Quemar
las reservas fósiles probadas aumentaría la temperatura global más
de 3ºC. 
Ya
 se sabía, pero los datos más recientes lo corroboran: no tiene
 sentido seguir buscando combustibles fósiles porque ni siquiera se
 deberían quemar gran parte de las reservas disponibles si queremos
 evitar un cambio climático catastrófico. Esta situación resta
 relevancia al debate sobre el pico del petróleo y pone el foco en
 otro lugar: el papel de las compañías energéticas privadas, que
 se siguen lucrando con unas reservas que no deberían poder extraer,
 y la urgencia absoluta de que los Gobiernos lleguen a un acuerdo
 vinculante que limite drásticamente las emisiones.
 Si de aquí a
 final de siglo la concentración de CO2 eq (equivalentes de dióxido
 de carbono) en la atmósfera se mantiene entre 430 y 480 ppm [1],
 entonces tendremos un 66% de probabilidad de contener el aumento
 global de temperatura por debajo de 2 ºC. Ese es el umbral a partir
 del cual el cambio climático (que ya sucede) podría tomar un cariz
 mucho más severo e irreversible. Hay consenso científico al
 respecto [2].
 Obviemos que ese porcentaje suena demasiado parecido a jugársela a
 cara o cruz, al aceptar un 34% de probabilidad de que ocurra lo
 contrario. Y obviemos también que cada vez más científicos
 apuestan por establecer un umbral de seguridad más bajo aún [3].
 Porque al fin y al cabo lo que tenemos en mano es un acuerdo
 internacional firmado en Cancún (México) en 2010 por los Gobiernos
 para no sobrepasar el aumento de esos 2 ºC a final de siglo
 respecto a los niveles preindustriales [4].
 La Universidad
 de San Diego (EE UU) mide las concentraciones de CO2 en la atmosfera
 en la estación de Mauna Loa (Hawai) desde 1958 (Curva de
 Keeling) [5].
 El 14 de mayo de 2013 por primera vez se registró en esta estación
 la icónica cifra de 400 ppm [6].Y
 en abril de este año, las concentraciones mensuales de CO2 [7]
 en la atmósfera ya superaron esta cifra para todo el hemisferio
 norte [8].
 La tasa de crecimiento de la Curva ha sido aproximadamente de 2 ppm
 cada año como promedio durante la última década. Es importante
 recordar que hay un lapso de tiempo hasta que la temperatura global
 responde o se pone al día con el CO2 que los humanos ya hemos
 añadido a la atmósfera, por lo que las temperaturas seguirán
 aumentando durante muchos años después de que la cantidad de CO2
 atmosférico se estabilice.
Presupuesto
 de carbono
La
 foto anterior nos aboca a la gran pregunta: ¿cuánto CO2 podemos
 todavía emitir a la atmósfera sin que crucemos ese umbral de los 2
 ºC a final de siglo? O en términos más economicistas ¿qué
 presupuesto de carbono nos queda?
 Los
 climatólogos del IPCC cifraron en otoño de 2013 esa cantidad en
 3.670 Gt [9]
 de CO2 [10]
 (para un 66% de probabilidad de conseguir el objetivo de 2 ºC). Y
 al parecer, desde el comienzo de la revolución industrial hasta
 2011, ya habíamos emitido algo más de la mitad (1.890 Gt), lo cual
 arroja un presupuesto restante de 1.780 Gt. Según el IPCC el
 presupuesto disponible se encoge aún más, hasta las 1.010 Gt, si
 le hacemos sitio en el cálculo al calentamiento procedente de gases
 diferentes del CO2 (metano, óxido nitroso, CFC...) [11].
 Si mantenemos el ritmo actual de emisión de más de 30 Gt al año,
 podemos seguir emitiendo CO2 solo durante los próximos 25-30 años
 aproximadamente.
Sin
 embargo, si contabilizamos el CO2 incorporado en todas las reservas
 de combustibles fósiles ya conocidas y probadas actualmente, que
 aún no han sido extraídas, el potencial de emisión es de 2.860
 Gt. Contrastando ambas cifras queda claro que no podemos utilizar
 todos los combustibles fósiles que nos quedan porque la emisión de
 CO2 a la atmósfera que ello implicaría superaría con creces el
 presupuesto del que disponemos. La Agencia Internacional de la
 Energía (AIE) ya avanzó en su informe de 2012 que para cumplir los
 compromisos climáticos, al menos dos terceras partes de las
 reservas tendrían que quedarse bajo tierra [12].
