viernes, 27 de junio de 2014

La regulación del gas de esquisto en el Reino Unido y los efectos de la fracturación hidráulica para la salud

Artículo publicado por Michael Hill en The Lancet el 20 de junio de 2014
 Deseo expresar mi profunda preocupación por el comentario de Sari Kovats(1) y sus colegas (1 de marzo, p. 757), dado que me parece que podría malinterpretarse (aunque no sea esa la intención). Si bien es cierto que el Gobierno del Reino Unido ha afirmado que acepta las recomendaciones del Grupo de Trabajo de la Royal Society and Royal Academy of Engineering sobre la extracción del gas de esquisto (2), la realidad es que solo se ha aplicado plenamente una de ellas (3); una sola recomendación de las diez formuladas en dos años. Otras recomendaciones se han ignorado o se ha hecho justamente lo contrario. Insté al Gobierno a que pidiera a su propio asesor científico que formulara sus observaciones sobre el informe (4). Aunque el Gobierno ha afirmado ahora que admite todas las recomendaciones, en el Departamento de Energía y Cambio Climático la realidad sobre el terreno no concuerda con la teoría(5).


El comentario de Kovats (1) y sus colegas se basa excesivamente en lo que debería hacerse y en lo que podría ser importante y confunde las mejores prácticas con la realidad.


Tenemos que empezar a informar a los reguladores y a la industria de lo que es importante y de lo que se debe hacer para gestionar los riesgos y para que éstos sean los menores posibles en la medida de lo razonable. Actualmente eso no es así. Aunque la fracturación hidráulica en el Reino Unido podría estar en sus inicios, en los Estados Unidos ya se han perforado más de un millón de pozos y se ha recopilado un gran volumen de datos antes, durante y después de las operaciones de fracturación hidráulica. De los resultados de una serie de estudios llevados a cabo recientemente en los Estados Unidos se desprende la existencia de un mayor riesgo de incidencia de problemas de salud (por ejemplo, defectos cardiacos congénitos y puntuaciones bajas en el test de Apgar) entre las personas que residen en las proximidades de las explotaciones de gas natural (dentro de un radio aproximado de 16 km) (6,7). Estas conclusiones preliminares deben confirmarse y analizarse más detenidamente en estudios prospectivos de gran alcance; podría ser irresponsable que en el Reino Unido se planteen nuevas operaciones de fracturación hidráulica (de prospección o de otra naturaleza) hasta que no se hayan realizado dichos estudios prospectivos y se hayan determinado los efectos de la fracturación hidráulica para la salud.


En el Reino Unido ya se han efectuado operaciones de fracturación hidráulica y se van a reanudar a finales de este año (cuatro pozos en Roseacre y otros cuatro en Little Plumpton, en la costa de Fylde) en zonas muy próximas a grandes poblaciones urbanas. En estas operaciones se utilizaran aproximadamente 22 millones de litros de fluido de fracturación por pozo y se dejarán en el subsuelo (libres para migrar) unos 88 millones de litros de residuos de fracturación hidráulica con contenido de plomo, arsénico, cadmio y otros materiales en concentraciones mucho más elevadas que las que se encuentran en el agua potable (8). Esto sucede incluso cuando no se añaden sustancias químicas en la superficie. Tampoco deberían ignorarse los efectos del movimiento de camiones, la combustión en antorcha, el tratamiento de los residuos de la fracturación hidráulica, los compresores, la contaminación acústica, los generadores, los registros de pozos y las operaciones de perforación, entre otras cosas.



La necesidad de normas específicas y de una estricta vigilancia de su cumplimiento a cargo de un organismo independiente y competente es evidente. Pero no existe tal organismo ni tampoco se prevé la aplicación de normas eficaces. Los actuales reguladores están en proceso de disgregación — reestructuración (División de Seguridad Mar Adentro) o reducción (la Agencia de Medio Ambiente va a prescindir de un 15% de su personal antes de 18 meses) — y, por otra parte, todas las nuevas normas relativas al gas de esquisto se enfrentan a una enérgica oposición por parte del Gobierno del Reino Unido. Optan por legislar para facilitar la fracturación hidráulica a los operadores pero no la hacen más segura para el público.



El comentario de Kovats (1) y sus colegas podría mal interpretarse porque da a entender que la industria está regulada y el Gobierno lo tiene todo controlado—y no está regulada ni bajo control. La realidad de la regulación del gas de esquisto en el Reino Unido queda muy lejos de las mejores prácticas a las que se refiere el comentario (1) y también lejos de las que se necesitan para proteger al público y al medio ambiente en un país tan densamente poblado como el Reino Unido.



Soy un asesor experto de la Comisión de la Unión Europea sobre las Mejores Técnicas de Referencia Existentes de Gestión de Residuos y Residuos Rocosos y declaro que no estoy involucrado en ningún conflicto de intereses.

1 Kovats S, Depledge M, Haines A, et al. The health implications of fracking. Lancet 2014; 383: 757-758. Full Text | PDF(598KB) | PubMed
2 Royal Society, Royal Academy of Engineering. Shale gas extraction in the UK: a review of hydraulic fracturing, June 2012. London: Royal Society and Royal Academy of Engineering, 2012.
3 Hill M. Brief review of the Royal Society/Royal Academy of Engineering report and the present position of shale gas regulation. http://www.shalegasoffice.co.uk/downloads/all/d5776aee1401797912.pdf. (accessed June 3, 2014).
4 MacKay DJC, Stone TJ. Potential greenhouse gas emissions associated with shale gas extraction and use. https://www.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/237330/MacKay_Stone_shale_study_report_09092013.pdf. (accessed June 3, 2014).
5 Department of Energy and Climate Change. The Government's response to the MacKay-Stone report. https://www.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/305811/140424_MacKay_Stone_Response_.pdf. (accessed June 3, 2014).
6 McKenzie LM, Guo R, Witter RZ, Savitz DA, Newman LS, Adgate JL. Birth outcomes and maternal residential proximity to natural gas development in rural Colorado. Environ Health Perspect 2014; 122: 412-417. PubMed
7 McKenzie LM, Witter RZ, Newman LS, Adgate JL. Human health risk assessment of air emmissions from development of unconventional natural gas resources. Sci Total Environ 2012; 424: 79-87. PubMed