Tras una década de fractura hidráulica, todavía faltan controles en
materia de residuos radiactivos. Más de la
mitad de los 280 mil millones de galones de aguas residuales
radiactivas que se generan anualmente termina en ríos y arroyos.
Han
transcurrido casi doce años desde que la fractura hidráulica surgió
con la gran fiebre de los combustibles no convencionales en los EE.UU
y el mayor problema con esta tecnología – cómo deshacerse de las
enormes cantidades de sustancias tóxicas generadas- continúa sin
solución.
En
particular, las autoridades regulatorias intentan entender por
completo y así controlar los riesgos que provoca la radioactividad
presente en los residuos de la fractura hidráulica.
La
forma más común de radioactividad en los residuos de explotación
de combustibles no convencionales proviene del radio-226, que resulta
también ser el isótopo que tarda más en desaparecer.
Para
ser exactos, la vida media del radio-226 cercana a los 1,600 años
significa que más de la mitad del radio de fractura que hoy llega a
la superficie todavía estará emitiendo sus peligrosas partículas
radiactivas durante más de un milenio y medio.
'Preocupante
y con extensos vacíos'
La
preocupación acerca de los residuos provenientes de operaciones de
fractura se ha tornado urgente nuevamente como resultado de un
informe detallado publicado en Environmental Health Perspectives
(EHP), una revista de divulgación científica que cuenta
con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
El
estudio concluye que aún persisten preocupantes y extensos vacíos
en los controles federales y estatales en materia del problema de la
radioactividad.
"A
nivel federal, los residuos radiactivos de la industria del gas y
petróleo están exentos de casi todos los procesos regulatorios que
el público en general espera que les sean aplicados” sostienen
los investigadores. "La legislación estatal en la materia es un conjunto de parches."
Este
no es un hallazgo completamente nuevo. Hace varios años, una
investigación del New York Times resaltó cómo la industria del gas
y del petróleo arrojaban a los ríos aguas residuales contaminadas
con radio. Las autoridades regulatorias de Pensilvania y la industria
del gas y el petróleo negaron rotundamente el problema.
Entonces,
¿qué ha cambiado? El reciente estudio académico llega a la
conclusión de que incluso muchos años después, siguen faltando
controles. Por lo tanto, según los investigadores, siguen existiendo
razones para preocuparse.
Radio
226 en el agua para consumo humano?
"Nos
preocupa que la gente beba agua que podría tener radio 226 ",
David Brown, un toxicólogo de Salud Pública que trabaja con el
Proyecto Ambiental del Sudoeste de Pensilvania, le dijo a los
investigadores "Cuando alguien nos llama y pregunta si es seguro
beber esa agua, nuestra respuesta es “No sabemos.'"
Pero
existen más razones para que este estudio reciente sea importante.
Gran parte de la atención del público se ha centrado en los riesgos
derivados de los 280 mil millones de galones de aguas residuales
radiactivas generadas cada año por quienes realizan las
perforaciones.
A
las autoridades regulatorias les ha resultado difícil mantenerse
informadas de cómo se manejan los residuos y cómo se tratan, a menudo se basan en datos aportados por los mismas empresas
que realizan las perforaciones. Un estudio del año pasado muestra
que más de la mitad de las aguas residuales del sitio de explotación
de combustibles no convencionales de Marcellus aún acaban siendo
enviadas a plantas de tratamiento que descargan sus desechos en ríos
y arroyos.
Sin
embargo, para hacer seguimineto de todas la radiactividad
proveniente de la fractura hidráulica, es necesario entender que el
radio a menudo termina acumulándose en la superficie y entra en
contacto con -tierra, tuberías y tanques de depósito.
Pozos
de Residuos Radiactivos
Algunos
de los hallazgos más interesantes de los investigadores derivan de
un estudio poco conocido publicado en 2013 que revela que el suelo
donde se encuentran los pozos de aguas residuales provenientes de la
fractura hidráulica puede presentar niveles elevados de
radioactividad, incluso después de que las empresas que hicieron las
perforaciones asuman el desafío y completen sus esfuerzos de
limpieza.
En
ese estudio de 2013, Alisa Rich, profesora de la Escuela de Salud
Pública de la Universidad del Norte de Texas, y Ernest Crosby,
quien trabajó durante 28 años como profesor de ingeniería de
la Universidad de Texas en Arlington, observan los tanques donde se
almacenan las aguas residuales antes de ser transportadas por
camiones para ser sometidas a tratamiento, inyección subterránea o
reciclado.
Aunque
el estudio fue bastante pequeño, basado en sólo dos sitios de la
zona rural de Texas, los hallazgos fueron sorprendentes.
