miércoles, 13 de mayo de 2015

Desde Sussex a España, cruzando fronteras para combatir el fracking


En esta entrada, Kathryn McWhirter de No Fracking in Balcombe Society, explica cómo comunidades de toda Europa están unidas detrás de una causa común--mantener a raya a las empresas de fracking.

El camino hacia el claro es escarpado y pedregoso, serpentea en un escuálido bosque, más allá de arroyos de montaña, pequeñas anémonas de los bosques azules y blancas y eléboros verde silvestres.
 
Eulalia Massana, la alcaldesa de la ciudad, está frente a nosotros en vaqueros y camiseta amarilla, con el cabello canoso recogido. "Permanezcamos en silencio, solo por diez segundos," nos dice.

Somos un parloteo de visitantes de toda Europa, y escuchamos el canto de los pájaros como si fuéramos uno. 
 
"Sabe", dice, "A menudo tratamos de justificar nuestra oposición al fracking mencionando el ruido, el tráfico intenso, la contaminación del aire y del agua, los residuos tóxicos-- pero lo más importante es intangible. Es la paz y belleza del lugar. Y no dormiremos hasta asegurarnos de que quienes nos gobiernan lo tengan en cuenta."

Este lugar es Riudaura, una pequeña comunidad en el noreste de España, epicentro, según dicen, de la lucha española contra el fracking. 
 
En 2011, llegaron visitantes de Teredo Oils Ltd, una empresa del Reino Unido que pretendía explotar las presuntas reservas de gas y petróleo del área. 
 
"Era surrealista," dice Eulalia. "Él nos dijo: 'No se preocupen, solo vamos a instalar dos pequeñas tuberías en el suelo.' Si encontraban gas, le dijo al consejo municipal, sería interesante. Pero si encontraban gas él nos haría ricos. Riudaura se convertiría en el Texas de España, ¡un exportador de petróleo!... ¡No nos gustó su actitud! ¡Esas eran nuestras granjas, nuestra tierra, nuestro país!"

La ciudad se puso a trabajar. Se organizaron comités, dedicados a diferentes áreas de investigación y acción. Recibieron consejos técnicos, consultaron a geólogos locales y comenzaron a descubrir las consecuencias del fracking para el ambiente, la salud y el acuífero considerando la composición geológica con gran cantidad de fallas de la cuenca volcánica al pie de los Pirineos. 
 
Descubrieron que el gobierno de Cataluña en Barcelona había otorgado una concesión petrolera de 50,000 hectáreas al "hombre de la pequeña tubería". Una evaluación de impacto ambiental no estaba en los planes y los datos sísmicos de la década de 1960 serían suficientes para guiar las perforaciones. Pero según el gobierno regional se trataba solamente de exploración, y no había nada para preocuparse. 
 
En abril de 2012, llegaron hombres con sombreros vaqueros, comenzaron a realizar prospecciones, y a explicar que determinadas viviendas tendrían que ser demolidas porque los vehículos pesados no podían pasar. Ellos perforarían un pozo de 800 metros de profundidad y luego brazos laterales de un km y medio cada uno. Para el agua de fracking harían un pozo. Y si el pozo no producía lo suficiente para agrietar la roca, usarían cisternas para transportar agua de mar.

Se tardó un año de lobby y campañas para conseguir que el gobierno de Cataluña cancelara el permiso otorgado a Teredo para realizar operaciones de fracking en Riudaura.

De vuelta en la ciudad, donde las camisetas amarillas llevan la consigna en catalán Ni aqui, ni enlloc (Ni aquí, ni en ningún lugar), el carpintero retirado Ramón Marguí explica que "Riudaura es muy pequeña, tiene solo 400 habitantes. Todos estamos juntos en esta lucha-- incluyendo al propietario de la tierra. Y ahora que hemos ganado aquí, queremos mantener el fracking fuera del resto de Cataluña, y del resto de España, porque en Madrid el gobierno quiere imponerlo por la fuerza."

Le conté lo mucho que se parece a Balcombe, la ciudad en West Sussex donde ciudadanos como yo han estado combatiendo el fracking. El ayuntamiento local no nos dijo nada. Leimos en un periódico nacional que una empresa petrolera planeaba realizar perforaciones en nuestra ciudad. Ahora existe un clima combativo en Balcombe, y tenemos también nuevos amigos, reuniones y fiestas. También nos aventuramos allá afuera, más allá de nuestros patios traseros vinculándonos con otras comunidades que luchan contra el fracking. 
 
Eulalia está aquí. "Manténganse unidos," dice. "Establezcan una línea que no puedan cruzar. Tengan confianza en que pueden detenerlo. Y háganlo."

Fuera del ayuntamiento, una larga hilera de paneles solares de la misma extensión del patio de juegos es otro recordatorio de Balcombe. Acabamos de instalar paneles en un establo, y los próximos serán dos techos de escuela, y tenemos un plan de generar la electricidad que consume la ciudad. La cooperativa de energía RepowerBalcombe ha sido nuestro antídoto contra la ira del fracking. Pero la amenaza del fracking es más fuerte que nunca y ya hemos trazado nuestra línea.