jueves, 21 de diciembre de 2017

Los bebés que nacen cerca de pozos de fracking, con más riesgo

Imagen relacionadaLos bebés nacidos de madres que vivían cerca de Los bebés nacidos de madres que vivían cerca de los pozos de fracking se enfrentaron a una serie de riesgos para la salud, según un estudio. Un análisis de más de 1,1 millones de nacimientos en Pensilvania concluye que los bebés nacidos de madres que viven a 1 kilómetro de pozos activos de una fractura hidráulica son un 25% más propensos a sufrir bajo peso al nacer.


El registro de los nacimientos de Pensilvania durante una década lleva a los investigadores a concluir que existe un 25% de probabilidades de que el neonato sufra de bajo peso si durante la gestación su madre vive a un radio de 1 km de un pozo de fracking.

Un neonato con bajo peso tiene una mayor probabilidad tener problemas de salud durante su infancia, así como de obtener un rendimiento escolar más bajo y por lo tanto menores ingresos en el futuro.

Los autores de la nueva investigación estimaron que el 0,7 % de los nacimientos en los EE. UU del 2012 eran mujeres que vivían cerca de una explotación de fracking durante su embarazo. Este estudio fue publicado recientemente en la revista Avances de la Ciencia.

A nivel nacional, la aparición y expansión explotaciones de fracking han reducido los precios de la gasolina, la emisión de contaminantes del aire y la dependencia de los EE. UU del petróleo extranjero.   Sin embargo, en las zonas colindantes a los  1,2 millones de pozos de fracking , la contaminación del aire, del suelo y de las aguas subterráneas y superficiales ha incrementado.

Muchos de los productos químicos tóxicos utilizados en el proceso de fracturación hidráulica son conocidos carcinógenos. El fracking al romper la roca libera gases tóxicos como el benceno. El bombeo a alta presión de una suspensión de substancias químicas al suelo libera toxinas e irritantes en el aire y agua de las inmediaciones. El ruido y la contaminación emitida por camiones y maquinaria pesada también pueden afectar a la salud de las personas que viven cerca.

Investigaciones realizadas por algunos autores del nuevo estudio, todos ellos economistas, detallan el fuerte impacto del fracking en las comunidades locales a nivel de impulso del empleo, mejora de los ingresos familiares y del valor de la vivienda.  También ha provocado un acalorado debate sobre los efectos de esta técnica de extracción en la salud humana y un creciente número de investigaciones.

Las nuevas investigaciones se basan en un análisis de más de 1,1 millones de nacimientos en Pensilvania entre el 2004 y el 2013. Se comparó el peso de los neonatos cuyas madres durante la gestación vivían en a un radio de 1 km y 3 km de un pozo de fracking. Los neonatos cuyas madres vivían en un radio de hasta 1 km de un pozo pesaban como media 40 gr menos que los neonatos nacidos de madres que vivían más lejos.


Los investigadores compararon los pesos al nacer de los bebés nacidos de madres que viven dentro de 1, 2 o 3 km de pozos fracking, tanto antes como después de que los pozos estuvieran activos. En un intento de capturar el impacto de vivir cerca de los pozos en la salud, los autores compararon los pesos de los hermanos nacidos a diferentes distancias de pozos, ya sea muy cerca o lejos.

Los bebés nacidos de madres que viven cerca de pozos activos son los que sufrían de un mayor impacto.  En comparación con aquellos cuyas madres vivían a partir de 16 km de distancia, estos bebés tenían un 25 % más de probabilidades de pesar una media de 40 gr menos y considerarse de bajo peso al nacer, concluyeron los autores.

Aquellos bebés cuyas madres vivían entre 1 y 3 km de un pozo, los investigadores encontraron efectos en el peso al nacer, pero en menor grado que aquellas que vivían a menos de 1 km de un pozo.

Las investigaciones revelaron cierto impacto en el peso de los neonatos cuyas madres vivían entre 1 y 3 km de un pozo, pero en un grado menor.
Los autores concluyeron que los hallazgos sugieren que el impacto del fracking sobre la salud de los recién nacidos es en mayor grado «local».

 «Este estudio proporciona la evidencia más fuerte a gran escala de un vínculo entre la contaminación que se deriva de las actividades del fracking y nuestra salud, especialmente la salud de los bebés», dijo el coautor  Michael Greenstone  , economista y director del Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago.

El estudio ha recibido criticas por parte de la industria del petróleo y el gas. Según esta, el estudio no considera todos los factores que pueden contribuir al bajo peso. También desaprueba que este se base en la proximidad de la mujer al pozo y vez de su exposición real a los contaminantes.

