La
oposición social está dificultando seriamente el desarrollo de la
fractura hidráulica
(Artículo publicado en la revista Ecologista por Samuel
Martín-Sosa Rodríguez, Responsable de Internacional de Ecologistas
en Acción)
La
fractura hidráulica para obtener gas y petróleo está enfrentando
una fuerte oposición en numerosos países. Las negativas
consecuencias ambientales y sociales que está teniendo la
explotación realizada durante años en el país pionero en esta
técnica, Estados Unidos, han sido una herramienta muy potente para
movilizar a numerosos grupos sociales, poniendo en jaque la
explotación generalizada del gas de esquisto. En el artículo se
realiza un balance de esta situación, así como de las restricciones
legales al ‘fracking’ impuestas por diversos Estados.
“La
única amenaza del fracking
es no seguir la senda de EE UU”. Así de categórico se mostraba el
ministro español de Industria preguntado por la cuestión. Soria se
refería así al cacareado milagro del gas de esquisto ocurrido en
aquel país en la última década, que llevó el año pasado al
presidente Obama a afirmar que disponen de gas para garantizar el
consumo de los próximos 100 años. Las últimas previsiones de la
Administración de Información de la Energía (EIA, por sus siglas
en inglés) del Departamento de Energía de aquel país, publicadas a
comienzos de junio de 2013 [i],
aseguran que allí el gas de esquisto alcanzó el 40% del total de
gas natural y el petróleo de esquisto un 30% del total de su
producción de crudo. El auge de este último permitirá al país
norteamericano superar como productor a Arabia Saudita en 2020 y
pasar de importador a exportador neto de crudo en 2030 [ii].
El
“milagro” norteamericano y las expectativas en otros países
Es
necesario recordar no obstante que la EIA, que ahora incrementa las
expectativas de gas en un 10% respecto a sus previsiones anteriores
de 2011, tiene un largo historial de optimismo infundado y
sobrestimaciones en las reservas que con posterioridad han tenido que
ser corregidas. El propio informe, que aventura las más recientes
estimaciones de gas y petróleo de esquisto en 41 países, reconoce
la incertidumbre de estas previsiones, que hablan de reservas que
pueden ser técnicamente recuperables pero pueden no serlo desde la
óptica de la rentabilidad económica.
Otros
informes de analistas económicos han hablado por su parte de una
sobrestimación de las reservas americanas de entre 400-500% [iii].
Según el informe de la EIA, Norteamérica (EE UU, Canadá y México)
dispone con creces de las mayores reservas de gas de esquisto (1.685
tcf [iv])
seguida de China (1.115), Argentina (802), Argelia (707), Australia
(437) o Rusia (287). Por su parte, Europa dispone en comparación de
cantidades sensiblemente menores (470 tcf), destacando los 148 de
Polonia, los 137 de Francia o los 51 de Rumanía. España por su
parte contaría, según el informe, con aproximadamente unos 8 tcf
–una octava parte de las ilusorias previsiones realizadas por las
empresas del sector en nuestro país, que llegaron a hablar de que
España podría ser una Dakota del Norte del gas [v]–
quedando bien por debajo de otros países como Reino Unido (26 tcf),
Suecia (10), Países Bajos (26), Alemania (17), Dinamarca (32) y
Bulgaria (17).
Pero
el desarrollo de la actividad no ha sido tan glorioso como lo pinta
el ministro Soria. El boom estadounidense ha servido para
transformar su realidad energética, pero también para empezar a
comprobar sobre el terreno los verdaderos impactos de la técnica de
la fractura hidráulica empleada para la extracción de estos
combustibles no convencionales (contaminación, daños a la salud,
seismos…).Tanto la fuerte oposición social como los escándalos
medioambientales han servido para despertar la alerta en otras partes
del mundo, a las que se pretende llevar la promesa de este El
Dorado energético. La resistencia americana a la actividad ha
alcanzado al mundo de la cultura, visibilizada en la plataforma
“Artistas contra el fracking”, con personajes destacados
como Yoko Ono a la cabeza. La película nominada al Oscar Gasland
del director americano Josh Fox (que acaba de estrenar su segunda
parte Gasland II en 2013) ha contribuido notablemente a
difundir internacionalmente la problemática. En EE UU numerosas
comunidades han aprobado resoluciones contrarias a la fractura
hidráulica y el Estado de Vermont acordó una prohibición en mayo
de 2012, mientras que el Estado de Nueva York tiene una moratoria
hasta 2015.
