El fracking es un proceso que mantiene una mezcla de agua, arena y sustancias químicas con altas presiones bajo tierra para extraer petróleo y gas natural a través de formaciones rocosas de pizarra. La fracturación hidráulica ha convertido a los Estados Unidos en un exportador neto de energía, pero también ha creado problemas sustanciales en las comunidades locales donde se llevan a cabo estas prácticas.
Las investigadoras Carolyn G. Loh, profesora asociada de la Wayne State University; y Anna C. Osland, fundadora y directora de la consultoría “Anna C. Osland”, realizaron un estudio en 140 administraciones locales de cuatro Estados donde la práctica del fracking es mayor: Colorado, Luisiana, Dakota del norte y Pensilvania. Las investigadoras se proponían determinar el tipo de políticas que adoptaron estas administraciones locales para hacer referencia a los impactos negativos de la fracturación hidráulica y al papel que tiene la capacidad organizativa de los gobiernos para lidiar con el fracking.
En su artículo “Local Land Use Planning Responses to Hydraulic Fracturing,” Loh y Osland descubrieron que la práctica más común por parte de las administraciones era no dar ninguna explicación o respuesta. Cincuenta y cuatro de las comunidades encuestadas no adoptaron ningún tipo de regulación para abordar cualquiera de los problemas locales causados por las actividades de fracturación hidráulica.
Entre los que habían adoptado medidas regulatorias, las cinco medidas locales más comunes fueron:
1. Restricción en las localizaciones de las actividades industriales;
2. Obligatoriedad en cuanto al cercado y a la existencia de terreno apaisajado alrededor de las zonas de fracking;
3. Prevención del uso de automóviles en algunas carreteras durante las operaciones de fracturación;
4. Requerimiento de permisos especiales para los sitios de perforación; y
5. Determinación de los posibles inconvenientes en las estaciones de compresión asociadas a las opciones de fracturación hidráulica.
Aunque los impactos medioambientales a causa del fracking forman un polémico debate, también es cierto que la fracturación hidráulica puede tener un impacto positivo en las economías locales. Dejando a un lado los pros y los contras, el fracking puede crear problemas importantes de gestión para los gobiernos locales, además de exponer a los residentes locales ante peligros en su salud, su seguridad y su ambiente. Esto hace que las comunidades locales que pueden o que ya albergan estas prácticas de fracturación hidráulica no confíen en el Estado o el gobierno federal para que las protejan.
Las investigadoras descubrieron que estas comunidades podrían regular las operaciones de fracking hasta cierto punto mediante otras restricciones existentes como las que hacen referencia al uso de la tierra, al ruido o a la zonificación; aunque las comunidades que participaron en el estudio mostraron su preocupación ante la práctica incapacidad para hacer algo con respecto a los impactos locales producidos por el fracking.
Las comunidades más potentes (con personal técnico más cualificado y experimentado) y las que ya han sufrido algún accidente relacionado con la industria de la fracturación hidráulica se mostraron más predispuestas a adoptar algunas regulaciones para prevenir y abordar temas relacionados con esta práctica.
Loh y Osland concluían que los gobiernos locales disponen de cierta potestad para regular las operaciones locales de fracking. También recomendaban a los Estados que invirtieran en la generación de capacidades a nivel local, ofreciendo asistencia técnica y formación a las administraciones y los coordinadores locales. Por último, las autoras destacaron que las comunidades deberían tomar el control y no esperar a que suceda un accidente industrial o a que se lleven a cabo los costes que el fracking impone sobre el medioambiente, la salud y la economía.
"Traducción del artículo "Study finds communities need to be proactive about fracking" publicado en Taylor and Francis News en julio de 2016 y realizada por Daniel Montes Esteban, miembro de Traductores en Acción, la red de traductores e intérpretes voluntarios de Ecologistas en Acción”