lunes, 3 de junio de 2019

La Comisión Europea mantiene las importaciones de GNL, poniendo en peligro los objetivos climáticos


Bajo la presión de Trump, solo unas cuantas semanas antes de las elecciones al Parlamento Europeo, la Comisión Europea firmó un acuerdo a largo plazo por el que se mantienen, al menos durante 20 años, las importaciones de gas natural licuado (GNL) obtenido mediante fractura hidráulica. A pesar de que cientos de grupos internacionales de defensa del medio ambiente han advertido de que esta medida va a torpedear los objetivos de los Acuerdos de París sobre el Clima de 2015 y a retrasar los planes para eliminar el carbono en Europa, el Presidente Juncker de la Unión Europea y el Vicepresidente Maroš Šefčovič han encomiado el acuerdo, que consideran parte de la transición hacia la energía limpia que están teniendo lugar en el continente. Las exportaciones a la UE de GNL estadounidense han aumentado en los últimos años casi un 300%.


El auge de la fractura hidráulica en los Estados Unidos se vendió primero al público en general como un puente hacia el futuro de las energías renovables. La fractura hidráulica, que consiste esencialmente en la liberación de miles de millones de metros cúbicos de gases atrapados, principalmente metano, se presentó inicialmente como una alternativa al carbón más limpia y menos perjudicial para el medio ambiente. Es cierto que, cuando se quema, el gas fósil o gas “natural” solo libera aproximadamente la mitad de dióxido de carbono a la atmósfera. Pero el metano, que es también un gas de efecto invernadero, tiene un potencial entre 80 y 120 veces mayor que el CO2 de retener calor durante un período de 20 años, además del riesgo de fugas durante la cadena de producción y transporte.

Ahora, con el boom de la fractura hidráulica en los Estados Unidos (y en todo el mundo), son más las conclusiones científicas que demuestran que las emisiones de metano generadas durante la extracción de gas en general y de gas de esquito en particular están ganando importancia entre los factores causantes del calentamiento global y el cambio climático. Ya en el año 2012, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) emitió una “alerta mundial” sobre la fractura hidráulica y advirtió de su posible impacto ambiental aunque se realice correctamente. Antes del debate sobre la importación de GNL, el Ministro de Medio Ambiente de Alemania concluyó, además, que los hidrocarburos obtenidos mediante fractura hidráulica y transportados a Alemania son tan perjudiciales para el clima como el carbón.

Desde la otra orilla del Atlántico, en el corazón de Pensilvania, Robert Howarth, investigador de la Cornell University, presentó recientemente diversas pruebas que demostraban que el incremento del metano a nivel mundial en los últimos diez años ha sido impulsado en gran medida por la industria del petróleo y el gas. En una reciente conferencia titulada, “The Role of Shale Gas Development in the Methane Cycle: New Insights from 13C and 14C Data,” Howarth actualizó la cifra promedio estimada de fugas durante todo el ciclo del metano generado en las operaciones relacionadas con el gas natural (obtenido o no mediante fracturación hidráulica), que ahora se sitúa en un 4,1%. Esta tasa de fugas convierte al gas natural en una sustancia tan perjudicial para el clima –o tal vez más– que el carbón.


El gas de la libertad

Sin tomar en consideraciones las preocupaciones de índole científica, a finales del mes de abril, mientras se celebraba el incremento de casi un 300% con respecto a los últimos años, de los niveles de GNL estadounidense que se exporta a la Unión Europea,  Rick Perry, Secretario de Energía de los Estados Unidos,  y Maroš Šefčovič, Vicepresidente de la UE para la Energía, firmaron dos pedidos de exportación que duplicarán la capacidad de exportación de esta sustancia de los Estados Unidos a Europa hasta 112.000 millones de metros cúbicos anuales para 2020.

Encomiando la iniciativa, que consideran la solución para evitar que Rusia se haga con el control del mercado energético, Perry ha presentado el acuerdo como una segunda liberación. En la ceremonia de la firma, que tuvo lugar en Bruselas, Perry afirmó que, cuando han transcurrido 75 años desde la liberación de Alemania de la ocupación nazi, “los Estados Unidos ofrecen de nuevo una forma de libertad al continente europeo, pero ahora, en lugar de enviar a jóvenes soldados estadounidenses, envía GNL”.