Canadá,
el otro país que explota el gas de esquisto comercialmente en
grandes cantidades, ha visto también como la provincia de Quebec ha
sido pionera en establecer una prohibición y como el Gobierno de
Nova Escotia mantiene en pie una moratoria de facto hasta mediados de
2014 [vi].
Mientras tanto, las negociaciones de los acuerdos de libre comercio
entre estos dos países norteamericanos y la UE pretenden anticiparse
a esta situación y cortocircuitar la implantación de posibles
prohibiciones futuras en Europa, otorgando derechos a las empresas
energéticas de perseguirlas legalmente [vii].
De hecho, la prohibición de Quebec está siendo impugnada por la
empresa americana Lone Pine a través del acuerdo NAFTA [viii].
Algunos
rasgos comunes de la resistencia
El
movimiento de contestación se caracteriza en general por una unánime
oposición a la técnica, entendiendo que solo cabe la prohibición
de la misma y no una adecuada regulación. Las críticas a la
opacidad en el debate público son también un elemento repetitivo.
La industria es bien conocedora de ello, y sabe que si bien el rápido
despegue de la actividad en EE UU llegó de la mano de facilidades
fiscales y ambientales como la excepción Halliburton, que
eximía a la industria del gas del cumplimiento de las leyes que
protegen el agua potable, su desarrollo en otros sitios como Europa,
donde intentan desembarcar masivamente, pasa por ganar aceptación
social y requiere de una regulación mucho más estricta.
La
industria encargó un informe [ix]
para desentrañar como se organiza y opera el movimiento antifracking
al que tilda de “campaña altamente efectiva” y al que
responsabiliza en gran parte de las moratorias y prohibiciones
establecidas en diferentes partes del mundo. El informe asegura que
la industria ha subestimado el riesgo social y político y que debe
ganar esta batalla antes de pretender una implantación mayor. En el
mismo sentido, un informe reciente de la OTAN identifica la
resistencia organizada como uno de los factores clave que dificultará
la explotación masiva del gas de esquisto en Europa [x].
La
efectividad del movimiento de oposición puede también medirse en el
hecho de que en diversas partes del mundo como EE UU [xi]
o Polonia [xii]
los grupos antifracking
están siendo criminalizados y sometidos a vigilancia y espionaje. En
Polonia, al igual que en otro países con un pasado ligado a la
antigua URSS como Bulgaria, Rumanía, Lituania o Hungría, el
argumento patriótico de la futura independencia del gas ruso está
siendo fuertemente utilizado en el debate público para ganar el
beneplácito social. Aunque curiosamente ese pudor desaparece al
prometer a las empresas que los precios del gas no bajarán gracias a
los contratos a largo plazo con Gazprom [xiii].
La
improbable réplica europea
Aparte
de las evidentes menores reservas y la anticipada oposición pública,
son varios los factores que hacen improbable un desarrollo similar en
Europa. Las diferencias geológicas, geográficas e hidrológicas,
unidas a una falta de infraestructuras y conocimiento adecuados [xiv],
plantean obstáculos que convierten en quiméricas las expectativas
de repetir la experiencia en el viejo continente. A todo ello se suma
un factor especulativo importante, cada vez más repetido, que habla
de una burbuja financiera creada por unos precios del gas inducidos
artificialmente y una producción que declina a una velocidad
vertiginosa, que podrían conducir a fin anticipado de este sueño
energético. Todos estos factores han intervenido en el abandono
temprano de varias empresas en Europa y otras partes del mundo.
No
están resultando suficientes las promesas de algunos Gobiernos
europeos. El sistema de adjudicaciones de licencias polaco acaba de
recibir un varapalo del Tribunal de Luxemburgo que siembra dudas
sobre su legalidad [xv].
