lunes, 8 de diciembre de 2014

Vuelven las acusaciones de que Rusia paga al movimiento antifracking

En los últimos días diversos medios de comunicación han vuelto a dar pábulo al bulo lanzado en junio por el ex-Secretario general de la OTAN Rasmussen sobre las conexiones entre el movimiento antifracking y el gobierno ruso, que buscaría a través de su apoyo a este movimiento fortalecer su posición geostratégica en el mercado de la energía, en relación a sus reservas de gas convencional. Las autoridades rumanas y lituanas han alentado esta teoría conspirativa, como podemos leer en este artículo publicado hoy en nuestro blog.


 Vlasa Mircia, el alcalde de este pueblo del este de Rumanía asolado por la pobreza, creyó que se había hecho de oro cuando el gigante energético estadounidense Chevron apareció allí el año pasado y arrendó un terreno de su propiedad con el fin de llevar a cabo perforaciones de exploración de gas de esquisto.

Pero el encuentro entre la gran empresa y la Rumanía rural se convirtió rápidamente en una pesadilla. El pueblo se transformó en un imán para activistas de todo el país contrarios a la fracturación hidráulica, o fracking, y se produjeron violentos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes. El alcalde, uno de los pocos habitantes locales que públicamente apoyaron a Chevron, fue expulsado de la ciudad y tachado de traidor corrupto en lo que los activistas definen como una lucha de David contra Goliat entre los agricultores empobrecidos y el corporativismo estadounidense.

Estaba conmocionado”, recordó el alcalde, ahora ya de vuelta en su despacho en la principal, y de hecho única, calle de Pungesti. “Aquí nunca habíamos tenido manifestantes y de repente se encontraban por todas partes”.

Las autoridades rumanas, entre las que se incluye el primer ministro, apuntan a una campaña de protesta misteriosamente bien financiada y organizada, y afirman que en la lucha en torno a la fracturación hidráulica en Europa sí existe un Goliat, pero no se trata de la empresa estadounidense Chevron sino de la rusa Gazprom, un gigante energético estatal que tiene un claro interés en evitar que los países dependientes del gas natural ruso desarrollen sus propias fuentes de energía alternativas, afirman, y así mantener un mercado lucrativo para ellos y una potente herramienta de política exterior para el Kremlin.

Todo lo que ha salido mal es por Gazprom”, declaró Mircia.

Esta convicción de que Rusia está alimentando las protestas, compartida por las autoridades de Lituania, país en el cual Chevron también se encontró con una ola de protestas inusualmente exacerbadas y del que decidió entonces retirarse, aún no ha sido respaldada por ninguna evidencia clara. Además, Gazprom ha negado las acusaciones que versan sobre ellos por la financiación de las protestas contra la fracturación hidráulica. Pero las evidencias circunstanciales, además de una gran dosis de desconfianza al más puro estilo “guerra fría”, se han sumado a la preocupación cada vez mayor por la intromisión encubierta de Rusia para bloquear las amenazas que se ciernen sobre su dominio energético en Europa.

Antes de dimitir en septiembre como secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, en Londres, se hizo eco de esta preocupación, con comentarios que señalaban a Rusia y enfurecieron a los ecologistas.

Rusia, como parte de sus sofisticadas operaciones de información y desinformación, ha participado activamente con las llamadas organizaciones no gubernamentales -organizaciones ecologistas que actúan en contra del gas de esquisto- para mantener la dependencia del gas importado de Rusia”, dijo Rasmussen, aunque no presentó ninguna prueba al respecto y afirmó que esta declaración se basaba en la información proporcionada por los aliados de la OTAN.

Las acciones rusas en Ucrania han estado alimentando lo que grupos ecologistas denuncian como un delirio paranoide. El presidente de Rusia, Vladimir V. Putin, antiguo oficial de la KGB, ha desplegado en la zona, de manera sigilosa y engañosa, un poderoso arsenal para, primero, anexar Crimea en marzo y, más recientemente, para instigar una rebelión separatista armada en el este del país.

