Con
las expectativas de que una ola de gas natural licuado (GNL)
procedente de EE.UU. azote el mercado conforme avanza este año, los
inversores en energía temen que el gigante del gas ruso adopte la
misma estrategia en el mercado del gas que siguió Arabia Saudí en
el del petróleo.
Puede
que parezca que una guerra de precios de gas es lo último que Rusia
necesita, a la vista del impacto de los bajos precios del petróleo. Pero
los analistas defienden que esta estrategia sería económicamente
razonable para Gazprom: con los precios ya bajos del mercado de gas
europeo, sería relativamente fácil bajarlos hasta un nivel en el
que dejara de ser rentable importar el GNL de EE.UU. Y, haciendo
esto, defendería su posición en el mercado de una región que
supone la mayor parte de sus ganancias.
Tal
jugada tendría mucha repercusión en el mercado energético mundial:
una guerra de precios en el mercado de gas europeo tendría un efecto
dominó en otras regiones y productos (desde el GNL australiano al
carbón de Colombia) y podría amenazar la viabilidad de la creciente
industria estadounidense del GNL.
“¿Por
qué habría que concederle una cuota de mercado a un productor más
caro?” dice James Henderson, especialista en petróleo y gas ruso
del Oxford Institute for Energy Studies (OIES).
“Si yo fuera un inversor en GNL estadounidense, me preocuparía”.
El
argumento que apoya esta guerra de precios es simple.
Al
igual que Arabia Saudí es el mayor productor “péndulo” de
petróleo gracias a su habilidad de aumentar la producción cuando lo
necesita, Gazprom es la figura con más capacidad de reserva en el
mercado mundial de gas.
Según
los ejecutivos de Gazprom, la compañía tiene unos 100 mil millones de m3 de capacidad de reserva (fundamentalmente
gracias a inversiones basadas en expectativas demasiado optimistas
sobre la futura demanda del gas), lo que equivale a casi un cuarto de
su producción y a más o menos el 3 % de la población mundial.
Y al igual que a Arabia Saudí le preocupaba el hecho de que los productores de petróleo de esquisto estadounidenses pudieran mermar su cuota de mercado, Gazprom se enfrenta a una situación parecida en el mercado del gas. La gran cantidad de gas barato procedente del boom del esquisto en EE.UU. ha dado lugar a una oleada de GNL estadounidense estos últimos años. El primer cargamento de GNL procedente de los Estados Unidos continentales se debería enviar en los próximos dos meses, y la capacidad de exportación total (aún en construcción) equivaldría a dos tercios de las exportaciones de Gazprom a Europa.
Por
último, igual que Arabia Saudí con el petróleo, Gazprom es una de
las productoras de gas más baratas. Según los cálculos de Mr
Henderson en el OIES, a Gazprom le cuesta unos 3,5 $ por millón
de BTU enviar su gas a Alemania, en comparación con los 4,3 $
por millón de BTU estimados para el GNL estadounidense, a pesar de
los precios bajos con los que ha estado negociando EE.UU. los últimos
16 años.
En
suma, tendría sentido que la compañía rusa bajase sus precios para
mantener el GNL estadounidense fuera del mercado.
“El
mercado ahora se está emocionando, pero los rusos han estado
haciendo cuentas y saben que pueden ganar mucho si esto sucede”,
afirma Thierry Bros, analista de gas europeo en la
Société Générale de París.
Sería
más barato realizar este movimiento ahora, porque los precios del
gas ya han bajado radicalmente en Europa: los precios al contado del
Reino Unido han bajado un 50 % en los últimos dos años.
Los precios de contrato de Gazprom, que están muy relacionados con
los del petróleo, han seguido el ritmo de la bajada del mercado al
contado de gas y es probable que sigan bajando en los próximos seis
o nueve meses.
Mr Bros
calcula que a Gazprom le costaría 1300 millones de dólares en
ingresos excluír del mercado al GNL estadounidense este año: menos
del 1 % de sus ventas anuales históricas.
Los
ejecutivos de Gazprom han estudiado la economía de una guerra de
precios y están debatiendo sobre tema, según afirman personas
familiarizadas con la forma de pensar de la compañía.
En
una reunión
con inversores esta semana en Nueva York, Alexander Medvedev,
Director General de Gazprom, argumentó que los bajos precios al
contado de Europa ya han conseguido que el GNL de EE.UU. deje de ser
rentable. “A pesar de la visión general de que el mercado de GNL
norteamericano puede cambiar el modelo de precios actual de Europa,
en realidad no es el caso”, dijo.
Los
analistas afirman que una guerra de precios liderada por Gazprom
podría tener dos objetivos: primero, excluir a corto plazo los
cargamentos estadounidenses de GNL del mercado europeo; y segundo,
disuadir a largo plazo las inversiones en proyectos nuevos de GNL.
El
primer objetivo requeriría que el precio al contado europeo fuese
más bajo que el coste de enviar gas de EE.UU. a Europa, un escenario
que, según Mr Bros, sería posible en la segunda mitad de este
año pero que, según los analistas, Gazprom no podría mantener
durante mucho tiempo.
De
manera más sostenible, Gazprom podría adoptar una estrategia a
medio plazo para controlar los precios europeos y, así, prevenir la
aprobación de nuevos proyectos de GNL. Mientras que no es probable
que se consideren muchos proyectos a corto plazo, dados los bajos
precios en gas y petróleo a ambos lados del Atlántico, puede que sí
que se consideren si los precios suben en los próximos uno o dos
años.
Como
dice un oficial del gobierno en Moscú: “No tienen elección. Ya
están en una guerra de precios”.
Traducido por Cristina Sánchez, artículo publicado en
Financial Times el 3 de febrero de 2016
Financial Times el 3 de febrero de 2016