La
cantidad de petróleo que transportan los ferrocarriles de EE. UU.
ha descendido considerablemente durante el último año mientras que
las refinerías obtienen más suministros extranjeros en medio de una
caída de la producción nacional de crudo.
Los
vagones cisterna, una vez encargados de forma febril durante el auge
del esquisto de EE. UU., están en las vías muertas.
Hoy
en día, los arrendadores cobran por el alquiler de sus vagones un 20
o 30 % menos que a principios de 2015, “si tienes la suerte de
mantener tu vagón operativo”, dijo James Husband de RailSolutions,
una consultoría.
Desde
su punto máximo en enero de 2015 hasta el octubre pasado, el
transporte de crudo por medio de ferrocarriles descendió más de la
quinta parte, según muestran los últimos datos del Departamento de
Energía de EE. UU. (DOE, en sus siglas en inglés).
Genscape,
un grupo de investigación industrial, dijo que las entregas que se
hacen mediante ferrocarril a las terminales en la costa atlántica de
EE. UU. continuaron disminuyendo hasta finales de año, y el mercado
al contado para la entrega de crudo mediante ferrocarril desde el
yacimiento de Bakken, en Dakota del Norte, “ está casi parado”.
Una
vez visto como una reliquia del siglo XIX, transportar el crudo en
ferrocarril resurgió hace cinco años como una nueva tecnología a
medida que la creciente producción de las regiones de petróleo
esquito olvidadas durante muchos años inundó la capacidad del
conducto.
Desde
los inversores de las compañías petrolíferas hasta los bancos de
Wall Street reclamaron vagones cisterna mientras que varios
accidentes movieron a los reguladores federales a aplicar normas más
estrictas en el material rodante.
La
industria ha empezado a desmoronarse a medida que los nuevos
conductos unen los campos con las refinerías, y el exceso de oferta
de petróleo de los EE. UU. llegó a todo el mundo, lo que llevó a
los precios internacionales del crudo a estar a la par con los
precios nacionales.
Las
refinerías de la costa este de EE. UU., como la que tiene la empresa
Carlyle Group en Filadelfia, están comprando más barriles que
llegan a través de buques cisterna desde Canadá, Nigeria y
Azerbaiyán, según registros de envío y ejecutivos de esta
industria.
Hace
dos años, el precio del West Texas Intermediate (WTI), que sirve
como referencia para fijar el precio del crudo en EE.UU., se negoció
con un descuento de más de 15 $ (13.7 €) el barril a
Brent, el referente internacional de precios. El lunes, ambos
estaban comercializando con el barril a algo menos de 33 $
(30 €).
La
producción de crudo de EE.UU. se contrajo ante el bajo precio del
petróleo, eliminando el descuento y dejando menos barriles para
cargar.
Incluidos
los costes del transporte, algunas clases de crudo de otros países
son más baratas que el petróleo esquito estadounidense que se
entrega por ferrocarril.
“Los
mercados de crudo de todo el mundo tienen un exceso de oferta,”
dijo Eric Slifka, presidente ejecutivo de Global Partners, un grupo
logístico de energía, a los inversores el año pasado. “Como
resultado, en general, ha sido más rentable para los refinadores de
la costa este y oeste recibir las importaciones de crudo por vía
marítima que por ferrocarril.”
Eric
Starks de la empresa de transportes FTR afirmó que el 20 % de
la flota de vagones cisterna estaba parada, al contrario que hace dos
años cuando casi ninguno estaba parado. Este año se espera que las
nuevas entregas de vagones cisterna desciendan en un tercio desde su
punto álgido en 2015 que contaba con casi 36 000 entregas.
El
cambio viene cuando EE. UU. ha eliminado restricciones de hace
cuarenta años en la exportación de crudo nacional. Mientras que
varios petroleros ya han exportado crudo desde la costa del Golfo de
México, EE.UU. también está importando más.
Las
importaciones de crudo a las refinerías de la costa este de EE. UU.
ascendieron más del 40 % interanual en noviembre y diciembre
del 2015, y permanecen fuertes en enero, según ClipperData.
Artículo traducido de "Oil
trains sidelined by deepening slump in US shale", publicado en Financial Times, el 11 de enero de 2016
Traducido por Débora
Peñalver Galán, miembro de la Traductores/as en Acción,la de red intérpretes y traductores/as voluntarios/as de Ecologistas en Acción