miércoles, 3 de junio de 2015

Estudio afirma que los químicos del fracking contaminaron el agua potable en Pensilvania

Según se desprende de los resultados de un estudio publicado esta semana, en el agua potable de tres hogares de Pensilvania se han encontrado restos de un compuesto químico usado en la fracturación hidráulica. Las conclusiones del estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, vienen a sumarse a las crecientes preocupaciones por los riesgos para la salud pública asociados a la tecnología de fracturación hidráulica, en la que se utiliza agua, arena y sustancias químicas para liberar el gas de esquisto de las rocas a una gran profundidad bajo la superficie de la Tierra.


Susan Brantley, una geocientífica de la Universidad del estado de Pennsylvania que ha participado en la elaboración del estudio, dijo a Associated Press que se trata de la primera demostración documentada y publicada de una fuga de compuestos tóxicos procedentes de perforaciones sin entubar en los pozos de sondeo de gas de esquisto, los cuales, tras recorrer largas distancias fueron a parar al agua potable.

La contaminación se achaca a las deficiencias de construcción de los pozos

El análisis de las muestras de agua potable tomadas en los hogares reveló la existencia de pequeñas cantidades de 2-butoxyethanol o 2-BE, un compuesto que se halla normalmente en los cosméticos y en los productos de limpieza de uso doméstico. Se ha demostrado que el 2-BE causa tumores en los roedores, aunque sus efectos en los humanos aún no están tan claros; y los investigadores dicen que las cantidades detectadas en Pensilvania estaban dentro de los límites establecidos en las normas. Los autores señalan que, probablemente, la contaminación no fue provocada por la fracturación hidráulica en sí sino por las deficiencias de construcción de los pozos de perforación.

Los tres hogares se encuentran en el condado de Bradford, en Pensilvania, cerca de los pozos de gas construidos en 2009 en el yacimiento de Marcellus Shale. En 2010 se encontraron altos niveles de metano y sedimento en el agua potable que consumían dichos hogares, por lo que se presentó una demanda contra la empresa de perforación, Chesapeake Energy Corporation. En 2011, las autoridades reguladoras estatales impusieron una multa de 1 millón de dólares a la empresa y promulgaron normas más estrictas para regular las actividades de perforación. Nueva York y Vermont han prohibido totalmente la fracturación hidráulica debido a los posibles riesgos que podría tener para la salud pública y el medio ambiente. El mes pasado, la administración Obama introdujo nuevas normas que imponen a las empresas la obligación de informar de las sustancias químicas que utilizan en las prospecciones de gas y petróleo.

La industria da marcha atrás

Los autores del estudio creen que la contaminación se produjo en 2010, antes de la entrada en vigor de las normas relativas a las actividades de perforación, y reconocen que unas normas más estrictas podrían haberla evitado. Otros expertos que no participaron en el estudio afirmaron que éste constituye un claro (aunque infrecuente) ejemplo del impacto que tienen las actividades de perforación en el agua potable, pero los representantes de la industria de la perforación pusieron en tela de juicio las conclusiones del estudio. Los partidarios del gas de esquisto llevan mucho tiempo argumentado que las actividades de perforación se realizan a una profundidad mucho mayor que la profundidad a la que se encuentra el agua dulce subterránea, por lo que no puede suponer riesgos para la salud humana.

Katie Brown, consultora del grupo de promoción del petróleo Energy in Depth, dijo en un mensaje de correo electrónico a The New York Times que este caso tiene su origen en la detección de una cantidad pequeñísima de un compuesto que se emplea normalmente en centenares de productos de limpieza de uso doméstico . Y añade que los investigadores sugieren que el compuesto también se encuentra en un fluido de perforación específico pero luego nos dicen que no tienen ninguna prueba de que dicho fluido se hubiera utilizado en el pozo.

Sin embargo, el autor principal, Garth T. Llewellyn, hidrogeólogo de Appalachia Hydrogeologic and Environmental Consulting, explicó al Times que los investigadores no hallaron restos de los compuestos en los hogares más alejados de los pozos. Llewellyn añadió que cuando se incluyen todos los tipos de evidencias la conclusión es que esa es la fuente más probable."

Traducción del artículo "Fracking chemicals contaminated drinking water in Pennsylvania, studyfind" publicado en The Verge el 6 de mayo de 2015