martes, 3 de mayo de 2016

Los pozos de fracking liberaron más de 2000 millones de kilos de metano en un año

Encontrarse cerca de las operaciones de fracking podría acabar con tu salud sexual, causar trastornos del desarrollo y cáncer, provocar actividad sísmica a tu alrededor... y la lista continúa. 

¿Todo este pesimismo parece un poco impreciso? Un informe de Enviromental America, la federación de organizaciones defensoras del medio ambiente en EEUU, publicó el pasado jueves unas crudas cifras basadas en datos registrados por la industria desde hace más de una década.

El informe concluye que las empresas de fracking han utilizado miles de millones de kilos de sustancias químicas cancerígenas en al menos 137.000 pozos, desde 2005 hasta 2015, incluyendo:
  • 2.200 millones de kilos de ácido clorhídrico, un tipo de ácido cáustico
  • 550 millones de kilos de destilados de petróleo, que pueden causar irritación en la garganta, los pulmones y los ojos, así como mareos y náuseas, y pueden incluir agentes tóxicos y cancerígenos
  • 200 millones de kilos de metanol, que se sospecha que puede provocar defectos en el feto

Recordemos que esto es según las cifras de la propia industria. No todo lo enumerado tiene que estar necesariamente afectando al agua potable, pero algunas sustancias químicas se han colado en pozos privados. Por ejemplo, los funcionarios de Pennsylvania descubrieron 260 casos de contaminación de pozos privados a causa del fracking. Cifra que, según Enviromental America, está muy por debajo de la real.

El informe puso también una cifra a la cantidad de metano que los nuevos pozos de fracking liberaron a la atmósfera en 2014: 2.400 millones de kilos. El metano es un gas de efecto invernadero que, según algunas estimaciones, es 86 veces más potente que el carbono en un periodo de tiempo de 20 años. Los investigadores apuntan que la cantidad liberada equivale a las emisiones de 22 nuevas plantas de carbón.

Traducción del artículo "Fracking wells released over 5 billion pounds of methane in one year" publicada en Grist el 14 de abril de 2016, realizada por Marta Ruiz Carlet, miembro de Traductoras/es en Acción, la red de traductoras/es e intérpretes voluntarios/as de Ecologistas en Acción.