Después de que lo
hiciera Donald Tusk, Primer Ministro de Polonia, ahora le toca a
David Cameron aprovechar la oportunidad y promover una visión de la
seguridad energética de la Unión Europea que encaja claramente con
los propios objetivos energéticos del Reino Unido. En un texto
oficioso que se ha filtrado, al que ha tenido acceso Energy Post, el
Primer Ministro británico define lo que desea que acuerden los
líderes comunitarios en su próxima cumbre, que se celebrará en
Bruselas en el mes de junio.
Son los países menos
dependientes del gas ruso los que están pasando a la ofensiva en el
debate, recientemente intensificado, sobre la seguridad del
suministro que tiene lugar actualmente en Bruselas. Primero fue
Polonia
(el gas constituye el 13% de su combinación energética, aunque un
60% de la misma procede de Rusia), y ahora le toca el turno al Reino
Unido. En un texto oficioso que se ha filtrado, el Primer Ministro
del Reino Unido, David Cameron, establece una serie de medidas sobre
las que desearía que los líderes de la UE llegaran a un acuerdo
cuando se reúnan próximamente en Bruselas los días 26 y 27 de
junio. Cabe suponer que en esta cumbre se va a hablar de los planes
de la UE en relación con una estrategia sobre el cambio climático y
la energía para 2030, el alza de los precios de la energía y la
competitividad industrial, y ahora, tras la crisis de Ucrania, la
seguridad del suministro. La Comisión Europea debe presentar un plan
para reducir la dependencia energética.
La política en
materia de cambio climático al rescate
Al parecer, en su última
cumbre de marzo,
los líderes comunitarios no lograron establecer la conexión entre
la mejora de la seguridad energética y el conjunto de medidas para
2030 como un medio para lograr dicha seguridad – por ejemplo,
mediante la promoción de las energías renovables y la eficiencia
energética. El Reino Unido – que desde hace tiempo viene
defendiendo abiertamente un objetivo de reducción de las emisiones
de un 40% en la Unión Europea para 2030 – se propone cambiar de
posición. “Para que la UE lleve a cabo con éxito un cambio
estratégico en su dependencia de una sola fuente de suministro de
gas, todas las medidas deben integrarse en un marco a largo plazo.”
El Reino Unido considera que este marco debería ser la política de
la UE a largo plazo en materia de energía y cambio climático.
El Reino Unido reitera
sus llamamientos a favor de un objetivo de reducción de las
emisiones de un 40%, un régimen de comercio de derechos de emisión
con un precio “fuerte” para el carbono y sin sub-objetivos para
las energías renovables y la eficiencia energética [que] podrían
menoscabar la flexibilidad nacional para desarrollar de forma
rentable una combinación energética diversificada, segura y
sostenible”. Alega que el conjunto de medidas para 2030 puede
aumentar la seguridad energética promoviendo la explotación de una
variedad diversificada de fuentes de energía con bajo nivel de
emisiones de carbono” – energías renovables, energía nuclear y
captura y almacenamiento de carbono (CAC). Los líderes deben
explicar claramente que estas fuentes autóctonas – y aquí el
Reino Unido añade el gas de esquisto – tendrán el apoyo de la
Comisión “incluidas, en caso necesario, las ayudas estatales”, y
que “no se promulgará ningún instrumento legislativo que
constituya una amenaza [para las mismas]”.
Dicho de otra forma,
piden que se dé luz verde a las subvenciones públicas para el nuevo
reactor nuclear de Hinkley Point C
– de los resultados de un análisis inicial de la Comisión se
desprende la existencia de un conflicto grave con las normas de la
Unión Europea relativas a las ayudas estatales – y que no se
aprueben directivas de la UE sobre el gas de esquisto. En relación
con este ultimo, la Comisión se ha limitado hasta el momento a
publicar una Recommendación
con una serie de principios rectores para la prospección y la
producción, pese a que su departamento de medio ambiente ha
detectado posibles lagunas en la legislación de la UE para controlar
los efectos del gas de esquisto. Mientras tanto, la opción CAC sigue
siendo prioritaria para el Reino Unido. Su proyecto White Rose en la
central eléctrica de Drax, en Yorkshire, es el único proyecto CAC
en toda Europa que sigue compitiendo por los fondos comunitarios del
NER300, un programa que ha recaudado dinero del mercado de emisiones
de carbono para financiar tecnologías con bajo nivel de emisiones de
carbono.
Una trayectoria de
colisión con Tusk
El Reino Unido se
mantiene inflexible en su idea de que el carbón solo puede
contemplarse conjuntamente con la opción CAC:
“La UE aún tiene que cumplir sus objetivos relativos al cambio
climático.” El proyecto White Rose está dirigido, de hecho, a una
central de carbón.