Polonia, que lidera la carrera europea con más de 40 pozos
exploratorios y espera comenzar la explotación comercial hacia 2015,
acaba de aprobar una modificación legislativa que exime a las
perforaciones realizadas a menos
de 5.000 metros
de profundidad de realizar la pertinente Evaluación de Impacto
Ambiental [xvi].
Con ello intenta acallar el descontento a voces de las empresas que
piden mayor relajación legislativa y fiscal. A pesar de todo ello,
Exxon Mobile abandonó el país en 2012 y en 2013 lo han hecho
Talisman y Marathon Oil. El Gobierno polaco se esfuerza en desmentir
que se esté produciendo un éxodo de empresas extranjeras de la
actividad en su país para intentar taponar el goteo y evitar que
empresas como Conoco Phillips, Eni, o Chevron, vayan detrás [xvii].
Esta última empresa ha sufrido la ocupación de los terrenos de una
de sus concesiones por parte de agricultores polacos que se oponen a
la actividad [xviii].
El
Gobierno británico por su parte, que en 2011 tuvo que imponer una
moratoria temporal (ya levantada) tras los movimientos sísmicos
provocados por las perforaciones de la empresa Cuadrilla Resources en
el condado de Lancashire (las únicas hasta el momento), en julio de
2013 acaba de prometer a las empresas “el régimen fiscal más
generoso del mundo” con grandes reducciones de impuestos si
invierten en el país. De forma paralela en mayo prometió
reducciones en las tarifas eléctricas a los habitantes de
comunidades que no se opongan al fracking
[xix],
aunque al mes siguiente un portavoz de Cuadrilla fue cogido in
fraganti
desmintiendo off-the-record
al Gobierno sobre la posible reducción de la factura de la luz [xx].
Se produce la paradoja de que los Gobiernos que quieren promover la
aceptación de la actividad, prometen a las empresas que los precios
no bajarán y a los ciudadanos que tendrán energía barata. Este
panorama favorable ha propiciado que Cuadrilla acelere los trámites
para comenzar las perforaciones en otro permiso, en Balcombe (West
Sussex). Sin embargo la empresa ha tenido que congelar temporalmente
sus planes debido a la gran oposición ciudadana generada. El bloqueo
de los trabajos por cadenas humanas y protestas solo encuentran su
precedente en las luchas contra la construcción de autovías en los
90. La solidaridad internacional generada en torno a esta resistencia
ha sido abrumadora.1
Abandonos,
oposiciones y moratorias
En
ocasiones el abandono de empresas, como el caso de OMV en Austria,
está relacionado con los estrictos requisitos ambientales impuestos
por el Gobierno [xxi].
Shell salió de Suecia en 2011 al encontrar menos reservas de las
esperadas y ahora el parlamento de aquel país trata de aprobar algún
tipo de moratoria, aunque de momento el primer intento no ha
prosperado. Por su parte, la compañía Dart Energy podría abandonar
Escocia debido a la mala calidad del gas encontrado [xxii].
Esta misma compañía, en una pésima situación financiera, ya ha
anunciado abandonos en sus concesiones en Australia, provocados por
los nuevos requerimientos ambientales impuestos por el Gobierno
australiano de impacto sobre los acuíferos. Además, en aquel país
el Gobierno regional de Nueva Gales del Sur acaba de decretar una
zona de exclusión de 2 kilómetros en torno a áreas residenciales y
agrícolas, lo que provocará el abandono de la actividad de otras
dos empresas (Metgasco y Planetgas). La movilización social en
Australia es fortísima, y ha jugado un papel fundamental en la
imposición de estos nuevos requisitos. Merece mención especial el
movimiento Lock
the gate
(canda la carretera) en la que las comunidades han declarado cada
carretera, calle, barrio, etc. “libres de campos de gas” y han
impedido incluso el paso a los camiones, reclamando que aunque tengan
licencia legal, no tienen el “permiso social” para operar.
En
Nueva Zelanda la oposición también crece a gran velocidad y una de
las mayores compañías de leche del país, Fonterra, acaba de
anunciar que no comprará leche a los campesinos que acepten lodos de
perforación como enmienda agrícola para sus tierras [xxiii].
