Chevron anunció el viernes que
abandonaría sus esfuerzos para encontrar y producir gas natural de esquisto en
Polonia, en el que es quizá el mayor tropiezo en los incipientes esfuerzos por
empezar una industria europea de petróleo y gas de esquisto que podría ayudar a
reemplazar los menguantes recursos combustibles de la región.
El desarrollo del esquisto en Estados Unidos ha
sido una de las razones por las que la industria energética norteamericana ha
experimentado un renacimiento en los últimos años. Tanto es así que ha
contribuido al excedente global que ha propiciado la bajada de precios del
petróleo. Pero Europa, que depende en gran medida de los combustibles
importados, ha tenido problemas para empezar con el esquisto, por razones
geológicas, medioambientales y políticas.
Chevron anunció que abandonaba el proyecto en
Polonia el mismo día que publicó un informe en el que quedaba patente que en el
cuarto trimestre de 2014 sus ganancias habían caído hasta un 30% en comparación
con el año anterior, hasta 3500 millones de dólares. La empresa culpaba en gran
medida al bajo precio del petróleo.
De todas las compañías petrolíferas
internacionales Chevron fue la que más se comprometió en Europa, centrando sus
esfuerzos en el este. Excavó varios pozos exploratorios en Polonia y Rumanía,
al mismo tiempo que firmaba acuerdos en Ucrania y Lituania.
Chevron anunció en un comunicado que no
seguiría con sus operaciones en Polonia “puesto que las oportunidades aquí ya
no compiten de forma favorable con otras oportunidades en la cartera de valores
global de Chevron”. La compañía añadió que todavía está valorando los
resultados de su pozo exploratorio en Rumanía.
Chevron, que ya se ha retirado de Lituania,
mantiene una oficina en Ucrania. Pero esa operación se encuentra en un punto
muerto con el gobierno de Kiev.
La retirada de Polonia por parte de la compañía
refleja las presiones que hay sobre las empresas petrolíferas para recortar el
gasto tras la caída del 60% en los precios del petróleo. Pero los esfuerzos en
Europa también se han visto frustrados por la geología y la dura oposición
pública que esgrime argumentos medioambientales. La extracción de petróleo y
gas de esquisto implica el uso de una técnica conocida como fracturación
hidráulica, o simplemente fracturación.
Este proceso consiste en hacer estallar agua,
arena y productos químicos en formaciones rocosas subterráneas para liberar el
petróleo o el gas. Este proceso de perforación es muy controvertido porque,
según temen los grupos ecologistas, supone un riesgo para el suelo y el agua
subterránea, y para la salud humana.
En Europa la historia del esquisto es la de
mucho hablar y poco hacer. En Gran Bretaña, donde el gobierno del primer
ministro David Cameron ha intentado dar un empujón a la industria, los
esfuerzos por perforar han desatado el escepticismo de los departamentos de
urbanismo así como ruidosas protestas ocasionales.
Francia, que tiene una geología prometedora,
mantiene la prohibición sobre la fracturación. Alemania, también considerada un
centro potencial de esquisto, todavía no ha dado luz verde a la exploración
necesaria para confirmar si la geología del país es tan prometedora como se
esperaba.
El gas y petróleo de esquisto han dado la
vuelta a la industria energética de Estados Unidos, ayudando a aumentar la
producción nacional de petróleo alrededor de un 80% en los últimos siete años.
Pero muy pocos países tienen los ingredientes
que han hecho que el esquisto funcione en Norteamérica, como el sistema de
propiedad del terreno que compensa a los propietarios por la producción de lo
que se encuentra en su territorio. Además, Estados Unidos posee un sistema
legal y fiscal que anima a la producción y proporciona permisos puntuales.
También tiene una industria de servicios de petróleo y gas que es madura y
puede proporcionar servicios como perforaciones y fracturación hidráulica de
forma rápida y a un precio modesto.
En los resultados financieros expuestos el
viernes, Chevron anunció que sus ganancias en su unidad central de exploración
y producción cayeron 2200 millones de dólares en el cuarto trimestre en
comparación con el año anterior, compensando una mejora de su actuación en
marketing y refinamiento.
Chevron es la última compañía en dejar Polonia.
Antes que ella ya lo habían hecho Exxon Mobil, la italiana Eni y otras empresas
más pequeñas.
Al principio de esta década, Polonia parecía el
país con mejores oportunidades de Europa para poner en práctica las lecciones
aprendidas en Estados Unidos. Aunque en este país europeo apenas había habido
perforaciones de exploración, tiene grandes formaciones de esquisto que en
teoría parecía que podrían producir grandes cantidades de gas natural.
Además, Polonia
tenía incentivos políticos para desarrollar una industria del esquisto que
redujera su dependencia del gas que importa de Rusia.
Pero hasta ahora Polonia sólo se ha añadido a
la lista de experiencias costosas. Se han perforado 68 pozos en busca de
recursos de esquisto, pero ninguno está en producción, según Grzegorz
Pienkowski, uno de los directores del Instituto Geológico Polaco en Varsovia.
Pienkowski dijo en una revista que las rocas
con las que se toparon las perforadoras eran muy difíciles de romper. Al
contrario de las formaciones de esquisto en Estados Unidos, que son frágiles y
fáciles de romper por su contenido en carbonato de calcio, el esquisto polaco
era plástico y difícil de fracturar. Además, algunas de las estructuras tenían
material arcilloso que se expandía al entrar en contacto con el agua, interrumpiendo
la corriente de agua.
También señaló que los pozos excavados en
Polonia hasta ahora constituían una diminuta fracción de los excavados en
Estados Unidos, y que las pocas perforadoras que seguían trabajando sabían
ahora cómo dirigir mejor sus esfuerzos, dando algo de esperanza para su éxito
en el futuro.
Pienkowski reconoció que en el mejor de los
casos Polonia podría tener algunas áreas de producción “aisladas” más que un
gran anillo de extracción continuada de esquisto, como se esperaba en un
principio. La industria ha aprendido “una dura lección que ha costado mucho
dinero”·
Traducido del artículo "Chevron to Abandon Shale Natural Gas Venture in Poland", publicado el 30 de enero de 2015 en The New York Times, y traducido por Lucía Candela Gutiérrez para
Ecologistas en acción.