Los
trabajadores que migraron desde muy lejos en busca de trabajo,
persiguiendo la recién descubierta riqueza petrolera son despedidos,
abandonan los parques para remolques y retornan a sus hogares. Los agricultores que se convirtieron en millonarios de inmediato
gracias a las regalías por sus tierras de pronto se han atrasado en
el pago de las cuotas de los nuevos tractores que adquirieron cuando
circulaba efectivo. Decenas de cisternas móviles de acero y baños
químicos que fueron usados en los omnipresentes pozos se acumulan,
sin uso, a lo largo de las carreteras del condado.
“Todos
esperan el día del juicio final,” dijo
Vi Malone, tesorero de Karnes
County. “Todo estaba bien y todos recibían esos
grandes cheques, y esperaban que les alquilaran sus tierras, y
entonces todo se frenó súbitamente alrededor de comienzos de año.”
La
razón fue el derrumbe del precio del
petróleo — por debajo de los $45
por barril desde los más de $100
el barril del verano pasado. Luego de una breve recuperación en la
primavera, el precio de referencia norteamericano descendió
nuevamente en más de un 25 por
ciento,
desplomándose esta semana a un nuevo mínimo
desde la recesión.
La
producción record en EE. UU., sumada al
frenesí de las perforaciones en Iraq y
Arabia Saudita, así como la perspectiva de
que el petróleo iraní inunde nuevamente los mercados mundiales,
atemorizó a los operadores y los hizo abandonar sus posiciones. Más
aún, la propia productividad aquí en el corazón de los yacimientos
de shale de Eagle Ford, y los esfuerzos de
las petroleras para aumentar su eficiencia, también han contribuido
a la superabundancia.
El
desplome se ha extendido más allá de los mercados, generando
tensión en la economía de toda la región petrolera. En
ningún otro lugar es tan evidente el giro brusco de la fortuna como
en Karnes County y otras zonas de
Texas, North Dakota, Louisiana, Colorado, Pennsylvania, Arkansas y
Ohio que tenían escasa producción de petróleo o
gas natural hasta que los perforadores descubrieron como acceder a la
roca sólida de esquisto en las profundidades.
“La
gente no tenía que trabajar más,” señala
Elliott Skloss, fabricante de carteles para el
departamento de vialidad y puentes, “Ahora
deberán trabajar o mendigar si el precio del petróleo no se
recupera.” Sus granjas familiares tenían
cinco pozos de gas y petróleo que el año pasado generaban ingresos
de $50,000, pero ahora ganan la décima
parte debido a la caída tanto del precio como de la productividad
del pozo.
Los
derechos mineros por los que se llegaron a pagar $40,000 por
acre para el mejor lugar del Karnes County
ahora valen $15,000. La
base tributaria total del condado cayó
este año por primera vez desde 2010, en
más del 20 por ciento.
Muchas
empresas petroleras, entre ellas Royal Dutch Shell y Chevron,
han tenido que reducir sus plantillas de personal
este verano.
Chesapeake
Energy, que cuenta con preciados activos en Eagle Ford,
recientemente recortó sus dividendos para ahorrar
efectivo. Otro productor de Eagle Ford Linn
Energy, productora de energía con formato de sociedad de
responsabilidad limitada, asombró a Wall Street recientemente
al anunciar su intención de suspender los pagos de utilidades a los
inversores para conservar efectivo.
Los
productores que han estado protegidos por
contratos que les permitían vender petróleo a precios superiores a
los de referencia están gradualmente quedando expuestos al
vencimiento de esos acuerdos. El precio deprimido del petróleo está
limitando la capacidad de las empresas para pedir préstamos y deben
afectar sus activos sobre el terreno como garantía para préstamos.
Un
resultado, según los analistas, será la dolorosa concentración de
los productores de petróleo a medida que los débiles y endeudados
se ven obligados a vender sus activos a los fuertes.
La
consultora IHS recientemente estudió
66 empresas y determinó que solo en el primer
trimestre del año debieron disminuir el valor contable de alrededor
de $29 miles de millones en el valor de sus activos, superando
fácilmente el total para todo el año 2014. La
venta de activos devaluados de una empresa a otra ya ha comenzado en
Eagle Ford, y se espera más concentración.