En cambio, en su reciente
artículo de opinión publicado en el Financial Times y basado en
otro “texto oficioso” (que se puede consultar aquí),
el Primer Ministro de Polonia, Donald Tusk, sostiene que “Europa
debería utilizar plenamente los combustibles fósiles disponibles.
No debe obligarse a ninguna nación a extraer minerales pero tampoco
debe impedirse a ninguna que lo haga”. El Reino Unido está de
acuerdo – en lo tocante al gas de esquisto (que es también un
combustible fósil), pero no en lo tocante al carbón. Es difícil
argumentar en contra de una cuestión tan importante desde un punto
de vista climático pero también es cierto que, en este caso, la
política en materia de cambio climático favorece los intereses de
la política energética del Reino Unido.
Cameron también adopta
una posición intermedia en relación con la propuesta de Donald Tusk
relativa a una Unión Energética. En efecto, la idea de reforzar el
poder de negociación de la Unión Europea frente a los
suministradores externos es “un camino a seguir potencialmente
útil” y puede haber un cierto margen para “la coordinación
voluntaria de los actores comerciales encargados de la adquisición
del gas en la UE”. No obstante, un enfoque descendente resultaría
“difícil” y el Reino Unido actúa con “gran cautela frente a
las propuestas de compra colectiva de energía”. El motivo es la
competencia, “que, a largo plazo, es un factor fundamental para
garantizar la seguridad del suministro y reducir el poder de mercado
de Rusia.” Cameron señala que incluso la coordinación voluntaria
tendría que ser acorde con la legislación comunitaria relativa a la
competencia y al mercado único – pero no explica cómo lograrlo.
Pero cabe preguntarse en
qué medida la fé de Cameron en la competencia concuerda con su
llamamiento a la concesión de subvenciones para Hinkley Point C.
Sin embargo, incluso la
propia Gran Bretaña señala que la coordinación voluntaria tendría
que ser acorde con la legislación de la UE relativa a la competencia
y al mercado único – sin sugerir una manera de lograrlo – y, a
un nivel más general, ¿cómo la fé de Gran Bretaña en la
competencia concuerda con su llamamiento a la concesión de
subvenciones para Hinkley Point C?
Un tercer punto en el que
Cameron y Tusk no están de acuerdo es la eficiencia energética:
Tusk no le otorga demasiada importancia; Cameron la promueve. Los
líderes deberían pedir a la Comisión que “analizara el coste de
reducir la vulnerabilidad de Europa Central y Oriental ante una
interrupción del suministro del gas ruso mediante la adopción de
medidas destinadas a promover la eficiencia energética, e informar
de los resultados del análisis al Consejo en el mes de octubre.”
La Comisión debería redoblar los esfuerzos para aumentar la
sensibilización sobre la relación entre la dependencia de las
importaciones y la eficiencia energética.
De los resultados del análisis
realizado por la Coalition for Energy Savings se desprende que los
Estados miembros aún no están en vías de alcanzar el objetivo no
vinculante de la Unión Europea de lograr una mejora del 20% de la
eficiencia energética para 2020, pese a la nueva directiva de la UE
de 2012 sobre este tema. Günther Oettinger, Comisario de
Energía – cuyo mandato finaliza en otoño al igual que el del
resto de los miembros de la Comisión – ha prometido, antes de que
expire su mandato, elaborar una nueva estrategia en materia de
eficiencia energética que abarcará la energía destinada a
edificios, calefacción y aire acondicionado, y el transporte. El
Reino Unido está a la espera de esta estrategia. El análisis
también sugiere que la directiva relativa al ecodiseño para
los productos relacionados con la energía podría mejorarse (se está
examinando en 2014) y que las normas de comportamiento de los
vehículos en materia de emisiones – es decir, las normas relativas
a las emisiones de CO2 – deberían ampliarse a los vehículos
pesados.
Lo que el Reino Unido no
quiere es un objetivo vinculante de eficiencia energética que
entrañaría el “riesgo de prejuzgar la trayectoria rentable hacia
la reducción de las emisiones en general”. Los resultados de otros
estudios indican que esto es exactamente lo que se necesita.
El Reino Unido también
se refiere a las posibilidades que la eficiencia energética puede
ofrecer a Ucrania, recogiendo otras opiniones, en particular la del
Profesor Samuele Furfari
en una reciente entrevista publicada en Energy Post. Y, al igual que
Furfari, el Reino Unido señala la necesidad de que Ucrania reforme y
modernice su sector energético. Esas son las dos prioridades para
poner en marcha el sector energético de este país.