«Es solo uno de los muchos ejemplos de investigaciones que cuentan con limitaciones similares,» dijo Nicole Jacobs, director de Energía en profundidad de Pennsylvania, un centro de investigación, educación y el brazo ejecutor del grupo de presión de la Asociación Independiente del Petróleo de América.                 los pozos de fracking se enfrentaron a una serie de riesgos para la salud, según un estudio. Un análisis de más de 1,1 millones de nacimientos en Pensilvania concluye que los bebés nacidos de madres que viven a 1 kilómetro de pozos activos de una fractura hidráulica son un 25% más propensos a sufrir bajo peso al nacer.FrackingFrackingFrackingFracking

El registro de los nacimientos de Pensilvania durante una década lleva a los investigadores a concluir que existe un 25% de probabilidades de que el neonato sufra de bajo peso si durante la gestación su madre vive a un radio de 1 km de un pozo de fracking.

Un neonato con bajo peso tiene una mayor probabilidad tener problemas de salud durante su infancia, así como de obtener un rendimiento escolar más bajo y por lo tanto menores ingresos en el futuro.

Los autores de la nueva investigación estimaron que el 0,7 % de los nacimientos en los EE. UU del 2012 eran mujeres que vivían cerca de una explotación de fracking durante su embarazo. Este estudio fue publicado recientemente en la revista Avances de la Ciencia.

A nivel nacional, la aparición y expansión explotaciones de fracking han reducido los precios de la gasolina, la emisión de contaminantes del aire y la dependencia de los EE. UU del petróleo extranjero.   Sin embargo, en las zonas colindantes a los  1,2 millones de pozos de fracking , la contaminación del aire, del suelo y de las aguas subterráneas y superficiales ha incrementado.

Muchos de los productos químicos tóxicos utilizados en el proceso de fracturación hidráulica son conocidos carcinógenos. El fracking al romper la roca libera gases tóxicos como el benceno. El bombeo a alta presión de una suspensión de substancias químicas al suelo libera toxinas e irritantes en el aire y agua de las inmediaciones. El ruido y la contaminación emitida por camiones y maquinaria pesada también pueden afectar a la salud de las personas que viven cerca.

Investigaciones realizadas por algunos autores del nuevo estudio, todos ellos economistas, detallan el fuerte impacto del fracking en las comunidades locales a nivel de impulso del empleo, mejora de los ingresos familiares y del valor de la vivienda.  También ha provocado un acalorado debate sobre los efectos de esta técnica de extracción en la salud humana y un creciente número de investigaciones.

Las nuevas investigaciones se basan en un análisis de más de 1,1 millones de nacimientos en Pensilvania entre el 2004 y el 2013. Se comparó el peso de los neonatos cuyas madres durante la gestación vivían en a un radio de 1 km y 3 km de un pozo de fracking. Los neonatos cuyas madres vivían en un radio de hasta 1 km de un pozo pesaban como media 40 gr menos que los neonatos nacidos de madres que vivían más lejos.


Los investigadores compararon los pesos al nacer de los bebés nacidos de madres que viven dentro de 1, 2 o 3 km de pozos fracking, tanto antes como después de que los pozos estuvieran activos. En un intento de capturar el impacto de vivir cerca de los pozos en la salud, los autores compararon los pesos de los hermanos nacidos a diferentes distancias de pozos, ya sea muy cerca o lejos.

Los bebés nacidos de madres que viven cerca de pozos activos son los que sufrían de un mayor impacto.  En comparación con aquellos cuyas madres vivían a partir de 16 km de distancia, estos bebés tenían un 25 % más de probabilidades de pesar una media de 40 gr menos y considerarse de bajo peso al nacer, concluyeron los autores.

Aquellos bebés cuyas madres vivían entre 1 y 3 km de un pozo, los investigadores encontraron efectos en el peso al nacer, pero en menor grado que aquellas que vivían a menos de 1 km de un pozo.

Las investigaciones revelaron cierto impacto en el peso de los neonatos cuyas madres vivían entre 1 y 3 km de un pozo, pero en un grado menor.
Los autores concluyeron que los hallazgos sugieren que el impacto del fracking sobre la salud de los recién nacidos es en mayor grado «local».

 «Este estudio proporciona la evidencia más fuerte a gran escala de un vínculo entre la contaminación que se deriva de las actividades del fracking y nuestra salud, especialmente la salud de los bebés», dijo el coautor  Michael Greenstone  , economista y director del Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago.

