miércoles, 25 de noviembre de 2015

Los hallazgos de la EPA sobre la contaminación del agua contestados por sus propios científicos


Un comité de la EPA considera que el estudio de 1.000 páginas realizado por la agencia no tiene suficiente fundamento como para declarar que el fracking no ha llevado a un “impacto generalizado y sistemático sobre el agua potable”


[Pie de foto] Activistas anti-fracking se concentraron ante la sede estadounidense de la EPA en Washington DC el 10 de octubre de 2014. La agencia ha sido desafiada por su propio comité científico por declarar que el fracking no ha llevado a un “impacto generalizado y sistemático sobre el agua potable en Estados Unidos”.


Un comité de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), formado por consejeros científicos independientes, ha desafiado las conclusiones principales incluidas en un estudio que la agencia publicó en junio, en el cual se minimizaban los riesgos potenciales de beber agua procedente de la fracturación hidráulica o fracking.


Dicho comité, conocido como Consejo Asesor Científico (SAB, por sus siglas en inglés), criticó especialmente la conclusiones de la EPA según las cuales el fracking no ha llevado a un “impacto generalizado y sistemático sobre el agua potable en Estados Unidos”. La industria del petróleo y del gas se aferra a esta conclusión para sostener que las preocupaciones del Consejo por el impacto que el fracking pueda tener sobre el agua potable son exageradas.


Los 30 miembros del SAB, procedentes del mundo académico, la industria y las agencias federales, opinan que ésta y otras conclusiones reflejadas en el resumen ejecutivo son ambiguas o incongruentes “en relación a las observaciones y datos recogidos en el cuerpo del informe”.


Especialmente preocupante es que se declare que no hay un impacto generalizado y sistemático sobre el agua potable”, asegura el SAB en un informe preliminar. “Ni el sistema de interés ni las definiciones de 'generalizado', 'sistemático' o 'impacto' están claras, y tampoco está claro cómo esta declaración puede casar con las dudas y las limitaciones de datos descritos en los capítulos del informe”.


El comité afirmó que la EPA cometió un error al no centrarse más en las consecuencias de la fracturación hidráulica a nivel local. “El potencial impacto sobre el agua potable es una cuestión local, y se echa de menos en el informe más énfasis en el impacto a este nivel. Aunque las generalizaciones a nivel nacional son convenientes, deben realizarse de forma muy cuidadosa... Una conclusión que sea aplicable a un lugar determinado puede no ser aplicable a otro”.


Según el comité, la EPA debería también haber llevado a cabo con mayor profundidad sus propias investigaciones sobre las quejas de los vecinos de Dimock, (Pennsylvania), Parker County (Texas) y Pavillion (Wyoming) por la contaminación del agua. En cada uno de los casos, los científicos y asesores de la EPA encontraron signos tempranos de contaminación, pero la agencia dio por terminadas las investigaciones antes de que se pudiera realizar un control más a fondo o un estudio.


El asesoramiento del SAB forma parte de la revisión del borrador del informe presentado por la EPA, que consta de casi 1.000 páginas. La intención del SAB es abordar el miedo de la población a los posibles efectos del fracking sobre el agua potable.


El SAB dirigió al final de octubre una serie de reuniones durante varios días en Washington DC para recoger los comentarios sobre el borrador de estudio de la EPA. El informe preliminar del SAB, a través del cual detallan sus preocupaciones, fue publicado a principios de noviembre. Está planeado que el análisis continúe en una conferencia de cuatro horas de duración que se llevará a caboel 3 de diciembre. El comité carece de autoridad para forzar cualquier cambio en el informe y solo puede hacer recomendaciones a la EPA.


Iniciado hace cinco años por orden del Congreso, el estudio sobre el agua debía proporcionar información crítica sobre la seguridad de los métodos de producción de forma que “los americanos puedan confiar en que el agua que beben es pura y no está contaminada”, declaró un alto funcionario de la EPA durante una audiencia en 2011.


Pero el informe se retrasó una y otra vez, sobre todo porque la EPA no fue capaz de precisar un componente clave: el tomar muestras de agua antes, durante y después del fracking. Estos datos hubieran permitido a los investigadores de la EPA evaluar si el fracking afecta a la calidad del agua con el paso del tiempo y así aportar las mejores prácticas industriales que protejan el agua potable.



La EPA había planeado dirigir un proyecto de este tipo, pero sus esfuerzos fueron obstaculizados por la industria del petróleo y el gas, que no deseaban permitir que los científicos de la EPA monitorizaran sus actividades; y también por la Casa Blanca, con Obama a la cabeza, que no era partidario de invertir capital político en presionar a la industria, según mostró un reportaje deInsideClimate News en marzo.


Sin embargo, el informe de la EPA resolvió por primera vez que el fracking había ensuciado el agua potable. El hallazgo supuso un importante revés para la administración de Obama, quien, al igual que sus predecesores, había insistido durante mucho tiempo en que el fracking no representaba una amenaza para el agua potable.


El informe de la EPA confirmó la existencia de “casos específicos” en los que el fracking “provoca un impacto en el agua potable, incluyendo la contaminación de pozos de agua potable”.


El SAB planea presentar sus recomendaciones sobre el borrador en enero de 2016, y el informe definitivo a finales de primavera, según David Dzombak, presidente del comité y jefe del departamento de ingeniería civil y ambiental en la Universidad de Carnigie Mellon. Aunque la EPA no está obligada a seguir las recomendaciones del SAB, según Dzombak, la oficina de la agencia suele enviar una carta de respuesta.

Traducción del artículo "EPA Finding on Fracking's Water Pollution Disputed by Its Own Scientists" publicado por InsideClimateNews el 19 de noviembre de 2015, realizada por Marta Ruiz Carlet, miembro de Traductoras/es en Acción, la red de traductoras/es e intérpretes voluntarios/as de Ecologistas en Acción.