Una
 apreciación: estas cifras no solo deberían servir por si solas
 para aparcar cualquier apuesta política por la búsqueda de nuevas
 reservas de combustibles fósiles –como las de gas de esquisto en
 toda Europa, o las prospecciones petrolíferas de Canarias o el
 Mediterráneo–, sino que convierten en estéril el debate sobre el
 pico del petróleo [13].
 Aunque algunos autores se empeñen en negar su relevancia
 argumentando la capacidad de la innovación tecnológica para
 retardar su llegada hasta un futuro muy lejano, tendrán que
 convenir en la irresponsabilidad que supone seguir apoyándonos en
 una fuente energética que, si nos queda algo de cordura, no podemos
 seguir usando. El primer factor limitante en este caso no parece que
 vaya a llegar por el lado de la disponibilidad de recursos sino por
 el de la posibilidad de utilizarlos.
Coincidencia
 en las cifras
 Además del
 informe del IPCC, existen otros estudios que manejan presupuestos
 muy similares, con diferentes horquillas de cifras en función de la
 probabilidad de lograr el acuerdo de 2 ºC de Cancún. Así, Carbon
 Tracker y el Grantham Research Institute for Climate Change and the
 Environment calcularon en 2013 que disponemos de un presupuesto de
 900 Gt de CO2 de aquí a mitad de siglo para tener un 80% de
 probabilidades de mantener el aumento por debajo de los 2 ºC,
 mientras que se podrían emitir hasta 1.075 Gt de CO2 si nos
 conformamos con un 50% de probabilidades de conseguir dicho
 objetivo [14]
 (ver tabla 1). Este presupuesto asume un escenario en el que se
 producirían grandes avances de reducción en la emisión de otros
 gases de efecto invernadero (como el metano) respecto a los niveles
 actuales. Sin embargo, considerando los datos más recientes sobre
 las emisiones de metano, no parece que podamos ser muy
 optimistas [15])
 ha revisado el potencial de calentamiento del metano, concluyendo
 que también es mayor de lo que pensábamos hasta ahora. Para más
 información consultar: “El gas que ralentiza” Samuel
 Martín-Sosa, Energías Renovables, junio 2014.]].
Tabla
 1. Diferentes presupuestos de CO2 en relación a la probabilidad de
 aumento de temperatura
| Aumento máximo de temperatura | Presupuesto de CO2 para el período 2013-2049 [16] (Gt CO2) | |
| Probabilidad de no exceder el umbral de temperatura (ºC) | 50% | 80% | 
| 1,5 | 525 | - | 
| 2,0 | 1.075 | 900 | 
| 2,5 | 1.275 | 1.125 | 
| 3,0 | 1.425 | 1.275 | 
Reelaborado
 a partir de [24]
Ante
 semejante panorama, la tentación de implorarle a la tecnología una
 solución mágica está cantada. De hecho la AIE muestra la ventana
 de la Captura y Almacenamiento de Carbono (CAC) como la opción para
 no tener que dejar esas reservas bajo tierra [12].
 Sin embargo, los proyectos de CAC parecen hacer aguas [17],
 y aun asumiendo el escenario idealizado de desarrollo de la CAC
 sugerido por la AIE, los datos indican que solo aportarían un
 presupuesto adicional de CO2 de 125 Gt [14],
 con lo que la foto no cambia sustancialmente.
¿En
 manos de quién está ese CO2?
Hemos
 dicho que si quemáramos todas la reservas a día de hoy conocidas y
 probadas (1P) [18],
 se emitirían 2.860 Gt de CO2 a la atmósfera. Esto es suficiente
 para producir un aumento de 3 ºC de la temperatura global. Pero,
 ¿quién tiene esas reservas?
La
 mayoría de las reservas están en manos de Gobiernos. Si traducimos
 las reservas en emisiones de CO2, según Carbon Tracker el potencial
 de emisión en manos de compañías privadas es tan solo de unas 762
 Gt. Aun así, si lo comparamos con el presupuesto total de 900 Gt de
 CO2 calculado en ese estudio, y asumimos que las empresas privadas
 pretenderán quemar todas sus reservas probadas, eso deja muy poco
 margen para las reservas de propiedad estatal.
