miércoles, 20 de mayo de 2015

Shell reconoce en documento interno que la temperatura del planeta puede aumentar 4ºC

Los ecologistas afirman que la presunción de un posible aumento de la temperatura mundial de hasta 4ºC desautoriza a las empresas multinacionales para hablar sobre el cambio climático
‘Shell No’ protesters take to the water on Saturday to protest near Royal Dutch Shell’s Polar Pioneer drilling rig near Seattle

La Royal Dutch Shell ha sido acusada de perseguir una estrategia que podría tener un impacto catastrófico sobre el cambio climático después de que en un documento interno se reconociera la posibilidad de que la temperatura mundial pudiera aumentar hasta 4ºC, el doble del nivel de seguridad estimado para el Planeta.

En un documento orientativo utilizado por la multinacional anglo-neerlandesa en la planificación de sus actividades empresariales de cara al futuro se admite que las emisiones de dióxido de carbono impedirán limitar la elevación de la temperatura a 2ºC, el límite acordado internacionalmente para evitar los casos generalizados de inundaciones, hambrunas y desertificación.


En vez de apoyarse en este umbral acordado, el documento New Lens Scenarios seapoya en una previsión de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), un organismo independiente, que apunta a una elevación de la temperatura de hasta 4ºC a corto plazo y a más largo plazo de hasta 6ºC.

Estas revelaciones han aparecido antes de la junta general anual de accionistas de Shell, que tuvo lugar el pasado martes en los Países Bajos, en la cual el grupo ha aceptado una resolución de los accionistas en la que éstos exigían más transparencia en relación con el impacto de las actividades del grupo en el cambio climático.

El domingo, centenares de ecologistas en Seattle se lanzaron al mar en kayaks, canoas y tablas de surf para protestar contra los controvertidos planes de la empresa de perforar en el Océano Ártico. La manifestación de protesta contra Shell se celebró en las inmediaciones de la plataforma de perforación Polar Pioneer propiedad de la empresa. Una de las pancartas decía: “No podemos quemar todo el petróleo en el Planeta y seguir viviendo en él.”

Ben van Beurden, Director General de Shell, ha afirmado en varias ocasiones que el gigante del sector de los combustibles fósiles es una empresa responsable que reconoce plenamente la necesidad de contrarrestar el calentamiento global provocado por las actividades humanas, que ha hecho una campaña a favor de la introducción de un impuesto sobre las emisiones de gases de efecto invernadero y que está concediendo menos prioridad al petróleo a favor de combustibles más limpios, como el gas.

Sin embargo, del análisis del documento “New Lens” sobre planificación elaborado por Shell se desprende la aceptación de un aumento de las temperaturas en el mundo a un nivel que, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, tendría un impacto grave y generalizado. Un aumento de 4ºC a escala mundial para 2100 provocaría una elevación del nivel del mar entre 52 cm y 98 cm, lo que provocaría inundaciones costeras generalizadas. También existiría un riesgo generalizado de extinción de especies animales y vegetales y la agricultura mundial se vería muy afectada. Además, una elevación media de 4ºC ocultaría impactos más graves a nivel local; por ejemplo, el Ártico y África Occidental y Septentrional podrían experimentar un calentamiento de hasta 10ºC.

El documento de Shell dice: “Ni nuestros escenarios (océanos y montañas) ni el escenario que plantean las nuevas políticas de la IEA (y la casuística y las perspectivas de nuestra demanda energética) limitan las emisiones con arreglo a los 2ºC calculados para 450 partes por millón (de Co2 en la atmósfera).”
 El texto añade: “Tampoco vemos que los gobiernos estén adoptando actualmente medidas coherentes con el escenario de los 2ºC.”

Los ecologistas afirman que estas presunciones socavan la capacidad de Shell para hablar con autoridad sobre el cambio climático.

Charlie Kronick, militante contra el cambio climático dentro del grupo de Greenpeace que participa en la campaña, dice que Shell y la IEA contemplaban la posibilidad de que se siguieran quemando combustibles fósiles, lo que daría lugar a elevaciones de la temperatura del Planeta de 3,7°C o 4°C a corto plazo y de 6°C a más largo plazo.

