jueves, 14 de abril de 2016

En Oklahoma siguen aumentando los terremotos y los pleitos


El sábado 13 de febrero, un terremoto de magnitud 5.1 azotó el noroeste de Oklahoma, el tercer seísmo más fuerte registrado en un estado que ha experimentado un considerable repunte de la actividad sísmica desde 2008. Además de ese repunte en el número de terremotos, Oklahoma ha sufrido un aumento de la gravedad de dichos terremotos en los últimos años, y los expertos advierten de la posibilidad de que, en solo cuestión de tiempo, se produzca un terremoto probablemente de magnitud histórica.
Los científicos, los grupos ecologistas y los habitantes de Oklahoma han señalado a la industria estatal de petróleo y gas como culpable del repentino aumento de seísmos. Más concretamente, señalan a la eliminación de los residuos de agua salada que constituyen un subproducto de la fracturación hidráulica, que, al ser inyectada en los pozos subterráneos a lo largo de las fallas, se ha relacionado con un incremento en la actividad sísmica.

En un esfuerzo por frenar el problema de los terremotos en el estado, la Oklahoma Corporation Commission (Comisión de la Corporación de Oklahoma), que supervisa la producción de gas en el estado, ha pedido a las empresas petrolíferas y de gas que reduzcan la cantidad de agua residual que inyectan en los pozos subterráneos de desechos. Los propietarios de viviendas también pretenden reclamar algunos daños mediante pleitos contra las empresas petrolíferas y de gas, algo que permitió legalmente el Tribunal Superior de Oklahoma el año pasado. Sin embargo, ninguna de estas medidas ha conseguido gran cosa para limitar la cantidad de agua residual que las empresas petrolíferas y de gas inyectan en los pozos, ni para frenar el azote de los terremotos, que se suceden casi a diario en el estado.
Ahora, un nuevo pleito iniciado por la organización Sierra Club está tratando de lograr un enfoque diferente, alegando que tres empresas petrolíferas y de gas están violando la ley federal de gestión de residuos, y están poniendo en peligro a los habitantes de Oklahoma y al medioambiente en este proceso.
«Se trata simplemente de un pleito como medida cautelar de alivio», según informó a ThinkProgress Richard Webster, abogado del bufete sin ánimo de lucro Public Justice, que representa a Sierra Club en el pleito. «Mientras que los pleitos por daños miran hacia atrás, nosotros miramos hacia delante, para intentar evitar un daño en el futuro».
La Resource Conservation and Recovery Act (Ley de Conservación y Recuperación de los Recursos, o RCRA en sus siglas en inglés), es una ley federal que establece directrices para la correcta gestión y eliminación tanto de residuos peligrosos como no peligrosos en Estados Unidos. Normalmente, la RCRA hace referencia a los casos de contaminación, en los que una entidad ha eliminado sus residuos de tal manera que produce una contaminación que pone en peligro la salud pública o el medioambiente, como una empresa láctea cuyos fertilizantes se liberan en las aguas subterráneas y contaminan el agua potable con nitratos.
Webster afirmó que nunca antes se ha aplicado el RCRA a los terremotos causados por inyección de aguas residuales. Fundamentalmente, es una forma más directa de aplicar el RCRA, eliminando el intermediario de la contaminación. Según Webster, la cuestión es demostrar que el método de eliminación (en este caso, el agua residual procedente del fracking) está poniendo en peligro la salud pública y el medioambiente.
«Esto es claramente una actividad de eliminación de residuos, y está muy claro que estas son leyes de eliminación de residuos, por lo que es principalmente de lo que trata el RCRA como estatuto», afirmó. «Nos dimos cuenta de que, aunque no se haya hecho antes, no hay motivo por el que no podamos hacerlo».
Según un estudio de Stanford publicado el año pasado, la cantidad de agua residual inyectada en los pozos de desechos subterráneos de Oklahoma se ha duplicado aproximadamente en las dos últimas décadas, elevándose de 80 millones de barriles al mes en 1997 a alrededor de 160 millones de barriles al mes en 2013. Sin embargo, en tres zonas del estado que han experimentado el mayor aumento de actividad sísmica, es incluso más acentuado el aumento de la eliminación de aguas residuales, que ascendió de 1.6 millones de barriles al mes en 1997 a más de 33 millones de barriles al mes en 2013. Estos lugares de eliminación se encuentran cerca de la formación Arbuckle, una formación sedimentaria de más de 2 100 metros de profundidad situada en la zona central de Oklahoma, que además casualmente se localiza justamente sobre una capa rocosa que cubre la principal zona de fallas de Oklahoma. Los investigadores suponen que el aumento en la inyección de agua residual ha incrementado la presión localizada en dichas fallas, haciendo que estas se deslicen más fácilmente, lo que a su vez ha provocado un aumento de los terremotos.
A diferencia de los anteriores pleitos iniciados por propietarios, que pretenden reclamar daños causados por los terremotos, el pleito del Sierra Club pretende frenar de una vez por todas los futuros daños. Principalmente, el pleito exige a tres empresas petrolíferas y de gas — New Dominion, Chesapeake Operating y Devon Energy Production Company — que reduzcan inmediatamente la cantidad de agua residual que eliminan mediante pozos de inyección. El pleito también exige que las empresas refuercen las estructuras que son vulnerables al daño sísmico, y que el estado de Oklahoma establezca un organismo de pronóstico independiente para determinar la cantidad de agua residual que se puede inyectar de forma segura en un pozo de desechos concreto sin producir actividad sísmica.
«Lo que ya está pasando es bastante malo — ya existe un daño sustancial por lo que ha ocurrido», afirmó Webster. «De momento, hemos tenido suerte, y [ahora] es hora de tener cabeza».
Traducción del artículo "In Oklahoma, Earthquakes and Lawsuits Keep Increasing" publicado el 17 de febrero de 2016, en ThinkProgress, traducido por Cristina López