Uno
de los dos tanques sometidos a prueba todavía está siendo usando
para almacenar las aguas residuales de la fractura hidráulica. El
otro fue un sitio donde un tanque había sido drenado y la superficie
restaurada y nivelada para igualarla con el terreno agrícola circundante en el que se estaba cultivando alimento para el ganado y las
muestras fueron tomadas a una profundidad de seis pulgadas.
Elevada
radioactividad, y escasos registros
Los
investigadores se sorprendieron al descubrir que el tanque drenado
todavía mostraba niveles elevados de radioactividad. Escribieron lo
siguiente al respecto:
"Los
datos provenientes de este estudio de campo limitado mostraron
elevados niveles de radiación alfa, beta y gama presentes en el
tanque de reserva de lodo residual y también en el suelo donde
solía estar otro tanque de reserva que fue vaciado y drenado y donde
se niveló el terreno. Sobre la base del uso que se le daba al tanque
la presencia de materiales radiactivos no se anticipaba.
"Las
tierras para agricultura adyacentes al tanque de reserva drenado
puede tener mayor potencial de presentar radiactividad debido al
efecto del viento, por migración del suelo a la tierra adyacente,
según las muestras tomadas de los cultivos de forraje de esos
terrenos ."
Advirtieron,
sin embargo, que no se debe inferir que todos los tanques que han
sido drenados mostrarían elevada radioactividad, explicaron que la
radioactividad puede haber estado ahí incluso antes de el tanque
haya sido usado para almacenar las aguas residuales de la fractura
hidráulica.
En
parte debido a que la industria del gas y del petróleo tiene una
larga historia en la región los investigadores no pudieron
determinar si esa tierra ya estaba contaminada antes de ser usada
para almacenar aguas residuales provenientes de fractura hidráulica.
Los
hallazgos inesperados, sin embargo, indican que se requieren más
investigaciones acerca de cuán adecuadas son las operaciones de
saneamiento cuando se trata del almacenamiento de aguas residuales y
generan nuevas preguntas acerca de la idoneidad de las normas
relativas a la limpieza de sitios de explotación de gas de esquisto.
Residuos
radiactivos sólidos se pueden enterrar en el sitio de explotación
En
algunos estados de la región de Marcellus, donde los niveles de
radioactividad son en general más altos que en Texas, se les permite
a quienes perforan simplemente enterrar los residuos sólidos así
como también los tanques de almacenamiento de las aguas residuales
en el mismo sitio.
En
West Virginia, por ejemplo, los perforadores pueden directamente
enterrar los recipientes que usan para almacenar las aguas residuales
de los pozos verticales de gas, aunque se requiere contar con la
autorización del propietario del terreno si se trata de un pozo que
se ha perforado en forma horizontal.
La
propensión del radio a acumularse también hace surgir preguntas
acerca del estado de los tanques metálicos, los camiones y las
tuberías empleadas para el transporte de las aguas residuales
provenientes de operaciones de fractura hidráulica.
Combinado
con otros elementos como el bario o el estroncio, el radio puede
formar escamas en las tuberías metálicas usadas para el transporte
de aguas residuales, por ejemplo, un problema que las autoridades
reguladoras conocen como sarro de tuberías
Los
materiales radiactivos también se acumulan en los filtros, como se
descubrió recientemente en unos filtros que fueron descartados de
manera ilegal en Dakota del Norte.
Escasos
controles de las autoridades regulatorias
Si
se concentra suficiente radio en un lugar, la radiación que produce
puede volverse lo suficientemente fuerte para potencialmente penetrar
en la vestimenta y la piel de las personas, tornando peligroso
simplemente estar cerca.
Pero
el informe de EHP muestra que existen muy pocos controles para
proteger a los trabajadores de la acumulación de radiación.
"Los
trabajadores están cubiertos por algunas medidas de protección de
la radiación exigidas por la legislación federal", escribe la
autora Valerie J. Brown “aunque un boletín de seguridad de 1989 de
la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional señaló que la
exposición a materiales radiactivos de origen natural (NORM) pueden
haber sido ignoradas por las agencias federales y estatales en el
pasado.'"
Las
autoridades reguladoras estatales de Pensilvania le dijeron a los
investigadores que no existe evidencia que señale que los
trabajadores o el público en general enfrenten riesgos en la salud
derivados de la radioactividad.
"Pero
dado que existen amplios vacíos en la información reunida",
Brown señaló,"es poco consuelo para muchos miembros de la
comunidad de la salud pública."
“La
propensión del radio a acumularse genera preguntas acerca de los
tanques metálicos, los camiones y las tuberías usadas para
transportar las aguas residuales de la fractura hidráulica.
Traducción del artículo "Fracking's radwaste - supervision remains inadequate " publicado por Sharon
Kelly el 22 de abril en The Ecologist
Sharon
Stone escribe para DeSmogBlog, donde este artículo se publicó por
primera vez.
Crédito
de la Fotografía:The Earth, Oriented to Asia surrounded by barrels
of nuclear waste, viaShutterstock.