sábado, 19 de septiembre de 2015

Nuevo libro: Slick Water

El nuevo libro "Slick Water. The Devil is in the Details (El diablo está en los detalles)" narra la historia de Jessica Ernst, una consultora de la industria del petróleo que inició una batalla legal contra la compañia Encana por la contaminación provocada tras sus actividades de fracking.


Slick Water es un libro sobre la vida real, repleta de corrupción, incompetencia, y finalmente coraje. Es un libro de relevancia, profundamente informativo y perturbador.

Elizabeth Kolbert, ganadora del Premio Pulitzer 2015 y autora de The Sixth Extinction

 
Fragmento de Slick Water:

En 1982 Ernst partió hacia el oeste en una camioneta Toyota blanca en busca de trabajo. Alberta no necesitaba expertos en control de plagas en aquel momento, y la industria petrolera buscaba expertos en suelo para realizar pruebas sísmicas. Ernst fue contratada como supervisora de campo y agente autorizada para la Consultora Summit Land. En poco tiempo, aprendió cómo lidiar con propietarios enojados porque las empresas de gas y petróleo al realizar estudios sismológicos destruían cercos, mataban cabezas de ganado o contaminaban pozos de agua. El punto, señala, era ser honesta y honrar tu palabra. En una ocasión un trabajador de la plataforma, que acababa de salir de la cárcel, le dió un puñetazo en la boca. Ernst se mantuvo impertérrita. En 1987 con su nuevo esposo, Sean, comenzaron su propio negocio inmobiliario vinculado con la explotación petrolera: O'Neill & Ernst Permitting.


1994 Jessica Ernst en la portada de la revista Oil & Gas documentando el proyecto Home Oil's Kahntah en el noreste de Columbia Británica. 

El negocio floreció pero el matrimonio fracasó, y en 1994 Ernst comenzó su propia empresa, Ernst Servicios Ambientales. Ella se especializó en la evaluación del impacto de las tuberías y pozos petroleros en la fauna ictícola, en los valles, ríos y emplazamientos arqueológicos. Uno de sus trabajos fue restaurar a su estado silvestre una ruta que fue construida por Imperial Oil y luego se había convertido en una zona de pozos abandonados. Ella finalmente volvió a sembrar especies en forma manual. A través de sus acuerdos con los tramperos, las Naciones Originarias de Canadá, comunidades rurales y burócratas de la Junta Nacional de Energía, ella se ganó una reputación por conseguir que los permisos para instalación de las tuberías cumplieran los plazos estipulados. 
 
Las empresas de gas y petróleo cometieron muchos errores en aquellos días, y Ernst diligentemente resolvió la mayoría. Se aseguró de que las rutas y cercos fueran reparados, que la tierra fuera restaurada, que el ganado fuera reemplazado, y que los propietarios recibieran sus rentas debidamente. Cuando Ernst comenzó en el negocio, recuerda, empresas como PanCanadian, un cliente regular, pronto admitió sus errores y contrató personas para resolver las disputas con los propietarios. "Ahora," dice, "la industria niega absolutamente todo."

La negación adopta diversas formas, como Ernst sabe perfectamente bien. Ella colecciona arte, o al menos solía hacerlo. Ella tiene veinte obras de Marianna Gartner, una gran pintora contemporánea. Está previsto que todas sean vendidas para financiar el proceso judicial. Gartner, oriunda de Winnipeg, toma antiguas fotografías y las utiliza para crear retratos de "perturbadora cotidianidad" que parecen de otro mundo.

Algunos de sus cuadros más recientes muestran juntos restos de esqueletos y materia orgánica. Para Ernst, los esqueletos nos "recuerdan lo vacíos que en realidad están nuestros cuerpos, y la importancia de nuestro espíritu." Una pintura llamada Skull Girl (Niña de la calavera) ocupa la mayor parte del muro de la sala de estar de Ernst. La obra muestra a una jovencita con un vestido blanco saltando a la comba en una pradera solitaria. Un cráneo humano cubre el rostro de la niña. Ernst adquirió la pintura el mismo año que Encana comenzó a realizar operaciones de fractura hidráulica en los acuíferos locales. Ella cree que en Skull Girl, Gartner involuntariamente capturó el estado interior de la propia Ernst cuando tenía nueve años. Ernst afirma que aquel año murió por dentro.



Slick Water
Lanzamiento y tour del libro
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