Preservar esta dependencia económica es crucial para Rusia. Está jugando sucio”, dijo Iulian Iancu, presidente del Comité de Industria del Parlamento rumano y firme creyente de la implicación de Rusia en las movilizaciones en contra de la exploración de gas de esquisto en Europa del Este. Reconoció que no tenía ninguna prueba directa que respaldara tal alegación, ni siquiera por la acusación que efectuó recientemente en el Parlamento de que Gazprom había gastado 82 millones de euros (alrededor de 100 millones de dólares), para financiar las actividades de oposición a la fracturación hidráulica en toda Europa.

Debemos ser conscientes de la inteligencia con la que operan sus servicios secretos”, añadió. “Siempre actúan en la sombra”.

Lo que se ha convertido en una ola de protestas contra la fracturación hidráulica en Europa del Este, donde los países son más dependientes de la energía rusa, comenzó hace tres años en Bulgaria, estado miembro de la Unión Europea pero mucho más favorable a los intereses rusos que cualquier otro estado de los 28 que la forman. Ante un aumento repentino de las protestas callejeras por parte de activistas, muchos de los cuales habían mostrado poco interés en temas medioambientales hasta entonces, el gobierno búlgaro prohibió en el año 2012 las actividades de fracturación hidráulica y anuló un permiso de exploración de gas de esquisto previamente concedido a Chevron.

George Epurescu, presidente de Rumanía Sin Ellos, organización rumana que ha jugado un importante papel en la movilización de la oposición a Chevron en Pungesti, declaró que su grupo, creado en 2011 para protestar contra la corrupción, derivó su atención hacia la lucha contra la fracturación hidráulica tras “habernos enterado del problema del gas de esquisto” a través de activistas búlgaros. Calificó las acusaciones que versan sobre la implicación rusa de una sórdida estratagema destinada a desacreditar el movimiento contra la fracturación hidráulica. “Es muy sencillo: cuando se pone a Rusia en la balanza, el argumento gana peso”, dijo, y añadió que Rumania, a diferencia de Bulgaria, tiene una larga historia de resentimiento hacia Rusia que provoca que su gente desconfíe de todo lo que venga de Moscú.

Epurescu, que trabaja en un instituto científico de Bucarest, dijo que su grupo no recibe financiación rusa o externa de ningún tipo más allá de pequeñas donaciones de activistas. Declaró que la mayor parte de su dinero provenía de su propio sueldo: “Como se puede ver, no tenemos demasiados fondos”, dijo, sentado en la destartalada y única sala, equipada con unos cuantos ordenadores viejos, que forma la sede del grupo.

Rumanía ya es mucho menos dependiente de la energía rusa de lo que lo son Bulgaria y otros países de la región, pero un fuerte aumento de la producción nacional le permitiría exportar energía a la vecina Moldavia y debilitar lo que es un importante objetivo de la política exterior rusa. Al igual que Ucrania, Moldavia se ha ido alejando de Moscú mientras se inclinaba cada vez más hacia la Unión Europea, y ha sido objeto de una fuerte presión, especialmente a través de los precios del gas, con el objeto de seguir manteniéndola dentro de la órbita económica y política de Rusia.

Hoy en día, la energía es el arma más eficaz de la Federación Rusa; mucho más eficaz que los aviones y los tanques”, declaró en una entrevista Victor Ponta, el primer ministro rumano.

En general, Rusia ha demostrado escasa preocupación por la protección del medio ambiente y tiene un largo historial de hostigamiento e, incluso, encarcelamiento de ecologistas que han organizado protestas. En lo referente a la fracturación hidráulica, sin embargo, las autoridades rusas han dado un entusiasta giro hacia posturas verdes, como demuestran las declaraciones de Putin del año pasado en las que alegaba que la fracturación hidráulica “plantea un enorme problema medioambiental”. Dijo que en los lugares donde se ha permitido esta práctica “ya no sale agua del grifo, sino un limo negruzco”.