Swift
Worldwide Resources, un reclutador para la
industria petrolera con sede en Houston, calcula
que los despidos en los campos petroleros superaron los 176,000.
Hace
solo cinco años, el condado Karnes era un
punto en la región petrolera, su producción era un error de
redondeo en un estado históricamente atado al petróleo.
Entonces
llegó la fractura hidráulica, o fracking, y
el aumento en la producción petrolera que trajo consigo.
Pueblos
hasta entonces deteriorados se reinventaron con nuevos restaurants,
mercados y hoteles, a medida que se generaba
dinero y oportunidades de empleo.
Comenzó
la construcción de nuevas escuelas y de un gran hospital para
acoger a los nuevos residentes.
Hoy,
incluso con el precio del petróleo desplomándose, ningún condado
en Texas se acerca a producir tanto crudo
como Karnes — 6.8 millones de
barriles solo
en junio. Veinte
plataformas de perforación como ConocoPhillips, EOG Resources
y Murphy Oil continúan
perforando la roca sólida que subyace a miles de pies de
profundidad.
La
mayoría de los funcionarios locales sostienen que el condado todavía
tiene un nivel de vida mejor que antes del auge del shale, cuando era
uno de los más pobres del estado. Entonces, el principal empleador
era la cárcel local y varios ranchos se habían visto obligados a
vender su ganado luego de años de sequía.
A
pesar de la recesión, el petróleo continúa fluyendo, gracias a las
mejoras en eficiencia de los productores.
Durante
el segundo trimestre del año, por ejemplo, la producción de
Marathon Oil de gas y petróleo en
Eagle Ford en promedio aumentó 32 por
ciento en
comparación con el mismo trimestre del año pasado.
Pero
incluso esos días están destinados a terminar. Con la cantidad de
plataformas de perforación ahora reducida a 79 desde
su máximo de 206 hace solo nueve meses, y
con la producción de un pozo de shale disminuyendo
hasta un 60 por ciento al año siguiente de
ser perforado, la producción está condenada a un abrupto descenso
en los próximos meses aunque los precios se recuperen.
“Con
la cantidad de petróleo sobre la que estamos sentados, es devastador
que no podamos sacarlo,” afirma Matt
Kibodeaux, gerente local de
proyecto para Energy Maintenance Services, una
empresa con sede en Houston . La compañía,
que instala las tuberías que conectan las plataformas con tuberías
de mayor tamaño aquí, empleaba a 186 personas
el año pasado y ahora solo a 18.
En
un cobertizo detrás de la oficina de Kibodeaux, un grupo de
trabajadores tendidos en la parte de atrás de un camión en las
sombra intentaban soportar los 100 grados de calor.
“Cuando
vienes a trabajar, no sabes si te van a decir que te vayas a tu
casa,” dice Omar Marquez, 69, coordinador de seguridad de proyecto
que acaba de volver de controlar a los trabajadores que pintaban con
aerosol las tuberías. “Estoy trabajando para pagar mis deudas,
pero ahora se dificulta por cómo le está yendo al negocio del
petróleo.”
Las
empresas locales de servicios están sufriendo debido a que los
principales operadores están recortando costos y obligándolas a
reducir precios y honorarios.
Supreme
Vacuum Services, que se encarga de los efluentes del fracking y de
las aguas residuales de los pozos petroleros, está recibiendo un 20
por ciento menos este año por sus servicios. Con ingresos y
ganancias considerablemente reducidos, ha recortado las horas de sus
choferes, despedido a los menos eficientes e instalado un nuevo
software en la oficina para reemplazar a los asistentes
administrativos. De una nómina salarial promedio de 92 empleados el
año pasado, ha pasado a 75, según la gerencia local.
“Hay
un punto más allá del cual no puedo seguir recortando mis precios,”
dijo Brooks Holzhausen, el director de operaciones de la empresa
aquí. “A medida que recortas, sacrificas seguridad y calidad, y no
lo voy a hacer.”
En
todo caso, los funcionarios locales afirman que su condado aún está
destinado a un gran futuro una vez que los precios del petróleo se
recuperen, algo que según ellos seguramente sucederá.
“Probablemente
seremos los últimos en declinar, o caer, si quiere,” señaló Don
Tymrak, el alcalde de Karnes. “Pero también seremos los primeros
en percibir la recuperación.”