En el mismo sentido las empresas cerveceras holandesas (incluyendo a
Heineken) y alemanas [xxiv],
como ya han hecho algunas americanas, han expresado su preocupación
por la posible afección a su actividad derivada de una eventual
contaminación de acuíferos y han llegado a pedir una prohibición
de la técnica. Holanda, que ha concedido varias licencias
exploratorias, congeló las actividades hasta completar un informe de
los riesgos ambientales. El informe, que presentado de forma poco
transparente a finales de agosto de 2013, minimiza los riesgos
comparándolos con las explotaciones convencionales y ha sido
criticado desde numerosos ámbitos incluído el científico.2.
A pesar del respaldo político dado a la actividad, el Gobierno ha
minimizado
en ocasiones el papel del gas de esquisto indicando que su producción
sólo representaría un par de puntos porcentuales de la actual
producción de gas natural [xxv].
De hecho el ministro de Economía holandés ha tenido que anunciar a
mediados de septiembre una extensión de la moratoria de al menos 1
año3,
debido en gran parte a la oposición popular. El banco holandés
Rabobank anunció hace meses que no prestará dinero para operaciones
de fractura hidráulica [xxvi].
En
situación parecida de moratoria no oficial se encuentra la
República de Irlanda. Las dos empresas con permisos en el país,
Tamboran y Enegi, tendrá que esperar para saber si pueden perforar
hasta comienzos de 2015, cuando se presenten los resultados del
estudio ambiental sobre los riesgos que está llevando a cabo la
Agencia Irlandesa de Protección Ambiental.
Por
su parte Alemania, quizás en clave preelectoral, no se atreve al
menos públicamente a hacer una apuesta sin ambages y ante la presión
social y de los Länder el Gobierno ha tenido que posponer hasta
después de las elecciones de setiembre de 2013 la aprobación de una
ley que pretendía regular el fracking,
y que en principio podría contemplar una evaluación de impacto
ambiental obligatoria y una prohibición en zonas que afecten a
acuíferos, así como otros requisitos ambientales [xxvii].
Además el Consejo Asesor de Medio ambiente alemán acaba de echar un
jarro de agua fría a las expectativas de las empresas al publicar en
mayo unas declaraciones dejando claro que el gas de esquisto no juega
un papel esencial para los planes nacionales de la Energiewende
(transición energética), ni garantizará seguridad energética o
bajada de precios [xxviii].
La oposición al fracking
en Alemania, aunque bastante atomizada y sin una coordinación
federal fuerte, lanzó en mayo de 2013 una resolución conjunta (la
resolución de Korbach [xxix])
pidiendo la prohibición inmediata. De momento existe una moratoria
en Renania del Norte-Westfalia, en Hesse del Norte el primer permiso
ha sido denegado, y en Turingia a BNK Petroleum le ha sido reitrada
una licencia.
En
la República Checa, las tres licencias que tienen solicitadas las
compañías BasGas Energia y Cuadrilla Moravia están congeladas
porque el Parlamento está en fase de tramitación de un proyecto de
ley para establecer una moratoria de dos años, aunque el texto lleva
en una especie de limbo administrativo casi un año, y hay
movimientos políticos para torpedearlo. El movimiento ciudadano Stop
HF está jugando un papel de presión social importante. Parece
evidente que los vaivenes electorales juegan un papel decisivo.
En
Dinamarca en 2010 se concedieron dos licencias a Total, pero el
Gobierno entrante tras las elecciones de 2011 estableció una
prohibición temporal para nuevas licencias. En Rumanía, las
promesas de prohibir la fractura hidráulica contribuyeron a la
elección del Gobierno resultante en las elecciones de mayo de 2012.
Se estableció una especie de moratoria de facto hasta finales
del año, que sin embargo el Gobierno no respetó al conceder 5
licencias a comienzos de diciembre a Chevron y a Shell. Además, tras
las elecciones parlamentarias de finales de 2012 se ha conformado una
cámara mayoritariamente profractura. La población ha celebrado
protestas masivas y hasta tres referendos en Dobrogea, una de las
zonas afectadas, que han dejado clara la oposición masiva a la
actividad. En la provincia de Vaslui, otra zona afectada, se
multiplican los municipios declarados libres de fracking.
