viernes, 30 de mayo de 2014

Los planes de Cameron para que la UE se adapte a la política energética del Reino Unido


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Después de que lo hiciera Donald Tusk, Primer Ministro de Polonia, ahora le toca a David Cameron aprovechar la oportunidad y promover una visión de la seguridad energética de la Unión Europea que encaja claramente con los propios objetivos energéticos del Reino Unido. En un texto oficioso que se ha filtrado, al que ha tenido acceso Energy Post, el Primer Ministro británico define lo que desea que acuerden los líderes comunitarios en su próxima cumbre, que se celebrará en Bruselas en el mes de junio.
 Cameron pide la incorporación dela seguridad energética en el conjunto de medidas relativas al cambio climático y la energía elaborado por la UE para 2030, plena libertad para explotar el gas de esquisto, las energías renovables y la energía nuclear – rechaza el carbón en nombre del cambio climático – y una lista de 15 a 20 proyectos de infraestructura prioritarios. Sí a la eficiencia energética y no a los objetivos vinculantes en este ámbito. Sí a una mayor cooperación europea en la esfera energética y no al plan de Tusk de adquisición colectiva. Según Cameron, debe primar la competencia – excepto en lo tocante a las ayudas estatales a proyectos urgentes como una nueva central nuclear.
Son los países menos dependientes del gas ruso los que están pasando a la ofensiva en el debate, recientemente intensificado, sobre la seguridad del suministro que tiene lugar actualmente en Bruselas. Primero fue Polonia (el gas constituye el 13% de su combinación energética, aunque un 60% de la misma procede de Rusia), y ahora le toca el turno al Reino Unido. En un texto oficioso que se ha filtrado, el Primer Ministro del Reino Unido, David Cameron, establece una serie de medidas sobre las que desearía que los líderes de la UE llegaran a un acuerdo cuando se reúnan próximamente en Bruselas los días 26 y 27 de junio. Cabe suponer que en esta cumbre se va a hablar de los planes de la UE en relación con una estrategia sobre el cambio climático y la energía para 2030, el alza de los precios de la energía y la competitividad industrial, y ahora, tras la crisis de Ucrania, la seguridad del suministro. La Comisión Europea debe presentar un plan para reducir la dependencia energética.
La política en materia de cambio climático al rescate
Al parecer, en su última cumbre de marzo, los líderes comunitarios no lograron establecer la conexión entre la mejora de la seguridad energética y el conjunto de medidas para 2030 como un medio para lograr dicha seguridad – por ejemplo, mediante la promoción de las energías renovables y la eficiencia energética. El Reino Unido – que desde hace tiempo viene defendiendo abiertamente un objetivo de reducción de las emisiones de un 40% en la Unión Europea para 2030 – se propone cambiar de posición. “Para que la UE lleve a cabo con éxito un cambio estratégico en su dependencia de una sola fuente de suministro de gas, todas las medidas deben integrarse en un marco a largo plazo.” El Reino Unido considera que este marco debería ser la política de la UE a largo plazo en materia de energía y cambio climático.
El Reino Unido reitera sus llamamientos a favor de un objetivo de reducción de las emisiones de un 40%, un régimen de comercio de derechos de emisión con un precio “fuerte” para el carbono y sin sub-objetivos para las energías renovables y la eficiencia energética [que] podrían menoscabar la flexibilidad nacional para desarrollar de forma rentable una combinación energética diversificada, segura y sostenible”. Alega que el conjunto de medidas para 2030 puede aumentar la seguridad energética promoviendo la explotación de una variedad diversificada de fuentes de energía con bajo nivel de emisiones de carbono” – energías renovables, energía nuclear y captura y almacenamiento de carbono (CAC). Los líderes deben explicar claramente que estas fuentes autóctonas – y aquí el Reino Unido añade el gas de esquisto – tendrán el apoyo de la Comisión “incluidas, en caso necesario, las ayudas estatales”, y que “no se promulgará ningún instrumento legislativo que constituya una amenaza [para las mismas]”.
Dicho de otra forma, piden que se dé luz verde a las subvenciones públicas para el nuevo reactor nuclear de Hinkley Point C – de los resultados de un análisis inicial de la Comisión se desprende la existencia de un conflicto grave con las normas de la Unión Europea relativas a las ayudas estatales – y que no se aprueben directivas de la UE sobre el gas de esquisto. En relación con este ultimo, la Comisión se ha limitado hasta el momento a publicar una  Recommendación con una serie de principios rectores para la prospección y la producción, pese a que su departamento de medio ambiente ha detectado posibles lagunas en la legislación de la UE para controlar los efectos del gas de esquisto. Mientras tanto, la opción CAC sigue siendo prioritaria para el Reino Unido. Su proyecto White Rose en la central eléctrica de Drax, en Yorkshire, es el único proyecto CAC en toda Europa que sigue compitiendo por los fondos comunitarios del NER300, un programa que ha recaudado dinero del mercado de emisiones de carbono para financiar tecnologías con bajo nivel de emisiones de carbono.