Alexander Medvedev, jefe de la sección de exportaciones de Gazprom, ha advertido a los europeos que nunca podrán emular el éxito que Estados Unidos ha conseguido en la extracción de grandes cantidades de gas mediante la fracturación hidráulica debido a la diferente geología y densidad demográfica de Europa.

Las primeras predicciones de enormes reservas en lugares como Polonia, que se han venido abajo ante los decepcionantes resultados de los pozos de prueba, han demostrado que, de momento, el argumento ruso ha resultado ser correcto, al menos, en parte. Lituania, otro país que en un primer momento parecía prometedor, también resultó ser un fracaso debido a las protestas y cambios legislativos que llevaron a Chevron a abandonar un proyecto de extracción de gas de esquisto a finales del año pasado.

Ucrania, un país donde se cree que existen grandes reservas de gas de esquisto, en concreto en la zona oriental devastada por la guerra, tampoco ha dado resultado. Separatistas prorrusos del este, que nunca antes habían mostrado interés alguno por cuestiones medioambientales, tildan la fracturación hidráulica de peligro mortal.

Así mismo, Rumanía podría convertirse en otro fiasco en cuanto al gas de esquisto se refiere. Chevron ha completado la perforación exploratoria en Pungesti pero todavía no ha hecho públicos los resultados de dicha exploración.

Nada de esto ha evitado que Gazprom siga buscando gas y petróleo de esquisto. Nis, su filial serbia, está realizando prospecciones en el oeste de Rumanía, cerca de la frontera con Serbia. Sin embargo, a diferencia del proyecto de Chevron en el otro extremo del país, los trabajos de Gazprom no han desatado ninguna protesta masiva.

Líderes de la protesta alegan que la diferencia simplemente refleja el hecho de que Chevron ha realizado actividades de perforación exploratoria mientras que la filial de Gazprom solo ha realizado, hasta el momento, labores de sondeo geológico.

Anca-Maria Cernea, líder del grupo político conservador de Bucarest que expuso la posibilidad de una conexión rusa, dijo que si bien no han salido a la luz documentos que demuestren pagos u otras ayudas directas procedentes de Rusia, las evidencias circunstanciales indican que “los rusos están detrás de la protestas contra Chevron”. Entre los manifestantes, señaló, se encontraban grupos que por lo general nada tienen que ver entre sí, como los socialistas radicales, algunos vinculados al aparato de seguridad de la vecina Moldavia, con una fuerte influencia rusa, y sacerdotes ortodoxos ultraconservadores. Los medios de comunicación rusos, añadió, estuvieron extrañamente activos cubriendo y animando la oposición a la fracturación hidráulica en Pungesti. RT, un canal estatal de noticias de la televisión rusa dirigido a audiencias extranjeras, proporcionó una cobertura total de las protestas y lanzó advertencias de que los habitantes del pueblo, así como sus cultivos y ganado, perecerían a causa del agua envenenada.

George Maior, el jefe de la Agencia Nacional de Inteligencia de Rumania, se declaró escéptico ante la idea del papel de Rusia en el movimiento contra la fracturación hidráulica. “Puede que Rusia tenga algo que ver en todo esto”, dijo, “pero no creo que haya quedado demostrado”.

El emplazamiento de los trabajos de Chevron en Pungesti, protegido por una alta alambrada de púas, se encuentra ahora vacío salvo por la presencia de los guardias de seguridad y de los trabajadores esporádicos enviados para desmantelar el equipo y retirar la capa de cemento sobre la que se llevó a cabo la ya finalizada perforación exploratoria. La compañía se negó a declarar si se había rendido con Rumanía y se retiraba definitivamente.

Mircia, el alcalde de Pungesti, dijo estar seguro de que Chevron había decidido marcharse. "Se van de aquí", dijo.


Traducción del artículo "Russian Money Suspected Behind Fracking Protests" publicado por The New York Times.

"Traducido por Olga Albert, miembro de Traductoras/es en Acción, la red de intérpretes y traductoras/es voluntarios/as de Ecologistas en Acción."