En
la oposición a la fractura hidráulica, es habitual encontrar al
Gobierno central intentando allanarle el terreno a la industria,
mientras entidades administrativas de menor rango como Gobiernos
regionales, provinciales, o municipales, se sitúan del lado de la
ciudadanía, que siempre es contraria: no existe ningún movimiento
ciudadano de apoyo a los proyectos. Sin embargo hay dos países que
se han convertido en referentes por haber decretado prohibiciones a
nivel nacional, Bulgaria y Francia.
Bulgaria,
tras multitudinarias protestas ciudadanas a comienzos de 2012,
decretó una prohibición de la técnica de la fractura hidráulica
para la investigación de gas y petróleo de esquisto, después
refrendada por el parlamento.
En
Francia, el otro país que claramente ha prohibido el empleo de esta
técnica (junio 2011) tanto para la investigación como la
explotación –basándose acertadamente en el principio de
precaución–, se adivinan claramente las fuertes presiones de la
industria entre bastidores, ya que con frecuencia se oyen rumores
sobre la revisión de la decisión. Este país ha sido la cuna de la
resistencia europea, muy efectiva, horizontal y organizada [xxx],
referente para muchos grupos de oposición en otros países. En junio
de 2013 el senado francés aprobó un informe claramente profractura,
y la abrupta salida al mes siguiente de la ministra de Medio Ambiente
del Gobierno ha sido relacionada por ella misma con las presiones de
la industria petrolera por su firme posición antifracking
[xxxi].
Sin embargo el propio presidente Hollande ha vuelto a reafirmar días
después que no habrá fractura hidráulica mientras él sea primer
ministro [xxxii].
Sin embargo, la ley que prohíbe la fractura puede estar en riesgo
por la demanda interpuesta por una de las empresas adjudicatarias de
los permisos revocados, la texana Schuepbach, que también es
cotitular de permisos en el Estado español. El Consejo
constitucional debe en otoño de 2013 decidir si invalida o no la
ley4.
En
cuanto a Bruselas, el debate está servido. La consulta pública
organizada por la Comisión Europea en 2013 ha demostrado claramente
que la actividad no goza del beneplácito ciudadano. Mientras que la
política energética es materia que compete a cada Estado miembro, y
aunque es impensable un bloqueo al desarrollo de la actividad a nivel
europeo, la Comisión Europea no puede ya ignorar ni el sentir de la
ciudadanía ni los resultados de los estudios encargados por la
propia Comisión [xxxiii]
que hablan de la necesidad de un marco regulatorio más claro, y que
posiblemente pase, entre otras cosas, por un requisito de
sometimiento a EIA aún en las fases meramente exploratorias e
independientemente de la cantidad a extraer, en el sentido de lo
aprobado en la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo en
julio de 2013 [xxxiv].
Aunque no habrá propuesta por parte de la Comisión Europea
probablemente hasta finales de 2013, ni una decisión definitiva
hasta después de las elecciones al Parlamento europeo de 2014,
existe un pulso soterrado entre el comisario de energía, Oettinger
[xxxv],
por un lado, que pretender dar vía libre a la actividad, y el de
medio Ambiente, Potocnik [xxxvi],
y la de Clima, Hedegaard [xxxvii],
por otro, que pretenden bajarle la expectativa al gas de esquisto.
Otras
regiones
Desde
que en 2011 se perforara el primer pozo en la provincia de Neuquén
por la compañía americana Apache, en territorio mapuche, son más
de 100 pozos los practicados en Argentina, lo que ha hecho del gas de
esquisto la bandera para avanzar hacia la suficiencia energética,
siendo una de las razones que sustancian la nacionalización de
YPF-Repsol y la aprobación de la Ley de Soberanía de Hidrocarburos.
