martes, 19 de enero de 2016

Científicos de la EPA descalifican el informe oficial del organismo sobre el fracking



Mark Ruffalo holds up a jug of contaminated well water from Dimock, Pennsylvania, during a New Yorkers Against Fracking rally in Albany, New York in 2012. Photo credit: Flickr Según los científicos de la EPA, las conclusiones son incoherentes con los datos que contiene el informe.  Los asesores de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA, en sus siglas en inglés) reclaman la revisión de un estudio muy controvertido de la agencia en el que se establece que el fracking o fracturación hidráulica no ha provocado efectos generalizados y sistémicos en los recursos de agua potable de Estados Unidos.


Algunos miembros de la Comisión de Asesores Científicos de la EPA, que se encarga de revisar los estudios más importantes de la agencia, están cuestionando esta conclusión específica, según ha informado Bloomberg.
David Dzombak, un profesor de ingeniería medioambiental de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, Pensilvania, y responsable de la revisión del estudio, declaró que la conclusión de la EPA precisa de una aclaración. Un equipo con Dzombak a la cabeza publicará sus primeras recomendaciones antes de finales de enero.

«Las conclusiones más importantes son ambiguas o son incoherentes con las investigaciones y datos que se presentan en el cuerpo del informe», señalaron los 31 científicos del equipo en diciembre de 2015.

Los posibles cambios en el informe podrían acabar suponiendo un problema para la industria del petróleo y del gas que acaban de celebrar en diciembre de 2015 el fin de la prohibición de la exportación de crudo, vigente desde hace 40 años. Según Bloomberg, «el repudiar los resultados podría reavivar el debate sobre la necesidad de disponer de más regulaciones».

El fracking implica el bombeo de agua, arena y elementos químicos a presiones altísimas en formaciones subterráneas rocosas para liberar el petróleo y gas atrapados. El controvertido proceso de perforación ha hecho estallar una bomba en la producción de petróleo y gas, y ha ocasionado una rebaja del precio del gas en todo el país. Sin embargo, han surgido varias complicaciones medioambientales causadas por el fracking, entre las que se incluyen la contaminación del agua y del aire, destrucción del paisaje e incluso terremotos.

Hace cinco años que el Congreso estadounidense solicitó a la EPA que estudiara los impactos del fracking en el agua potable. Después de analizar más de 950 fuentes de información, incluidos artículos publicados anteriormente, informes del Estado e investigaciones propias de la EPA, la agencia presentó un borrador del análisis en junio de 2015 en el que efectivamente se descubrieron varios daños en los recursos de agua potable producidos por el fracking. Tal como se publicó en EcoWatch, la EPA encontró pruebas de que se habían producido más de 36 000 vertidos desde 2006 hasta 2012. Dicha práctica rondaba alrededor de unos 15 vertidos al día en el territorio de Estados Unidos.

En cambio, la conclusión errónea y tan difundida del informe —«No existen pruebas de que el fracking haya provocado efectos generalizados y sistémicos en los recursos de agua potable»— no solo ha restado importancia a los impactos del fracking en los recursos de agua potable, sino que muchos simpatizantes de la técnica la han leído como una luz verde por parte de la EPA para la técnica. Como ejemplo de ello, un periodista de Forbes tituló: «Estudio de la EPA: gana el fracking».

De acuerdo con Bloomberg, el equipo de revisión podría haber solicitado a la EPA que revocara su principal conclusión o que la aclarara señalando que los efectos «generalizados y sistémicos» derivados del fracking son relativos al número de pozos perforados.

La profesora de la Universidad Estatal de Pensilvania Elizabeth Boyer, miembro del Comité de Asesores Científicos, señaló que los principales problemas «generalizados y sistémicos» se mencionaron por encima y se interpretaron de muchas formas diferentes», de acuerdo con la información publicada en EnergyWire.

Algunos miembros del equipo también indicaron que se le debería conceder mayor peso a la «gravedad de los efectos a nivel local» en los suministros de agua.

Algunos abogados especializados en asuntos medioambientales quieren que en el documento final de la EPA se incluya más información de los «casos de gran repercusión mediática sobre contaminación causada por el fracking que inexplicablemente se han dejado de lado en el estudio», según la declaración de Wenonah Hauter, directora ejecutiva de la ONG Food & Water Watch, en la que hacía referencia a los lugares como Dimock, en Pensilvania; el condado de Parker, en Texas o Pavilion, en Wyoming.

Hauter añadió que la revisión oficial del estudio sobre el fracking y el agua potable realizada por el Comité de Asesores Científicos de la EPA «puede que parezca sorprendente, pero no debería provocar tal sorpresa para cualquiera que realmente leyera con atención el estudio original».

«Claramente existe una desconexión entre el giro en las primeras conclusiones de la EPA, en las que no muestras pruebas de efectos "generalizados y sistémicos” en el agua portable por culpa del fracking, y el contenido del estudio actual, del que se destacan la disponibilidad de pocos datos, las preguntas sin respuesta y una prueba clara de los impactos relevantes a nivel local», declaró Hauter. «Esta desconexión plantea importantes cuestiones sobre la manipulación política en las conclusiones científicas que se publicaron en el borrador del estudio».

Como cabía esperar, los peces gordos de las industrias del petróleo y del gas no están contentos con la revisión de la Comisión de Asesores Científicos. El presidente del Instituto Estadounidense del Petróleo Jack Gerard señaló como culpables de las críticas del equipo científico a los activistas medioambientales en contra de los combustibles fósiles.

«Debería restringirse a la ciencia», indicó Gerard en una rueda de prensa celebrada el pasado 5 de enero. «Hay un puñado de personas que no están contentas con el resultado y siguen basando sus acciones en la ideología y no en la ciencia».

La portavoz de la EPA Melissa Harrison contó a Bloomberg que la agencia empleará los comentarios del equipo de asesores, así como aquellos enviados por la población «para evaluar cómo incrementar y revisar la evaluación del borrador». Además, afirmó que «la evaluación final también reflejará los estudios relevantes que hayan visto la luz hasta el momento en el que se publicó la evaluación del borrador».

Hasta entonces, se ha publicado un nuevo artículo el 6 de enero en Journal of Exposure Science and Environmental and Epidemiology en el que solo se hace hincapié en las razones por las que resulta imprescindible realizar más evaluaciones sobre los fluidos extraídos a partir del fracking. 
 
Después de analizar 1021 elementos químicos empleados en la técnica del fracking, los investigadores de la Escuela de Salud Pública de Yale descubrieron que muchas de las sustancias se han asociado a problemas de salud relacionados con la reproducción o el desarrollo, y que la mayoría había infravalorado su toxicidad debido a la falta de información, según el estudio publicado en Phys.org.

El equipo de investigadores indicó en el artículo que se precisaba urgentemente de una mayor divulgación y de estudios epidemiológicos para evaluar las posibles amenazas para nuestra salud que provocan los elementos químicos localizados en los fluidos que se utilizan en el fracking y en las aguas residuales que origina este método.

Artículo publicado en EcoNews el 8 de enero de 2016


Traducción realizada por Ana Rubio Ruiz, miembro de Traductores en Acción, la red de traductores e intérpretes voluntarios de Ecologistas en Acción.