Una trayectoria de colisión con Tusk
El Reino Unido se mantiene inflexible en su idea de que el carbón solo puede contemplarse conjuntamente con la opción CAC: “La UE aún tiene que cumplir sus objetivos relativos al cambio climático.” El proyecto White Rose está dirigido, de hecho, a una central de carbón.
En cambio, en su reciente artículo de opinión publicado en el Financial Times y basado en otro “texto oficioso” (que se puede consultar aquí), el Primer Ministro de Polonia, Donald Tusk, sostiene que “Europa debería utilizar plenamente los combustibles fósiles disponibles. No debe obligarse a ninguna nación a extraer minerales pero tampoco debe impedirse a ninguna que lo haga”. El Reino Unido está de acuerdo – en lo tocante al gas de esquisto (que es también un combustible fósil), pero no en lo tocante al carbón. Es difícil argumentar en contra de una cuestión tan importante desde un punto de vista climático pero también es cierto que, en este caso, la política en materia de cambio climático favorece los intereses de la política energética del Reino Unido.
Cameron también adopta una posición intermedia en relación con la propuesta de Donald Tusk relativa a una Unión Energética. En efecto, la idea de reforzar el poder de negociación de la Unión Europea frente a los suministradores externos es “un camino a seguir potencialmente útil” y puede haber un cierto margen para “la coordinación voluntaria de los actores comerciales encargados de la adquisición del gas en la UE”. No obstante, un enfoque descendente resultaría “difícil” y el Reino Unido actúa con “gran cautela frente a las propuestas de compra colectiva de energía”. El motivo es la competencia, “que, a largo plazo, es un factor fundamental para garantizar la seguridad del suministro y reducir el poder de mercado de Rusia.” Cameron señala que incluso la coordinación voluntaria tendría que ser acorde con la legislación comunitaria relativa a la competencia y al mercado único – pero no explica cómo lograrlo.
Pero cabe preguntarse en qué medida la fé de Cameron en la competencia concuerda con su llamamiento a la concesión de subvenciones para Hinkley Point C.
Sin embargo, incluso la propia Gran Bretaña señala que la coordinación voluntaria tendría que ser acorde con la legislación de la UE relativa a la competencia y al mercado único – sin sugerir una manera de lograrlo – y, a un nivel más general, ¿cómo la fé de Gran Bretaña en la competencia concuerda con su llamamiento a la concesión de subvenciones para Hinkley Point C?
Un tercer punto en el que Cameron y Tusk no están de acuerdo es la eficiencia energética: Tusk no le otorga demasiada importancia; Cameron la promueve. Los líderes deberían pedir a la Comisión que “analizara el coste de reducir la vulnerabilidad de Europa Central y Oriental ante una interrupción del suministro del gas ruso mediante la adopción de medidas destinadas a promover la eficiencia energética, e informar de los resultados del análisis al Consejo en el mes de octubre.” La Comisión debería redoblar los esfuerzos para aumentar la sensibilización sobre la relación entre la dependencia de las importaciones y la eficiencia energética.

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De los resultados del análisis realizado por la Coalition for Energy Savings se desprende que los Estados miembros aún no están en vías de alcanzar el objetivo no vinculante de la Unión Europea de lograr una mejora del 20% de la eficiencia energética para 2020, pese a la nueva directiva de la UE de 2012 sobre este tema.  Günther Oettinger, Comisario de Energía – cuyo mandato finaliza en otoño al igual que el del resto de los miembros de la Comisión – ha prometido, antes de que expire su mandato, elaborar una nueva estrategia en materia de eficiencia energética que abarcará la energía destinada a edificios, calefacción y aire acondicionado, y el transporte. El Reino Unido está a la espera de esta estrategia. El análisis también sugiere que la directiva relativa al ecodiseño para los productos relacionados con la energía podría mejorarse (se está examinando en 2014) y que las normas de comportamiento de los vehículos en materia de emisiones – es decir, las normas relativas a las emisiones de CO2 – deberían ampliarse a los vehículos pesados.
Lo que el Reino Unido no quiere es un objetivo vinculante de eficiencia energética que entrañaría el “riesgo de prejuzgar la trayectoria rentable hacia la reducción de las emisiones en general”. Los resultados de otros estudios indican que esto es exactamente lo que se necesita.
El Reino Unido también se refiere a las posibilidades que la eficiencia energética puede ofrecer a Ucrania, recogiendo otras opiniones, en particular la del Profesor Samuele Furfari en una reciente entrevista publicada en Energy Post. Y, al igual que Furfari, el Reino Unido señala la necesidad de que Ucrania reforme y modernice su sector energético. Esas son las dos prioridades para poner en marcha el sector energético de este país.