Se extiende la frontera extractiva a provincias no tradicionalmente
petroleras que buscan en sus pizarras, y algunas como Entre Ríos se
intentan adelantar debatiendo en su parlamento una prohibición del
fracking intentado proteger el acuífero guaraní, una de las
mayores reservas de agua limpia del mundo.
En
mayo de 2013, con ocasión de la visita del Ministro de Energía y
Minas de Argelia, se produjo en Londres una concentración de
argelinos contra la ausencia de debate público relativo al fracking
en el país y contra los planes del Gobierno de Argelia [xxxviii],
que cuenta con las mayores reservas africanas y está ofreciendo un
régimen fiscal favorable a la actividad que ya ha atraído a
empresas como Shell, Eni y Talisman.
China,
con las mayores reservas mundiales, pretende que el gas de esquisto
cubra el 6% de su demanda energética para 2020. Allí Chevron,
Shell, BP, ExxonMobil y Total están bien posicionadas [xxxix]
y está por ver si las cada vez mayores protestas sociales por la
degradación ambiental de aquel país alcanzan también al fracking,
al menos en regiones densamente pobladas y con problemas de escasez
de agua como la cuenca de Sichuan.
Notas
y referencias:
1http://fractura-hidraulica.blogspot.com.es/2013/08/solidaridad-internacional-con-los.html
2http://fractura-hidraulica.blogspot.com.es/2013/08/ultimas-noticias-sobre-el-gas-de.html
3http://www.dutchnews.nl/news/archives/2013/09/no_shale_gas_decision_for_18_m.php
4http://fractura-hidraulica.blogspot.com.es/2013/09/actualizacion-de-la-situacion-en-francia.html
ihttp://www.eia.gov/analysis/studies/worldshalegas/
iiWorld
Energy Outlook 2012, Agencia Internacional de la Energía
http://www.iea.org/publications/freepublications/publication/English.pdf
iiihttp://shalebubble.org/wp-content/uploads/2013/02/SWS-report-FINAL.pdf
ivTcf=
trillions of cubic feet (billones de metros cúbicos de gas)
vhttp://aciep.com/noticia/espana-podria-albergar-recursos-de-gas-equivalentes-70-anos-de-consumo
vihttp://metronews.ca/news/halifax/106301/fracking-on-hold-for-two-years-in-nova-scotia/
viihttp://corporateeurope.org/pressreleases/2013/eu-canada-trade-agreement-threatens-fracking-bans
viiihttp://www.canadians.org/action/petition/index.php
ixhttp://www.controlrisks.com/OurThinking/Pages/The-Global-Anti-Fracking-Movement.aspx#
xhttp://www.naturalgaseurope.com/shale-boom-might-not-come-to-europe-says-report-for-nato
xihttp://www.earthisland.org/journal/index.php/eij/article/we_are_being_watched/
xiihttp://www.foodandwaterwatch.org/pressreleases/spying-activities-on-anti-fracking-groups-in-poland-impede-open-debate-about-the-risks-of-shale-gas/
xiiihttp://www.naturalgaseurope.com/poland-shale-gas-production-and-consumer-pricing
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xvhttp://www.euractiv.com/energy/eu-court-casts-doubt-legality-po-news-529286
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xxixhttp://www.resolution-korbach.org/unterst-aus-es.php
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xxxiihttp://blueandgreentomorrow.com/2013/07/16/no-fracking-in-france-while-im-in-charge-says-hollande/
xxxiiihttp://ec.europa.eu/environment/integration/energy/studies_en.htm
xxxivhttp://www.endseurope.com/32599/
xxxvhttp://www.naturalgaseurope.com/shale-gas-gazprom-prices-guenther-oettinger
xxxvihttp://www.endseurope.com/31737/shale-gas-is-no-bonanza-for-eu-warns-poto%C4%8Dnik
xxxviihttp://www.euractiv.com/sustainability/cooperation-shale-answer-europe-news-519803
xxxviiihttp://cnlc-dz.org/blog/2013/04/19/des-algeriens-protestent-a-londres-contre-lexploitation-du-gaz-de-schiste-en-algerie/
xxxixhttp://www.tni.org/briefing/fracking-and-global-land-grab#17