Según un reciente estudio, las perforaciones y el fracking para la búsqueda de gas natural parecen no arrojar grandes cantidades de gas metano de efecto invernadero al aire, en contra de los peores presagios.
Los hallazgos refuerzan
el punto positivo del gas natural, es decir, que no es tan nocivo
para el calentamiento global como el carbón, y además se defiende
contra el argumento medioambiental de los detractores del fracking,
un proceso mediante el cual se rompe la superficie rocosa de las
profundidades para extraer una mayor cantidad de gas. Este estudio,
financiado en su mayoría por empresas energéticas, no trata, sin
embargo, ninguna de las preocupaciones acerca de una potencial
contaminación del agua y el aire derivada de este procedimiento.
Los resultados fueron
publicaron el pasado lunes por el Proceedings de la Academia nacional
estadounidense de ciencias, y concuerdan, a grandes rasgos, con las
estimaciones de la Agencia de protección medioambiental,
Aproximadamente el 90% de
la financiación del estudio procede de compañías energéticas que
realizan perforaciones en busca de gas natural, mientras que el resto
procede de una asociación medioambiental. Sin embargo, los autores
del estudio señalan que ellos mismos han controlado la realización
del estudio y el método de elección de los pozos para su estudio. E
incluso Robert Howarth, de la Universidad de Cornell, uno de los
primeros científicos en denunciar las filtraciones de gas metano,
considera los resultados “positivos”.
Howarth, que no ha
participado en este nuevo estudio, señala que estos resultados
pueden representar “el mejor de los escenarios posibles”. Es
posible, declaró, que la industria sea capaz de producir gas
realizando unas emisiones muy bajas, “pero en muy pocas ocasiones
sucede así. Normalmente lo hacen del mejor modo posible cuando saben
que los están observando con atención”.
Tanto él como los
autores del estudio señalan que son necesarios más estudios para
explicar por qué algunos de los que se han publicado previamente han
encontrado altos índices de filtraciones de metano y otros no.
El estudio, elaborado por
la Universidad de Texas, no se trataba de un estudio global de todos
los lugares en los que el gas natural se puede filtrar. No obstante,
Steve Hamburg, director científico del Fondo para la defensa
medioambiental, organización de medioambiental orientada al mercado
que colaboró en la financiación del estudio, señala que presenta
“medidas directas en asuntos que todo el mundo ha denunciado con
anterioridad. Son números malos incluso utilizando el mejor enfoque
científico posible”.
El estudio señala que
durante el proceso de extracción del gas natural del suelo, las
filtraciones totales en los terrenos estudiados representa un 0,42%
de todo el gas producido, una cantidad un tanto menor que la
considerada media nacional por la Agencia de protección
medioambiental. Estados Unidos produjo casi 28,5 mil millones de
metros cúbicos de gas natural en 2012, es decir, unos 3 mil millones
de metros cúbicos de metano filtrados al aire durante la primera
fase de producción. En la segunda parte del proceso, el transporte
de los pozos a los hogares y a las plantas eléctricas, se producen
otras filtraciones adicionales.
Gracias a la elaboración
de este estudio se permitió por primera vez a los científicos
visitar los pozos y utilizar datos de las propias empresas para medir
los escapes de metano, según ha declarado el director del estudio,
David Allen, de la Universidad de Texas.
Algunos expertos que no
participaron en el estudio lo alaban por sus mediciones y su acceso,
pero señalan que la forma en que fue diseñado era limitada y les
preocupaba extraer conclusiones generales del estudio.
A pesar de que el equipo
que realizó el estudio examinó 489 pozos en todo el país, estos
representan la décima parte de un 1% de todos los pozos de gas
natural de Estados Unidos. “Incluso las mediciones de mayor
calidad no pueden ocultar el pequeño número de operaciones o de
terrenos analizados”, declara Gabrielle Petron, una de las
principales científicas que monitorizan las emisiones de metano para
la Administración nacional oceánica y atmosférica. Petron dice
estar preocupada por los grandes emisores, que son escasos pero que
son los responsables de gran parte de las emisiones.
Ira Leifer, científica
de la Universidad de Santa Barbara en California que ha recorrido
todo el país realizando mediciones de las filtraciones de metano,
declara que el problema está en las “operaciones normales”, las
realizadas por el último estudio, frente a las “operaciones
reales”, que incluyen grandes filtraciones de las que las compañías
mantienen alejados a los científicos. “Su estudio no se diseñó
para analizar tanto las operaciones normales como las anormales”,
declara Leifer.
Durante los últimos
años, los sucesivos avances tecnológicos han conducido a un aumento
de las perforaciones gasísticas en estados como Pensilvania,
Colorado, Arkansas y Dakota del Norte. Los depósitos de gas y de
petróleo de esquisto que anteriormente eran inaccesibles, han sido
abiertos gracias al fracking. La filtración de metano, uno de los
componentes primarios del gas, ha generado grandes debates, ya que el
gas es 21 veces más efectivo que el dióxido de carbono al atrapar
el calor, sin embargo normalmente permanece en la atmósfera
aproximadamente una década y no cientos de años como el dióxido de
carbono.
Mientras que las
concentraciones en metano en la atmósfera no han cesado de aumentar
desde el año 2007, los científicos declaran no haber encontrado
ninguna señal de que las perforaciones de petróleo estén
contribuyendo a ello, ya que las emisiones de metano provienen de una
parte distinta del planeta.
Algunos grupos
medioambientales que se oponen al fracking señalan que la
financiación del estudio, con 2,3 millones de dólares procedentes
de la industria, suponen un problema. Pero Ralph Cicerone, presidente
de la Academia nacional de Ciencias y científico especializado en la
atmósfera que ha investigado el metano, no está de acuerdo.
Cicerone considera que los autores son “algunos de los mejores
expertos del país. No importa quién pague a esa gente, al final
proporcionarán el resultado final correcto”.
Begos desde Pittsburgh,
ha contribuido en la elaboración del documento original en inglés.
EPA sobre la emisión de
metano. http://epa.gov/climatechange/ghgemissions/gases/ch4.html
Versión online.
http://www.pnas.org/