporta casi el 40% de la energía eléctrica de los Estados Unidos,
y la formación del Marcellus Shale en la cuenca de los Apalaches
está a la vanguardia de perforación con gas de esquisto para la
producción de gas natural en los Estados Unidos. La minería de gas
natural no es algo nuevo, pero el volumen se ha disparado en los
últimos años debido a que la nueva técnica de gran volumen de
fracking hidráulico horizontal (HVHHF
High-volume horizontal hydraulic fracturing).
En consecuencia, la preocupación que rodea a la salud ambiental,
pública y los impactos sociales de este método ha aumentado. HVHHF
es una tecnología avanzada que inyecta agua, arena y otros
ingredientes a muy alta presión de manera vertical en un pozo con
una profundidad de alrededor de 1.800 a 3.000 metros. La alta presión
provoca fracturas en la roca que se extienden hacia fuera hasta 300
metros de distancia del pozo. La presión se reduce después de que
las fracturas se hayan creado, lo que permite que el agua del pozo
regrese a la superficie, también llamada agua de
retorno. El agua de retorno contiene mezclas químicas complejas
privadas, y también toxinas naturales tales como metales, compuestos
orgánicos volátiles y compuestos radiactivos que se desestabilizan
durante la extracción de gas. Como promedio, 21 millones de litros
de agua se utiliza... para la fractura hidráulica en cada pozo de
gas de esquisto, y el 30% y el 70% del volumen vuelve como agua de
reflujo".
En las zonas donde la perforación de esquisto/ el fracking es pesado, una densa red de carreteras, oleoductos y plataformas de los pozos convierte los bosques continuos y pastizales en islas fragmentadas. Crédito: Simon Fraser University. |
Las
opciones para hacer frente a este flujo de retorno son algo
limitadas. El informe continúa:
"En
la actualidad las opciones de descarga de agua de reflujo son:
inyectar bajo tierra a través de un pozo de eliminación in situ o
externo, descargar a una superficie cercana de agua, transportarla a
una planta de tratamiento de aguas residuales municipales o de obras
de tratamiento de propiedad pública”, u otras opciones de
tratamiento, transporte y/o reutilización.
Sin
embargo, las preocupaciones sobre el contenido y los impactos de las
aguas residuales son la razón por la que los investigadores
estudiaron sus efectos:
"La
contaminación por metales es un problema grave, ya que se absorben
fácilmente en el tracto digestivo y manifiestan efectos nocivos en
muchos tejidos. El bario y el estroncio abundan en la formación de
Marcellus Shale y son fácilmente disueltos y transportados en el
agua residual después de la actividad de perforación de gas, lo
cual podría potencialmente representar una amenaza para el agua
potable".
De
hecho, en 2014, la firma de consultoría ambiental Downstream
Strategies intentó diligentemente realizar un seguimiento del
fracking del agua de la perforación en Marcellus Shale (tanto el
agua extraída de fuentes para su uso en el proceso, así como las
aguas residuales), pero resultó que era una tarea casi imposible.
"Simplemente
no pudimos hacerlo", dijo el científico del equipo Meghan
Betcher, según Yale’s
e360.
Los
requisitos reglamentarios que de otro modo divulgarían donde acaban
estas cantidades masivas de agua no están siendo aplicados. Según
el estudio de Downstream Strategies, "las compañías de gas
utilizan hasta 16 millones de litros de agua limpia para hacer
fracking en un solo pozo", y "más de la mitad de las aguas
residuales son tratadas y descargadas en aguas superficiales como
ríos y arroyos."
Además,
en 2013, los químicos de la Duke University publicaron un estudio
que encontró que "los peligrosos niveles de radiactividad y
salinidad en un vertedero de fracking cerca de Blacklick Creek, que
se alimenta de fuentes de agua para Pittsburgh y otras ciudades del
oeste de Pennsylvania." Más preocupante todavía, después de
estudiar muestras de tierra de los suelos durante dos años, entre
2010 y 2012, "Después de que las aguas residuales fueran
tratadas en la planta para eliminar los productos químicos
peligrosos, se detectó radiación muy por encima de los niveles
regulados."
"A
diario, los productores de gas y petróleo generan 7 mil millones de
litros de aguas residuales," declaró el profesor de Duke Rob
Jackson, según ha informado Business
Insider. Aunque el sitio
de eliminación cerca de Blacklick Creek ha accedido ostensiblemente
a detener el almacenamiento o el tratamiento de los residuos de
fracking de Marcellus Shale, la industria está lejos de ser limpia
(o transparente).
"Producen
más aguas residuales que hidrocarburos", dijo Jackson acerca de
la industria del gas natural. "Esa es la implicación más
amplia del estudio [de Duke]. Tenemos que hacer algo con estas aguas
residuales ".
Teniendo
en cuenta el estudio de Marcellus Shale y la relación ahora probada
entre el cáncer y las aguas residuales del fracking acaba de
adquirir una enorme importancia para millones de personas que viven
cerca de miles de pozos en Estados Unidos, así como en otros países.
A
medida que los investigadores de Downstream Strategie encontraron,
debido a la falta de requisitos reglamentarios de información para
la industria del fracking (ayudados en gran medida por su exención
de la Ley de Agua Potable por decreto en 2005, Safe
Drinking Water Act by law)
"el destino del 62 por cien de los residuos de fracking es
desconocido."
Los
investigadores del estudio de carcinogenicidad del flujo de retorno
afirman un progreso en sus hallazgos, la identificación de bario y
estroncio como contaminantes de trazabilidad de fracking, que dicen
que ahora deben designarse para mayor estudio. El estudio concluye:
"Investigación
para determinar si los contaminantes asociados al fracking pueden
migrar a pozos de agua potable públicos o privados, para identificar
los indicadores de alerta temprana de la exposición y efecto, y para
identificar si se necesitan urgentemente propuestas de saneamiento
adecuadas."
Traducción del artículo "Here’s the New Study the Fracking Industry Doesn’t Want You to See" publicado en Antimedia por Claire
Bernish el 16
de febrero de 2016