sábado, 21 de septiembre de 2013

Un estudio que minimiza las fugas de metano podría tener conflicto de intereses


Según un reciente estudio, las perforaciones y el fracking para la búsqueda de gas natural parecen no arrojar grandes cantidades de gas metano de efecto invernadero al aire, en contra de los peores presagios.


Los hallazgos refuerzan el punto positivo del gas natural, es decir, que no es tan nocivo para el calentamiento global como el carbón, y además se defiende contra el argumento medioambiental de los detractores del fracking, un proceso mediante el cual se rompe la superficie rocosa de las profundidades para extraer una mayor cantidad de gas. Este estudio, financiado en su mayoría por empresas energéticas, no trata, sin embargo, ninguna de las preocupaciones acerca de una potencial contaminación del agua y el aire derivada de este procedimiento.

Los resultados fueron publicaron el pasado lunes por el Proceedings de la Academia nacional estadounidense de ciencias, y concuerdan, a grandes rasgos, con las estimaciones de la Agencia de protección medioambiental,

Aproximadamente el 90% de la financiación del estudio procede de compañías energéticas que realizan perforaciones en busca de gas natural, mientras que el resto procede de una asociación medioambiental. Sin embargo, los autores del estudio señalan que ellos mismos han controlado la realización del estudio y el método de elección de los pozos para su estudio. E incluso Robert Howarth, de la Universidad de Cornell, uno de los primeros científicos en denunciar las filtraciones de gas metano, considera los resultados “positivos”.

Howarth, que no ha participado en este nuevo estudio, señala que estos resultados pueden representar “el mejor de los escenarios posibles”. Es posible, declaró, que la industria sea capaz de producir gas realizando unas emisiones muy bajas, “pero en muy pocas ocasiones sucede así. Normalmente lo hacen del mejor modo posible cuando saben que los están observando con atención”.

Tanto él como los autores del estudio señalan que son necesarios más estudios para explicar por qué algunos de los que se han publicado previamente han encontrado altos índices de filtraciones de metano y otros no.

El estudio, elaborado por la Universidad de Texas, no se trataba de un estudio global de todos los lugares en los que el gas natural se puede filtrar. No obstante, Steve Hamburg, director científico del Fondo para la defensa medioambiental, organización de medioambiental orientada al mercado que colaboró en la financiación del estudio, señala que presenta “medidas directas en asuntos que todo el mundo ha denunciado con anterioridad. Son números malos incluso utilizando el mejor enfoque científico posible”.

El estudio señala que durante el proceso de extracción del gas natural del suelo, las filtraciones totales en los terrenos estudiados representa un 0,42% de todo el gas producido, una cantidad un tanto menor que la considerada media nacional por la Agencia de protección medioambiental. Estados Unidos produjo casi 28,5 mil millones de metros cúbicos de gas natural en 2012, es decir, unos 3 mil millones de metros cúbicos de metano filtrados al aire durante la primera fase de producción. En la segunda parte del proceso, el transporte de los pozos a los hogares y a las plantas eléctricas, se producen otras filtraciones adicionales.

Gracias a la elaboración de este estudio se permitió por primera vez a los científicos visitar los pozos y utilizar datos de las propias empresas para medir los escapes de metano, según ha declarado el director del estudio, David Allen, de la Universidad de Texas.

Algunos expertos que no participaron en el estudio lo alaban por sus mediciones y su acceso, pero señalan que la forma en que fue diseñado era limitada y les preocupaba extraer conclusiones generales del estudio.

A pesar de que el equipo que realizó el estudio examinó 489 pozos en todo el país, estos representan la décima parte de un 1% de todos los pozos de gas natural de Estados Unidos. “Incluso las mediciones de mayor calidad no pueden ocultar el pequeño número de operaciones o de terrenos analizados”, declara Gabrielle Petron, una de las principales científicas que monitorizan las emisiones de metano para la Administración nacional oceánica y atmosférica. Petron dice estar preocupada por los grandes emisores, que son escasos pero que son los responsables de gran parte de las emisiones.

Ira Leifer, científica de la Universidad de Santa Barbara en California que ha recorrido todo el país realizando mediciones de las filtraciones de metano, declara que el problema está en las “operaciones normales”, las realizadas por el último estudio, frente a las “operaciones reales”, que incluyen grandes filtraciones de las que las compañías mantienen alejados a los científicos. “Su estudio no se diseñó para analizar tanto las operaciones normales como las anormales”, declara Leifer.

Durante los últimos años, los sucesivos avances tecnológicos han conducido a un aumento de las perforaciones gasísticas en estados como Pensilvania, Colorado, Arkansas y Dakota del Norte. Los depósitos de gas y de petróleo de esquisto que anteriormente eran inaccesibles, han sido abiertos gracias al fracking. La filtración de metano, uno de los componentes primarios del gas, ha generado grandes debates, ya que el gas es 21 veces más efectivo que el dióxido de carbono al atrapar el calor, sin embargo normalmente permanece en la atmósfera aproximadamente una década y no cientos de años como el dióxido de carbono.

Mientras que las concentraciones en metano en la atmósfera no han cesado de aumentar desde el año 2007, los científicos declaran no haber encontrado ninguna señal de que las perforaciones de petróleo estén contribuyendo a ello, ya que las emisiones de metano provienen de una parte distinta del planeta.

Algunos grupos medioambientales que se oponen al fracking señalan que la financiación del estudio, con 2,3 millones de dólares procedentes de la industria, suponen un problema. Pero Ralph Cicerone, presidente de la Academia nacional de Ciencias y científico especializado en la atmósfera que ha investigado el metano, no está de acuerdo. Cicerone considera que los autores son “algunos de los mejores expertos del país. No importa quién pague a esa gente, al final proporcionarán el resultado final correcto”.

Begos desde Pittsburgh, ha contribuido en la elaboración del documento original en inglés.


Versión online. http://www.pnas.org/