“Después
de varias semanas de caos político y masacre en Kiev, Moscú el 27
de febrero envió soldados al otro lado de la frontera con Crimea
alegando que lo hacía para proteger a la población ruso parlante”
. “En su columna de opinión para el Washington Post del 7 de marzo
pasado, la ex Secretaria de Estado de EE.UU., Condoleezza Rice,
sintetizó el pensamiento de muchos que en EE.UU. promueven que el
petróleo sea usado como un arma contra Rusia.
Escribió “pronto,
la abundancia de petróleo y gas de EE.UU. inundará la capacidad de
Moscú. Al autorizar la construcción del super oleoducto Keystone XL y
promover las exportaciones de gas natural estaríamos dando señales
de que pretendemos hacer precisamente eso.” La creencia de la ex
Secretaria de Estado Rice en la abundancia de gas y el petróleo no convencionales en EE.UU es común entre muchos de los líderes de opinión
de Occidente, aunque también ellos están equivocados.
Antes de
contemplar la posibilidad de usar el petróleo y el gas de EE.UU como
armas estratégicas sería útil revisar unos cuantos temas
fundamentales. Primero, considerando las cifras de producción,
consumo y de importaciones y exportaciones informados por British
Petroleum para el 2012, Rusia produjo 10,6 millones de barriles por
día(mbd), consumió 3,2 mbd, e importó 10,5 mbd.
Todo el
cuento acerca de que EE.UU “pronto va a superar a Rusia” como el
principal productor mundial de petróleo debe marcarse con un
asterisco de tamaño considerable: incluso si esto eventualmente
sucediera, EE.UU. necesitaría importar cinco o seis millones de
barriles de petróleo adicionales por día, mientras que Rusia
tendría unos 7 u 8 mbd adicionales para exportar. Este hecho ubica a
la Federación Rusa en una posición considerablemente más fuerte en
materia de seguridad energética que los EE.UU.
En
segundo lugar, dicha acción probablemente perjudique a los
ciudadanos estadounidenses. Chris Nelder, un periodista y analista de
energía independiente da justo en el clavo cuando dice : “No creo
que los consumidores estadounidenses estén dispuestos a pagar un
precio más alto por el gas natural, la gasolina y la electricidad
para permitir la posibilidad incierta de fastidiar a Putin al cabo de unos años.”
El
analista en energía y geólogo del petróleo, Arthur Berman, también
advierte que exportar el gas natural norteamericano podría tener
consecuencias imprevistas. “EE.UU importa cerca de 4 mil millones
de pies cúbicos de gas por día. Parece un poco prematuro discutir
la exportación de gas natural cuando uno es un importador neto y es
probable que continúe siéndolo hasta al menos 2018, según la EIA, la
Administración de Información de la Energía.” Por último, no nos olvidemos
de que el gas convencional en EE.UU representa casi el 60 % de la
producción total y está disminuyendo cerca de 20% por año. El gas
no convencional, mientras tanto, está sufriendo una disminución de
más de 30 % por año. Berman calcula que “Tomados en conjunto,
EE.UU necesita reemplazar 19 mil millones de pies cúbicos por día
cada año para mantener la producción a un nivel estable. Esto es el
equivalente a casi cuatro yacimientos como el de Barnett a su máxima
producción cada año.
Está claro
que a EE.UU le va a resultar cada vez más difícil en los próximos
años satisfacer sus propias necesidades de gas. No queda claro cómo
puede ser bueno para la seguridad energética de EE.UU exportar las
reservas nacionales cuando el país es un importador neto de gas.
Parte
del problema parece la posición ampliamente sostenida, pero sin
sustento empírico, de que el boom del petróleo el gas de esquisto de
EE.UU de los últimos años es un fenómeno sostenible y con
posibilidades de expansión. Asimismo, el geólogo David Hughes, un
veterano con más de treinta años en el Instituto Geológico de Canadá, cuya
información deriva de más de 65.000 pozos de gas y petróleo
muestra que lo que comúnmente se conoce como el “boom del petróleo no convencional “ es probablemente un golpe temporal.
“La
revolución de los combustibles no convencionales” en la que se apoya el
entusiasmo por las exportaciones carece de fundamento,” concluye, “dada
la considerable caída en la producción de los pozos y de los campos
se requiere una tasa alta de perforaciones para mantener la
producción en marcha.
Incluso
el pronóstico de 2014 de la EIA basado en casos de referencia, que es
optimista si se lo compara con la actual producción de petróleo no
convencional, tiene previsto el pico de producción en 2021.
La
mayoría de los campos de combustibles no convencionales en EE.UU
salvo Marcellus y los de gas asociado de Bakkenn y Eagle Ford están
agotados o en decadencia, lo que probablemente signifique precios
más altos y más volátiles, como los que se vieron en el último
trimestre, contradiciendo el mito de precios bajos del gas para el
futuro.”
Exportar
petróleo y gas ahora indudablemente le daría a las empresas un
aumento en sus ganancias pero en unos pocos años cuando EE.UU
necesite importar más, el costo por barril probablemente sea mucho
más alto que ahora, y el costo deberán soportarlo no las empresas
petroleras más ricas sino principalmente los norteamericanos de
clase media y baja. La situación en Crimea es seria y merece ser
abordada de manera responsable. Pero en la emoción del momento
debemos evitar tomar decisiones que pueden no servir para cumplir
nuestros objetivos a nivel internacional y al mismo tiempo pueden
dañar de manera perversa a los ciudadanos de EE.UU.
Daniel
L. Davis, teniente coronel del ejército de EEUU, es un
investigador ampliamente publicado en temas de seguridad nacional
incluyendo política energética.
Dr.
Jeremy Leggett es el autor d el libro aclamado por la crítica The
Energy of Nations- Risk Blindness and the Road to Renaissance.
Las
opiniones expresadas en este artículo son exclusiva responsabilidad
de los autores y no representan la opinión del Departamento de
Defensa ni del Ejército.
Traducción del artículo "The Oil and Gas Weapon Won’t Work”: Davis & Leggett on Ukraine" por Jeremy Leggett y Daniel Davis, publicado originalmente por Triple
Crunch Log el 19 de
marzo de 2014