lunes, 20 de enero de 2014

La UE se plantea eliminar los objetivos de energías renovables de 2030



La preocupación generada por el elevado coste energético en Europa está debilitando el apoyo a los objetivos vinculantes de energías renovables, que se han considerado uno de los logros medioambientales más significativos de la UE.

Los comisarios europeos se están planteando eliminar los objetivos de 2030, acción que agradará a las grandes empresas de servicios públicos pero hará montar en cólera a los grupos ecologistas. Los objetivos energéticos y climáticos, que la Comisión debe proponer el 22 de enero, están avivando la animadversión entre países y comisarios y han pasado a ser objeto de una intensa presión política.

Uno de los puntos que se debatirá más acaloradamente la próxima semana será la cantidad de energía que deberían extraer los países de fuentes renovables. El Reino Unido, que está aumentando el uso de energía nuclear, se opone a un objetivo vinculante. En cambio, Alemania, que está cerrando sus reactores, representa la voz más fuerte a favor de un objetivo obligatorio.

El compromiso propuesto en el centro del debate sobre el paquete de medidas de 2030 considera que un objetivo de energías renovables de hasta el 27 por ciento no sería vinculante. Sin embargo, fuentes cercanas al debate añadieron que unas normas más estrictas deberían dotar de credibilidad a un objetivo no vinculante de energías renovables para lograr que las redes sean más eficientes, incluyendo objetivos vinculantes relacionados con la infraestructura energética, la red eléctrica inteligente y el uso de una energía compartida a través de las fronteras.

Este compromiso para 2030, en caso de que se acepte a pesar de la oposición alemana, representaría un importante cambio con respecto a los objetivos de 2020 de la UE, que incluían objetivos vinculantes, como que los estados miembros deberían reducir las emisiones globales de gas invernadero en un 20 por ciento desde los valores de 1990 y extraer el 20 por ciento de su energía de fuentes renovables. Las medidas para mejorar un 20 por ciento la eficiencia energética eran solo ambiciones. Para 2030, una acción más dura y cuantificable se centraría en aspectos más técnicos de la renovación de las infraestructuras.

Una persona implicada en el debate indicó que «ahora se está considerando un enfoque de abajo arriba».

Las conversaciones se están viendo influenciadas por la preocupación de que las generosas ayudas que apoyan la energía renovable en la UE están elevando los costes energéticos para la industria europea y frenando su competitividad, sobre todo en comparación con Estados Unidos.

Europa mira con cierta envidia cómo la proliferación de gas pizarra en Estados Unidos ha estimulado la producción de gas, reducido su precio y ha dado comienzo a un renacimiento de la producción. La industria vio reducido el precio del gas en un 66 por ciento en Estados Unidos entre 2005 y 2012, mientras que, según la Comisión, aumentó un 35 por ciento en Europa durante el mismo periodo.

El año pasado las empresas de servicios públicos, preocupadas por la amplia diferencia en la competitividad, exigieron que se reconsiderasen las políticas energéticas europeas y solicitaron mayores reducciones en las ayudas de energías renovables. Las empresas se han mostrado en contra del objetivo de estas energías para 2030, ya que consideran que los gobiernos podrán ser menos flexibles a la hora de cumplir los objetivos globales de reducción de emisiones.

El Reino Unido sostiene que un sólido objetivo vinculante que se centre en las emisiones en lugar de en las energías renovables basta para crear una mezcla energética más ecológica, y apoya un objetivo para 2030 en el que se reduzcan las emisiones al menos un 40 por ciento con respecto a los niveles de 1990, propuesta a la que se suman Francia, Italia, Alemania, Países Bajos y España. Algunos países del este de Europa ven con preocupación esta cifra por ser elevada, al igual que los comisarios de la UE con más experiencia en materia industrial, que apoyan una reducción del 35 por ciento.

Empresas como Eon han hecho campaña en contra del objetivo de energías renovables, mientras que otras empresas energéticas, como Alstom y Vestas, que construyen infraestructuras para dichas energías, persiguen un objetivo vinculante de más del 30 por ciento. Greenpeace exige que este porcentaje se sitúe en el 45 por ciento.

Algunos críticos afirman que un objetivo de energías renovables requiere ayudas para unas tecnologías relativamente costosas, mientras que las ayudas por excedentes de carbono siguen fomentando que los productores de energía quemen carbón. Los grupos ecologistas admiten que los objetivos de 2020 habían presentado algunos problemas pero arguyen que no se habrían producido avances en las tecnologías de energías renovables si no se hubiese propuesto un objetivo obligatorio.

Una vez que la Comisión presente su propuesta el 22 de enero, los líderes nacionales decidirán en marzo si respaldan los objetivos de 2030.

Traducción del artículo "EU considers scrapping 2030 binding renewables targets" publicado en Financial Times, el 13 de enero de 2014