Kronick dice que Shell no parece darse cuenta de lo que podría ocurrir con sus actividades empresariales si el cambio climático se intensificara mucho más allá de los límites de seguridad, con todas las consecuencias negativas que ello tendría para la alimentación y el agua y, no digamos ya, para la energía a nivel mundial .

Louise Rouse, especialista en relaciones de inversión y consultora de Greenpeace, explica que el documento New Lens pone en tela de juicio la afirmación de Shell según la cual la prospección de petróleo y gas contribuye a elevar los niveles de vida en el mundo en desarrollo al suministrar la energía que necesitan las economías que se encuentran en un proceso rápido de expansión.

Según Louise  Rouse, hay, cuando menos, una incoherencia entre las empresas petroleras que, por una parte, pretenden estar a favor de los países en desarrollo, mientras que, por otra parte, persiguen activamente estrategias que podrían tener efectos catastróficos en el cambio climático, que, como ya sabemos, está teniendo graves consecuencias en el sur global.

La ONG Amigos de la Tierra en los Países Bajos, que ha realizado su propio examen de las actividades del grupo de empresas petroleras anglo-neerlandés, señala que la empresa ha asegurado a menudo que está abandonando las prospecciones petrolíferas a favor de energías más limpias, como el gas, pero en muchos casos se ha concentrado en las formas de gas más intensivas en carbono, como el gas natural licuado.

Las emisiones de dióxido de carbono generadas por las actividades de Shell han aumentado en 2014 y van a aumentar aún más cuando amplíe su negocio mediante sus planes de adquisición su competidora BG en una operación valorada en 47.000 millones de libras.

Shell se ha negado a comentar oficialmente los escenarios contemplados en New Lens pero los expertos de la industria del petróleo dicen que dichos escenarios no forman parte de un proyecto empresarial. En lugar de ello, representan “una cuantificación y unos supuestos plausibles” que tienen por objeto inducir a los directivos a considerar sucesos que podrían ser sólo remotamente posibles. El experto añade que los escenarios no se formularon para predecir eventos o resultados posibles en un futuro.

La serie Guardian’s Keep it in the Ground campaign pretende persuadir al Wellcome Trust y a la Fundación Gates para que se deshagan de sus participaciones en las empresas explotadoras de combustibles fósiles. De acuerdo con las últimas cifras disponibles, en septiembre de 2014 Wellcome poseía una participación de 142 millones de libras en la Shell, y la Fundación Gates, en el momento de presentar la declaración de la renta en 2013, poseía una participación de 6 millones de libras en esta empresa.

El grupo anglo-neerlandés afirma que la adquisición de BG ampliaría su presencia en las controvertidas actividades en aguas profundas – muchos de los recursos de combustibles fósiles del Planeta que aún no han sido explotados se encuentran actualmente en regiones oceánicas de difícil acceso – pero también dice que aumentaría su presencia en el sector del gas natural licuado, un combustible fósil más limpio que el petróleo.

Y la empresa añade: “Combinando la cartera de productos y las capacidades de BG con las capacidades de Shell podremos introducir un cambio radical en las prioridades de crecimiento de ambas empresas, y eso significa más actividades en aguas profundas y más GNL, sectores en los que poseemos grandes capacidades y un gran potencial de rentabilidad.”

Nota del editor: Este artículo forma parte de “Keep it in the Ground”, una campaña que the Guardian puso en marcha el pasado mes de marzo campaign launched by the Guardian in March instando al Wellcome Trust y a la Fundación Gates a deshacerse de sus inversiones en el sector de los combustibles fósiles. Hasta ahora han firmado nuestra petición our petition más de 200.000 personas. Según el Wellcome Trust y la Fundación Gates, ambas fundaciones seleccionan cuidadosamente las empresas en las que invierten para garantizar que su actuación sea coherente con sus objetivos. Este artículo y otros que se publicarán esta semana son fruto de las investigaciones realizadas por los reporteros de the Guardian sobre algunas de las empresas en las que invierten las fundaciones y que han revelado el impacto medioambiental y social de sus actividades  - Alan Rusbridger, redactor jefe de the Guardian.

Traducciçon del artículo"Shell accused of strategy risking catastrophic climate change" publicado el 18 de mayo de 2015 en The guardian