Más
 allá de las reservas probadas, si consideramos también aquellas
 que las compañías esperan poder desarrollar pronto (reservas
 2P) [19],
 vemos que el potencial de emisión de CO2 en manos privadas es mayor
 todavía. Si todas estas reservas 2P se desarrollan comercialmente
 el potencial de emisión de CO2 en manos privadas se doblaría hasta
 1.541 Gt.
Podemos
 por tanto decir, que si se cumplen los planes que actualmente tienen
 las compañías energéticas en cuanto a explotación y desarrollo
 de reservas fósiles, las emisiones que se producirán (1.541Gt CO2)
 no solo superarán el presupuesto que teníamos para conservar tan
 solo un 50% de probabilidades de conseguir el objetivo de los 2 ºC
 (1.075 Gt CO2) sino que superarán la cantidad necesaria para
 provocar un aumento de temperatura superior a los 3 ºC (1.425 Gt
 CO2) (ver tabla 1). Y eso considerando que los Gobiernos, por
 responsabilidad climática, dejaran sus reservas en el subsuelo sin
 tocar.
Una
 burbuja de carbono
Si
 prorrateáramos el presupuesto total de carbono entre los
 propietarios de las reservas probadas (Gobiernos y empresas), las
 empresas tendrían derecho a emitir tan solo unos 125-275 Gt de CO2
 (es decir un 20-40% de su potencial actual –762 Gt–). Ante
 semejante panorama cabe preguntarse si los accionistas de dichas
 empresas saben que el 60-80% de las reservas de gas, carbón y
 petróleo en la cartera de su compañía no se podrán quemar nunca.
 Podría pensarse que existe un desconocimiento en los mercados
 financieros sobre el valor real de las compañías energéticas;
 muchos productos financieros importantes como las pensiones están
 ancladas a unas reservas que de forma razonable nunca podrán
 explotarse [20].
El
 cortoplacismo endémico de los mercados financieros no permite
 considerar los riesgos inherentes de unos activos que, si
 pretendemos que los compromisos climáticos se lleven a la práctica,
 se han convertido en tóxicos u obsoletos al perder su valor [21].
 Se asume implícitamente, basándose en los comportamientos pasados
 del mercado, que las empresas seguirán ad infinitum desarrollando y
 vendiendo combustibles fósiles y que el capital obtenido se
 utilizará para reemplazar las reservas con nuevos descubrimientos.
 Las reservas están en el subsuelo pero su valor ya se vende en la
 superficie. Un análisis del HSBC sugiere que la valoración de las
 acciones podría reducirse un 40-60% en un escenario de bajas
 emisiones. Pende por tanto sobre los inversores la amenaza de una
 burbuja de carbono que inexorablemente estallará si se quiere
 limitar realmente las emisiones.
 Hay informes
 que sugieren que tomando medidas encaminadas a una mayor regulación
 y supervisión de los mercados se podría reconducir paulatinamente
 la situación, produciendo una reubicación del capital de los
 inversores en activos bajos en carbono [22].
 Algunas ciudades importantes como San Francisco, Seattle o
 Vancouver, ya sea por prudencia financiera o por responsabilidad
 política, han iniciado procesos para desinvertir en combustibles
 fósiles [23].
Sin
 embargo, esta no parece ser la tendencia general. En 2012 las
 empresas de gas y petróleo se gastaron 647.000 millones de dólares
 en buscar nuevas reservas y en el desarrollo de tecnología
 extractiva, y se prevé que en la próxima década se gasten un
 total de 6 billones de dólares [24].
 Un camino diametralmente opuesto al necesario para avanzar hacia las
 renovables, cuya inversión descendió en EE UU en 2013 un 5%
 respecto al año anterior [25].
 Las compañías energéticas actúan como si fueran a poder quemar
 todas esas reservas porque realmente no hay nada sobre la mesa que
 se lo impida. Corresponde a los Gobiernos actuar en consonancia con
 los datos científicos y poner en marcha medidas firmes para
 producir una transición energética urgente, para la cual queda
 cada vez menos tiempo.
Notas
[1]
 Partes por millón.