La
infraestructura y los suministradores externos
La infraestructura
energética es una de las prioridades de Cameron, al igual que lo es
para Tusk. Europa tiene que garantizar que el “gas llegue a los
países que más lo necesitan”, y eso significa la necesidad de
disponer de los códigos de red comunitarios – que deben ultimarse
en 2014 – y el estricto cumplimiento de la liberalización. Además,
en el mes de junio, los líderes deberían acordar una “lista de
los principales 15 o 20 proyectos [de infraestructura] de interés
común (PIC) que tendrían el máximo impacto en la seguridad
energética de la UE a corto y a medio plazo”. La Comisión debe
presentar un plan para acelerar dichos proyectos e informar sobre los
mismos en octubre. Gran Bretaña afirma que los proyectos
prioritarios deben ultimarse antes de 2020 (este es, de hecho, el
plazo oficial para todos los PIC; hay unos 200 previstos). El Reino
Unido insta a la Comisión a que considere la posibilidad de recurrir
al Mecanismo “Conectar Europa”– que prevé 5,100 millones de
euros para financiar proyectos de infraestructura energética durante
el período comprendido entre los años 2014 y 2020 – al Banco
Europeo de Inversiones y a los fondos de desarrollo regional para
obtener financiación.
La Comisión ha examinado
la petición del Reino Unido a la UE para que busque una manera de
eliminar las barreras potenciales a las inversiones privadas en la
infraestructura de la UE en el contexto de las normas “no
vinculantes”here.
Gran Bretaña propone dar
prioridad a varios proyectos: conectar la Península Ibérica y los
Estados Bálticos a las redes de gas europeas; almacenamiento
subterráneo de gas; el corredor de gas meridional (incluidos el
“hub” de Baumgarten y el Gasoducto Trans-Adriático); un corredor
de gas norte-sur con flujos bidireccionales en Europa Central y
Oriental, que llegue hasta las terminales de gas natural licuado de
Polonia y Croacia; y la mejora de las interconexiones de electricidad
en Europa Central y Oriental, y entre los Estados Bálticos, Suecia y
Polonia. Estas son las prioridades si se quiere reducir la
dependencia de Rusia. Puede que ese sea el motivo por el que Gran
Bretaña no incluye en la lista la tantas veces mencionada necesidad
de una mayor conexión de energía eléctrica entre la Península
Ibérica y Francia – que permitiría a las energías renovables de
España y Portugal fluir en dirección norte hacia el resto de Europa
– o, realmente, la posibilidad de establecer más interconectores
entre la propia Gran Bretaña y el Continente.
Por último, Cameron está
de acuerdo en que la Unión Europea debe buscar la manera de
diversificar sus fuentes de suministro de gas. El Reino Unido propone
el siguiente enfoque, en un orden “muy aproximado” en función de
los posibles lugares de origen de nuevos suministros significativos
de gas: América del Norte (62.000 millones de metros cúbicos
procedentes de los Estados Unidos y destinados a los mercados
mundiales para 2020, y quizás también de Canadá), Japón (24.000
millones de metros cúbicos destinados a los mercados mundiales si
vuelve a poner en funcionamiento sus centrales nucleares), países de
tránsito hacia el corredor meridional (la UE debe garantizar la
obtención de las autorizaciones necesarias en Turquía, Grecia,
Albania e Italia para obtener 10.000 millones de metros cúbicos para
2019), Azerbaiyán (para ampliar el corredor meridional más allá de
Shah Deniz II – posiblemente otros 10.000 millones de metros
cúbicos para 2023), Noruega (posiblemente otros 25.000 millones de
metros cúbicos para principios de la década de 2020; tal vez un
gasoducto que conecte con Europa), Argelia (país con potencial para
más exportaciones) y, por último, otros posibles suministradores al
corredor meridional, como por ejemplo, Irak.
Las cifras van claramente
a favor de los Estados Unidos, aunque algunos expertos se preguntan
si este país desempeñará un papel decisivo en el suministro de
energía a Europa, también debido al ahorro que representa el
transporte de gas natural licuado a través del Atlántico. Si Japón
vuelve o no a poner en funcionamiento sus reactores nucleares es otro
tema fundamental. Pero Cameron ha expuesto sus puntos de vista.
Mientras que otros actores importantes, como Alemania – un país
muy dependiente del gas ruso – y Francia – que está examinando
actualmente su política energética – prefieren actuar con
cautela, el Reino Unido y Polonia están aprovechando la ocasión
para proponer medidas acordes con sus respectivas agendas
energéticas. Todos pretenden promover el mercado energético interno
europeo – y todos quieren configurarlo a su imagen y semejanza.
Traducción del artículo "Leaked doc: David Cameron’s plans to make the EU fit UK energy policy" publicado el 6 de mayo de 2014 en Energy Post