jueves, 29 de agosto de 2013

Declaración sobre las conclusiones preliminares del estudio relativo a un proyecto sobre salud ambiental en el suroeste de Pensilvania


Declaración sobre las conclusiones preliminares del estudio relativo a un proyecto sobre salud ambiental en el suroeste de Pensilvania. El texto pretende ser una respuestas al artículo publicado en The Washington Post  Frackinghealth project puts numbers to debate, suggests air pollution may bebigger concern  que sugiere que los casos de contaminación del aire a causa del fracking podrían ser mucho más significativos que los casos de contaminación del agua. En el texto, la Dra Steingraber y sus colegas advierte de que los casos de contaminación de agua probablemente tardarán en "dar la cara", y no se deben menospreciar. El texto remarca que los casos reflejados en el artículo solo recogen contaminaciones agudas y no forman parte de un estudio propiamente dicho, son solo casos de gente que acudió a una sola clínica, con lo que podŕian ser la punta del iceberg de lo que verdaderamente hay detrás.

Texto de Larysa Dyrszka (doctora en medicina); Kathleen Nolan (doctora en medicina y persona de enlace con las ciencias médicas) y Sandra Steingraber (doctora)
Los primeros resultados de una evaluación de la salud pública sobre el terreno realizada en el condado de Washington, Pennsylvania, apuntan a la existencia de contaminación ambiental en las proximidades de las instalaciones de perforación de gas y que probablemente ello sea la causa de enfermedades asociadas con esta actividad. Estas conclusiones preliminares constituyen un motive de alarma, dado que demuestran que—cuando han transcurrido solo seis años desde que se inició la actividad—hay personas expuestas a esta contaminación que están presentando síntomas de enfermedad. La presencia de personas enfermas desmiente las afirmaciones de la industria según las cuales la fracturación hidráulica (fracking) en volúmenes elevados es “segura.”
Sin embargo, no debemos centramos solo en las cifras inicialmente bajas que figuran en este estudio todavía en marcha—como hace un artículo de Associated Press—ya que ello nos puede inducir a error. Los 27 casos documentados por el equipo del proyecto sobre salud ambiental en el sudoeste de Pensilvania no constituyen una muestra de la población de la región y, además, estas personas no fueron reclutadas para que participaran en un estudio. Se trata de pacientes de una única clínica rural que acudieron a pedir ayuda. Por consiguiente, estas cifras preliminares podrían ser probablemente la punta de lanza de una oleada creciente de lesiones en seres humanos.
Además, estas 27 personas representan solo a los afectados por problemas agudos y las enfermedades crónicas pueden tardar años en manifestarse. El mesotelioma asociado al amianto, el cáncer de tiroides asociado a la radiación, el retraso mental asociado al envenenamiento con plomo; los defectos de nacimiento provocados por el virus de la rubeola: todas estas conexiones, hoy perfectamente demostradas, empezaron con unos cuantos estudios de casos que, retrocediendo en el tiempo, eran solo la punta del iceberg. Sabemos que los efectos tóxicos de muchas de las sustancias químicas que se liberan a la atmósfera durante las operaciones de perforación y fracturación hidráulica—entre ellas el benceno—también se manifiestan lentamente. La detección de enfermedades puede tardar años o incluso decenios, al igual que ocurrió con la aparición de enfermedades entre los obreros de la construcción y entre los primeros afectados por la exposición a la contaminación durante las tareas de respuesta y limpieza en la tragedia del World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001.
Según los resultados preliminares del estudio relativo al proyecto sobre salud ambiental en el sudoeste de Pensilvania, la contaminación atmosférica es la causa probable del 75% de las enfermedades asociadas que se han documentado. En algunos casos, en el interior de las viviendas se detectaron niveles escandalosamente elevados de contaminantes atmosféricos relacionados con la fracturación hidráulica. Este es un problema inaceptable: respirar es imprescindible y, si bien es posible sustituir una fuente de agua potable, no podemos sustituir el aire.
En una minoría de casos, los afectados sufrían los efectos de una probable exposición a agua contaminada, pero estas cifras tan bajas no resultan reconfortantes, habida cuenta de que muchos casos de exposición relacionada con la extracción de gas natural aumentan con el tiempo. Primero se produce la exposición a los contaminantes en suspensión en la atmósfera, tal como ha ocurrido en el Condado de Washington y en torno al lugar en el que se realizan las actividades de perforación y fracturación hidráulica. En un pequeño porcentaje de comunidades sitas en las proximidades de las operaciones de perforación, la contaminación también se produce de forma inmediata debido a un fallo en el revestimiento de los pozos, aunque en la mayoría de los casos la contaminación del agua tarda en producirse. Los revestimientos de los pozos siguen fallando con el paso del tiempo—hasta un 60% en 30 años—y cabe esperar que los efectos de los contaminantes atmosféricos en la salud aumenten y se propaguen a otras comunidades.
Por lo tanto, cada pozo puede ser el centro de un círculo expansivo de enfermedades. Al principio solo se dan unos cuantos casos pero el resultado final puede ser una contaminación generalizada.
En el artículo de Associated Press, la industria del gas alega que se salvan vidas gracias a que la combustión del gas natural es más limpia. Incluso si hay algo de verdad en esa afirmación, para salvar vidas de ciudadanos estadounidenses expuestos a las emisiones procedentes de centrales de carbón vergonzosamente anticuadas no debería ser necesario exponer a los niños y las familias sin su consentimiento a aire y agua contaminados procedentes de los pozos de fracturación hidráulica y del transporte del gas. Crear nuevos riesgos para la salud para sustituir a los antiguos es contrario a la ética cuando existen formas de energía renovables limpias y seguras.
Dado que la exposición y las enfermedades aumentan con el tiempo y dado, también, que muchos de los casos de contaminación y de enfermedades relacionadas con la fracturación hidráulica nunca salieron a la luz debido a los acuerdos de confidencialidad suscritos con el sector, no podemos cuantificar con exactitud el alcance de los problemas que nos plantean las operaciones de perforación de gas. Pero sabemos que están aquí y tenemos muchos motives para suponer que todavía no son totalmente visibles y que van en aumento.