[2]
 The Physical Science Basis, AR5, WG1, IPCC 2013
 http://www.ipcc.ch/report/ar5/wg1/
[3]
 “UN’s 2C target will fail to avoid a climate disaster,
 scientists warn”, The Guardian, 3 dic 2013
 http://www.theguardian.com/environm...
[4]
 Acuerdos de Cancún, NNUU, 2010 http://cancun.unfccc.int/
[6]
 Heat-Trapping Gas Passes Milestone, Raising Fears
 http://tinyurl.com/ccfnkpk
[7]
 Hablamos aquí solo de CO2, no de CO2 equivalentes. Esto es
 relevante porque hay que añadirle la contribución de otros gases
 de efecto invernadero como el metano, que es y será cada vez mayor
 en un contexto energético de fuerte apuesta por el gas natural (ver
 nota 16).
[8]
 Las concentraciones de CO2 superan 400 partes por millón en todo el
 hemisferio norte. Organización Meteorológica Mundial, 26 mayo
 2014. http://www.wmo.int/pages/mediacentr...
[9]
 Gt, gigatoneladas: Miles de millones de toneladas.
[10]
 The Physical Science Basis, Informe del grupo de Trabajo 1 del IPCC,
 Informe de la quinta evaluación, Resumen para políticos, pág. 27
 sept 2013 http://www.climatechange2013.org/im...
[11]
 Este dato proviene de la estimación científica de que en un
 escenario de aumento de 2 ºC, un 0,4 ºC de aumento provengan de
 gases diferentes al dióxido de carbono, lo cual deja un aumento de
 1,6 ºC que será provocado por el CO2, correspondiéndose con una
 cantidad de 2.900 Gt de dicho gas.
[12]
 World Energy Outlook 2012, Resumen Ejecutivo, Agencia Internacional
 de la Energía http://www.iea.org/publications/fre...
[13]
 El cénit del petróleo y de los combustibles fósiles y sus
 críticos. Antonio García-Olivares, 2014
 http://crashoil.blogspot.com.es/201...
[14]
 Unburnable carbon 2013: Wasted capital and stranded assets, Carbon
 Tracker Initiative and Grantham Research Institute on Climate Change
 and the Environment, 2013 http://www.carbontracker.org/site/w...
[15]
 Cada vez más estudios apuntan a que las emisiones reales de metano,
 particularmente en las explotaciones de gas natural –en auge a
 causa del fracking–, son bastante superiores a lo estimado, al
 tiempo que el IPCC (ver nota [[<10>
[16]
 Es importante resaltar que la práctica totalidad de esa emisión de
 CO2 a la atmósfera “debe” producirse durante la primera mitad
 de siglo. En la segunda mitad, según el estudio de Carbon Tracker,
 apenas se podrían emitir 75 Gt de CO2 (si queremos conservar un 80%
 de posibilidades de no superar el aumento de 2 ºC), lo que equivale
 a dos años de emisión a los niveles actuales.
[18]
 Reservas Probadas (1P) se refiere a yacimientos para los cuales
 existe un 90% de probabilidad de que puedan ser extraídos de manera
 rentable. Ver: Gas de esquisto en España, Jesús Garijo, El
 Ecologista 77
[19]
 Reservas Probadas y Probables (o reservas 2P): yacimientos para los
 cuales existe un 50% de probabilidad de que puedan ser extraídos de
 manera rentable (ver referencia de nota 18).
[20]
 Unburnable carbon: Rational Investment for sustainability, NEF, 2012
 http://b.3cdn.net/nefoundation/4335...
[21]
 Los accionistas miran con lupa el rendimiento de su cartera respecto
 a un determinado parámetro, sin prestar atención al valor
 fundamental del activo, que está en riesgo en la transición a una
 economía baja en carbono.
[22]
 Stranded Carbon Assets. Why and how risks should be incorporated in
 investment analysis. Generation Foundation, 2013
 http://genfound.org/media/pdf-gener...
[23]
 Divestment may protect from 40-60% overvaluation of fossil fuel
 stock. http://tinyurl.com/o4wshfz
[25]
 El fracking absorbe la inversión de las renovables en EE UU.
 http://fractura-hidraulica.blogspot...
Artículo publicado en Septiembre de 2014 en la Revista Ecologistas
 

 