Steven Winberg, Subsecretario estadounidense para la Energía Fósil, hizo las siguientes declaraciones: “Esperamos exportar a Europa unos 8.000 millones de metros cúbicos anuales adicionales de GNL producido en los Estados Unidos. “En este momento tenemos una capacidad anual de cerca de  10.000 millones de m³, de modo que podríamos duplicar efectivamente las exportaciones a Europa. Y tal vez más importante sea el hecho de que, para 2020,  pasaremos de una capacidad de exportación de 50.000 millones de m³ a 112.000 millones de m³ al año, es decir, más del doble de la capacidad actual,” añadió el Sr. Winberg.

Aunque Japón sigue siendo el principal país de destino de las exportaciones de los Estados Unidos, los nuevos pedidos de exportación permitirán duplicar la capacidad de exportación a Europa en los años venideros. “Nuestra capacidad de importación de gas natural licuado es muy superior a 200.000 millones de m³ e incluso se ampliará en los próximos años,” dijo el Sr. Šefčovič, a mediados de mayo, en la ceremonia de inauguración de un nuevo puerto de descarga de GNL. “Ya hemos desarrollado la capacidad de importación de GNL en 11 países comunitarios. Recientemente se han construido nuevas terminales en Lituania y Polonia y está previsto construir otras en Croacia, Grecia y Alemania.”

En varias entrevistas emitidas por televisión television interviews tras el evento, Maroš Šefčovič se jactó de que el enorme apetito de la Unión Europea por el gas natural licuado ya ha agotado la capacidad de la nueva instalación “para los próximos 20 años.” El Sr. Šefčovič prosiguió diciendo que “el gas fósil formará parte de una transformación verde sostenible combinada con la competitividad industrial. El paso al gas forma parte de la transformación energética,” prometió, reafirmándose en el supuesto de que el gas fósil va a contribuir a hacer frente a la emergencia climática.

Los ecologistas y los científicos ponen el grito en el cielo 


Pero antes de que se produjera el anuncio, más de 200 grupos de ambas orillas del Atlántico firmaron una carta abierta a los Gobiernos de la Unión Europea y los Estados Unidos en la que exigían que se pusiera fin inmediatamente a las exportaciones de GNL porque temían que, en lugar de invertir en alternativas energéticas limpias, los Gobiernos estuvieran “sentando las bases para una utilización prolongada de los combustibles fósiles y los plásticos, creando con ello una situación de emergencia tanto para los derechos ambientales como para los derechos humanos”…preludio de un “caos climático,” en palabras de Wenonah Hauter, Director Ejecutivo de Food & Water Watch y Food & Water Europa.

Los signatarios de la carta afirman, asimismo, que, dado que la nueva infraestructura de gas tiene una vida económica bastante duradera, generalmente entre 30 y 50 años, el consumo de gas fósil se prolongará más allá del punto en el cual la UE debería eliminar totalmente el carbono de sus sistemas energéticos. Además, los grupos ecologistas también han subrayado la relación existente entre el etano, ese gas barato que se obtiene mediante fractura hidráulica, y la producción de plásticos desechables, los cuales están a punto de dispararse en toda Europa, teniendo en cuenta que se han construido nuevas plantas en las proximidades de los puertos de descarga de GNL.

De hecho, antes de la celebración, a finales del mes de mayo, de las decisivas elecciones al Parlamento Europeo, que podrían dar lugar al inicio del proceso de eliminación del carbono en la UE que culminaría en 2050, en lugar de ello, el nuevo acuerdo podría desencadenar un desastre climático. Los grupos ecologistas temen que sus efectos netos puedan conducir al mundo mucho más allá de los límites de la seguridad climática.

La fractura hidráulica, una tecnología igual de problemática, también ha provocado un exceso de oferta de etano barato, una materia prima básica para los fabricantes de plásticos. Desde el año 2012, las empresas químicas empezaron a invertir intensamente en plantas petroquímicas e instalaciones de exportación con el objeto de explotar el exceso de oferta de etano, creando con ello nuevas implicaciones negativas para los derechos humanos y ambientales. Y está previsto instalar varias plantas nuevas en las proximidades de las nuevas terminales europeas de de GNL. “La UE está importando gas obtenido mediante fractura hidráulica en los Estados Unidas para fabricar plásticos,” dice Andy Gheorghiu, asesor sobre políticas de Food & Water Europe. “Europa está tirando por la borda un clima estable a cambio de una sociedad despilfarradora y generadora de residuos.”




Traducción del artículo "EU Commission locks in imported LNG, endangering climate goals" publicado el 23 de mayo en Energy transition.