El estudio ha recibido criticas por parte de la industria del petróleo y el gas. Según esta, el estudio no considera todos los factores que pueden contribuir al bajo peso. También desaprueba que este se base en la proximidad de la mujer al pozo y vez de su exposición real a los contaminantes.

«Es solo uno de los muchos ejemplos de investigaciones que cuentan con limitaciones similares,» dijo Nicole Jacobs, director de Energía en profundidad de Pennsylvania, un centro de investigación, educación y el brazo ejecutor del grupo de presión de la Asociación Independiente del Petróleo de América.

Jacobs añadió que las estadísticas del Departamento de Salud de Pensilvania no están en línea con el nuevo estudio. Las estadísticas muestran como en los condados más perforados de la región de Marcellus de Pennsylvania las tasas de mortalidad infantil han disminuido y mejorado en relación con los niveles generales del Estado.

A pesar de estas limitaciones, los resultados del estudio se suman al creciente número de evidencias sobre el impacto del fracking en la salud de las poblaciones colindantes a los pozos.

Un  estudio  de Pensilvania de agosto del 2016 encontró tasas más altas de las migrañas, fatiga y sinusitis en poblaciones próximas a los pozos.

También se realizó un estudio en el suroeste de Pennsylvania, área con alta concentración de pozos. Este descubrió un aumento en el número de casos de cáncer de vejiga. Aunque el cáncer de tiroides o leucemia es el más pronunciado en los condados con mayor número de pozos.

Según una investigación que registra los casos de cáncer en Colorado. Pacientes entre 5 y 25 años diagnosticados con leucemia linfocítica aguda vivían en zonas de alta concentración de la actividad del petróleo y gas.

Otros estudios se han centrado en los resultados del embarazo y la salud del lactante.

En el Norte de Texas los pozos colindan con diversas poblaciones. Un estudio advierte cierto aumento del riesgo del parto prematuro y en la muerte del feto en mujeres embarazadas que viven en zonas de alta concentración de pozos. Pero no pudo encontrar una asociación entre la proximidad de una mujer embarazada a pozos de fracking y su probabilidad de dar a luz a un niño de bajo peso para su edad gestacional o nacido con menos de 2 495 gr.

Se ha culpado a muchos de estos estudios por deficiencias metodológicas. La industrial del gas y el petróleo ha aprovechado estas deficiencias para acometer contra sus resultados.

El investigador de salud pública de Weill Cornell Madelon L. Finkel , realizó algunas de las primeras investigaciones y reconoce los resultados como preliminares. Pueden pasar décadas antes de que el cáncer y otras secuelas se puedan atribuir al fracking, pero está práctica aún no tiene diez años, dijo Finkel.

«Llegar a conclusiones consolidadas sobre el efecto del fracking en la salud necesitará años de investigación. Pero vemos un patrón, vivir cerca de estos lugares tiene un mayor riesgo sobre la salud», continuó Finkel, quién no formó parte del estudio de Avances de la ciencia.

La neonatóloga de la Universidad de Pennsylvania la Dr. Rebecca Simmons elogió el diseño del nuevo estudio. También aplaudió el hecho de que los investigadores se centraran en el bajo peso del neonato como un factor potencialmente afectado por la proximidad a los pozos de fracking.

«El peso al nacer es un indicador: nos da una visión de lo que sucede durante la gestación, y nos preocupamos mucho cuando vemos cambios como este,» dijo Simmons, quien es Subdirector del Centro de excelencia en toxicología ambiental  de Pensilvania. «Sabemos que un neonato con bajo peso tiene un riesgo mucho mayor de tener enfermedades coronarias, hipertensión, diabetes y obesidad.

Simmons, quien no participó en el estudio de Avances de la Ciencia, reconoció que muchos factores contribuyen al bajo peso al nacer, incluida la pobreza y mala nutrición. Sin embargo, el incremento de los factores medioambientales ha incrementado su porción de atención e investigación.

La coautora del estudio Katherine Meckel, profesora en UCLA, reconoció que el estudio no pudo identificar el origen de los peligros ambientales que afectan a la salud humana y el peso en el nacimiento.

«Hasta que podamos determinar la fuente de la contaminación y contenerla, los legisladores locales se verán obligados a tomar la difícil decisión de permitir el fracking para impulsar sus economías locales, sin considerar las implicaciones sobre la salud, o prohibirlo, con lo que perderían los trabajos e ingresos que este conlleva», comentó Meckel.

Traducido por Cristina Sevilla. Original "Babies born to moms who lived near fracking wells faced host of health risks, study suggests", publicado el 13 de diciembre de 2017