viernes, 20 de septiembre de 2013

Expresidente de Shell Oil: "Todo el mundo sabe que hay explotaciones de fracking que causan problemas"


Traducción del artículo "FORMER SHELL OIL PRESIDENT: Everybody Knows Some Fracking Wells Go Bad" publicado por Kevin Begos, Associated Press 28 de julio de 2013
El boom de la explotación de las bolsas de gas y petróleo, también conocido como fracking, ha traído consigo empleos, miles de millones en royalties y beneficios económicos, e incluso algunos medioambientales. Sin embargo, algunos expertos consideran que la arrogancia, la falta de transparencia y una mala comunicación por parte de las industrias de perforación han alimentado el enfado colectivo sobre el proceso de fractura hidráulica, o fracking.

Es un debate muy importante para la industria. Les he demandado una mayor transparencia, es la única forma de poder mantener una conversación sincera con la población”, declara John Hofmeister, ex-presidente de la empresa Shell Oil y autor del libro, “Why We Hate Oil Companies”.

Por ejemplo, dice Hofmeister, algunos directivos de la industria sugieren que el boom del fracking nunca ha provocado la contaminación del agua. Pero mientras la amplia mayoría de los pozos no causan problemas, “todo el mundo sabe que algunos pozos no tienen un buen funcionamiento”, menciona Hofmeister.

Durante los últimos 5 años, los avances en la tecnología empleada han provocado una oleada de perforaciones en estados como Pensilvania, Colorado, Arkansas o Dakota del Norte. Gracias al fracking, se han abierto los depósitos de petróleo de esquisto que antes estaban inaccesibles. Se trata de unas técnicas en las que se inyectan a gran profundidad en el subsuelo grandes cantidades de agua, arena y otros componentes químicos para provocar una rotura en las rocas.

Uno de los grandes defensores de las perforaciones de esquisto en Marcelus (Pensilvania), considera que mientras aquellos que se oponen al fracking han exagerado algunos de los riesgos que conlleva, la industria tampoco ha sabido manejar siempre algunos de los asuntos primordiales.

Penn Engelder, geólogo de Penn State, menciona el famoso caso de la localidad de Dimock (Pensilvania), en el que 18 familias mostraron sus quejas en el año 2009 por la contaminación de sus suministros de agua con gas metano y compuestos químicos tóxicos, provocada por las perforaciones cercanas.

Los responsables medioambientales del estado acordaron, finalmente, sancionar con grandes multas a la empresa Cabot Oil & Gas Co, situada en Houston, además de prohibir temporalmente a la empresa realizar perforaciones en un área de 9 millas cuadradas alrededor de la localidad. Cabot pagó las multas, pero rechazó ser el responsable de la contaminación vertida.

Engelder declaró que algunos de los errores de la industria no han sido intencionados y están causados por la falta de experiencia. En Dimock, la tierra posee muchas capas de roca, y el boom de las perforaciones era tan novedoso, que tanto la industria como los responsables lucharon para intentar comprender y explicar los problemas provocados por los pozos de agua, según Engelder.

George Stark, portavoz de Cabot, declaró que, en retrospectiva, la empresa se ha dado cuenta de que el área geológica que rodea Dimock es “altamente inusual”, y que la realización de pruebas de metano antes de la perforación habría ayudado a determinar qué pozos poseían contaminación natural por metano.

Según Stark, en 2010 Cabot comenzó a celebrar picnics en verano en la zona de Dimock para responder a las preguntas de la industria acerca de las perforaciones y la geología local. Más de 8000 personas asistieron al acto celebrado a mediados de julio, unas 2000 personas más que el primer año, declara el portavoz de Cabot.

Mientras todavía existen muchos asuntos importantes en juego, declara Engelder, los expertos empiezan a considerar que las técnicas de construcción de pozos utilizadas en los primeros años del boom de las explotaciones en Pensilvania “eran inadecuados para la tarea” de proteger el agua subterránea de la zona. La legislación para los trabajos en los pozos de cemento fueron posteriormente reforzada de forma considerable, pero en aquel momento, el enfado y la publicidad negativa ya habían comenzado y el daño ya estaba hecho.

Engelder y Hofmeister declaran que el boom de las perforaciones ha traído numerosos beneficios. Muchas comunidades no han tenido grandes problemas y agradecen los empleos y royalties derivados que pueden llegar a los cientos, miles o miles de millones de dólares para un único propietario de un terreno explotado.

Pero Engelder declara que la industria no sólo puede centrarse en lo positivo. “Nunca habrá ninguna industria gasística en Pensilvania que no constituya un riesgo, lo mismo que nunca se está libre de riesgos al conducir un coche”, ha dicho.

Engelder cree que la industria debería trabajar de forma más cercana con sus detractores y proporcionar explicaciones detalladas sobre la geología del lugar, los riesgos y los beneficios de las perforaciones. “Haría cualquier cosa que fuera necesaria para intentarlo y comprometer a estas personas durante un periodo de tiempo”, declara.

Pero algunas de las personas más críticas son escépticas. “No se pueden cambiar las manchas en la piel del leopardo”, declara Jim Switzer, un vecino de Dimock, que denuncia que las perforaciones han arruinado su agua. “Gastarían miles de millones de dólares en decir que no eran responsables de algo, antes de gastar unos cuantos millones en cuidar de aquellas personas a las que fastidiaron”.

Otra persona crítica con las perforaciones y que combatió durante 10 años contra la empresa Encana Oil & Gas (Colorado) sobre los trabajos en sus propiedades, dijo que no solo le molestaba el ruido y la contaminación, sino también la actitud de la industria.

Esa gente se mudó a nuestro valle como un ejército conquistador”, declara Thomas Thompson, quién se quejó de que los pesados equipos que acompañaban las perforaciones en Rifle, Colorado, provocaron innumerables tormentas de polvo que les provocaron problemas de salud a él y a su mujer.

Thompson añade que él no se opone a que se desarrollen los recursos de gas natural en EE UU, pero que debe hacerse de forma responsable. Tras años de preguntas a las agencias gubernamentales y a la industria para que se hagan cargo de esos problemas, Thompson y su mujer se trasladaron a Texas y emprendieron una demanda por sus peticiones.

La compañía dice que a los Thompson básicamente “no les gustaba tener actividades de explotación de gas y petróleo en su propiedad”.
“Somos conscientes de que este es el caso en muchas ocasiones, especialmente si un individuo no tiene derechos minerales y no recibe beneficios económicos derivados de nuestra presencia y actividad”, declara Doug Hock por email, portavoz de Encana. “Por lo general somos capaces de alcanzar cierto tipo de acuerdos, pero en otros casos, como este, no es posible”.

A pesar del enfado de algunos críticos, Hofmeister considera que muchas personas en la industria permanecen “casi impasibles” ante la oposición. “Este es un mundo grande”, declara Hofmeister, “La industria avanzará hacia lo que tenga más posibilidades de éxito”.