La infraestructura y los suministradores externos
La infraestructura energética es una de las prioridades de Cameron, al igual que lo es para Tusk. Europa tiene que garantizar que el “gas llegue a los países que más lo necesitan”, y eso significa la necesidad de disponer de los códigos de red comunitarios – que deben ultimarse en 2014 – y el estricto cumplimiento de la liberalización. Además, en el mes de junio, los líderes deberían acordar una “lista de los principales 15 o 20 proyectos [de infraestructura] de interés común (PIC) que tendrían el máximo impacto en la seguridad energética de la UE a corto y a medio plazo”. La Comisión debe presentar un plan para acelerar dichos proyectos e informar sobre los mismos en octubre. Gran Bretaña afirma que los proyectos prioritarios deben ultimarse antes de 2020 (este es, de hecho, el plazo oficial para todos los PIC; hay unos 200 previstos). El Reino Unido insta a la Comisión a que considere la posibilidad de recurrir al Mecanismo “Conectar Europa”– que prevé 5,100 millones de euros para financiar proyectos de infraestructura energética durante el período comprendido entre los años 2014 y 2020 – al Banco Europeo de Inversiones y a los fondos de desarrollo regional para obtener financiación.
La Comisión ha examinado la petición del Reino Unido a la UE para que busque una manera de eliminar las barreras potenciales a las inversiones privadas en la infraestructura de la UE en el contexto de las normas “no vinculantes”here.
Gran Bretaña propone dar prioridad a varios proyectos: conectar la Península Ibérica y los Estados Bálticos a las redes de gas europeas; almacenamiento subterráneo de gas; el corredor de gas meridional (incluidos el “hub” de Baumgarten y el Gasoducto Trans-Adriático); un corredor de gas norte-sur con flujos bidireccionales en Europa Central y Oriental, que llegue hasta las terminales de gas natural licuado de Polonia y Croacia; y la mejora de las interconexiones de electricidad en Europa Central y Oriental, y entre los Estados Bálticos, Suecia y Polonia. Estas son las prioridades si se quiere reducir la dependencia de Rusia. Puede que ese sea el motivo por el que Gran Bretaña no incluye en la lista la tantas veces mencionada necesidad de una mayor conexión de energía eléctrica entre la Península Ibérica y Francia – que permitiría a las energías renovables de España y Portugal fluir en dirección norte hacia el resto de Europa – o, realmente, la posibilidad de establecer más interconectores entre la propia Gran Bretaña y el Continente.
Por último, Cameron está de acuerdo en que la Unión Europea debe buscar la manera de diversificar sus fuentes de suministro de gas. El Reino Unido propone el siguiente enfoque, en un orden “muy aproximado” en función de los posibles lugares de origen de nuevos suministros significativos de gas: América del Norte (62.000 millones de metros cúbicos procedentes de los Estados Unidos y destinados a los mercados mundiales para 2020, y quizás también de Canadá), Japón (24.000 millones de metros cúbicos destinados a los mercados mundiales si vuelve a poner en funcionamiento sus centrales nucleares), países de tránsito hacia el corredor meridional (la UE debe garantizar la obtención de las autorizaciones necesarias en Turquía, Grecia, Albania e Italia para obtener 10.000 millones de metros cúbicos para 2019), Azerbaiyán (para ampliar el corredor meridional más allá de Shah Deniz II – posiblemente otros 10.000 millones de metros cúbicos para 2023), Noruega (posiblemente otros 25.000 millones de metros cúbicos para principios de la década de 2020; tal vez un gasoducto que conecte con Europa), Argelia (país con potencial para más exportaciones) y, por último, otros posibles suministradores al corredor meridional, como por ejemplo, Irak.
Las cifras van claramente a favor de los Estados Unidos, aunque algunos expertos se preguntan si este país desempeñará un papel decisivo en el suministro de energía a Europa, también debido al ahorro que representa el transporte de gas natural licuado a través del Atlántico. Si Japón vuelve o no a poner en funcionamiento sus reactores nucleares es otro tema fundamental. Pero Cameron ha expuesto sus puntos de vista. Mientras que otros actores importantes, como Alemania – un país muy dependiente del gas ruso – y Francia – que está examinando actualmente su política energética – prefieren actuar con cautela, el Reino Unido y Polonia están aprovechando la ocasión para proponer medidas acordes con sus respectivas agendas energéticas. Todos pretenden promover el mercado energético interno europeo – y todos quieren configurarlo a su imagen y semejanza.
Traducción del artículo "Leaked doc: David Cameron’s plans to make the EU fit UK energy policy" publicado el 6 de mayo de 2014 en Energy Post