Luego
de someter a prueba una muestra de pozos abandonados de gas y
petróleo en el noroeste de Pennsylvania, los investigadores
descubrieron que muchos de los numerosos pozos abandonados emitían
cantidades significativas de metano. Debido a que existen tantos
pozos abandonados en todo el país (un estudio reciente de la
Universidad de Stanford llegó a la conclusión de que existen
aproximadamente 3 millones de pozos abandonados en EE. UU.) los
investigadores consideran que el aporte total de los pozos emisores
de metano podrían ser significativa.
Los
investigadores afirmaron que sus hallazgos determinaron la necesidad
de realizar mediciones a lo largo de una amplia variedad de regiones
en Pennsylvania y también en otros estados con una larga tradición
en la explotación de gas y petróleo como California y Texas.
"La
investigación indica que se trata de una fuente de metano que no
debe ser ignorada," dijo Michael Celia,
profesor de Estudios ambientales en Theodore Shelton Pitney y
de ingeniería civil y ambiental en Princeton. "Necesitamos
determinar el nivel de importancia considerando una base más
amplia."
El
metano es la forma no procesada del gas natural. Los científicos
dicen que después del dióxido de carbono, el metano es el más
importante gas de efecto invernadero, fenómeno según el cual los
gases de la atmósfera retienen calor que de otro modo la tierra
irradiaría.
En
comparación el metano tiene aproximadamente 20 veces el efecto de
atrapar el calor que el dióxido de carbono. El metano se produce de
manera natural, en procesos que incluyen la descomposición y
actividades humanas como rellenos sanitarios y producción de gas y
petróleo.
Aunque
las empresas de gas y petróleo trabajan para minimizar la cantidad
de metano que emiten esas operaciones, casi no prestan atención a
los pozos que perforaron décadas atrás. Estos pozos, algunos de los
cuales se remontan al siglo XIX, generalmente han sido abandonados y
no figuran en los registros oficiales.
Mary
Kang, quien entonces trabajaba en su doctorado en ingeniería civil y
ambiental en Princeton, comenzó a estudiar las emisiones de metano
de los antiguos pozos luego de investigar técnicas para almacenar
dióxido de carbono inyectándolo en las profundidades de la tierra.
Mientras analizaba las maneras en que el dióxido de carbono podría
escapar de su lugar de almacenamiento subterráneo, Kang se
preguntaba acerca de los efectos de las emisiones de metano de los
pozos abandonados.
"Estaba
buscando datos, pero no existían," dijo Kang, ahora
investigadora de postdoctorado en Stanford.
En
un artículo publicado el 8 de diciembre en Proceedings de la
Academia nacional de Ciencias, los investigadores describen cómo
eligieron 19 pozos en los condados vecinos de McKean y Potter en el
noroeste de Pennsylvania. Los pozos elegidos fueron abandonados, y no
existen registros sobre su origen y condiciones. Sólo uno de los
pozos figura en la lista estatal de pozos abandonados. Algunos de los
pozos, que pueden parecer una tubería que surge del suelo, están
ubicados en bosques y otros en los patios traseros de viviendas
comunes. Kang afirmó que la falta de documentación dificultó
determinar la fecha de la perforación o si existieron intentos de
taponarlos.
"Lo
que me sorprendió fue que todos los pozos que medimos emitían algo
de metano," declaró Celia.
Para
realizar la investigación, el equipo usó recipientes llamados
cámaras de flujo sobre los pozos. También los colocaron cerca para
medir las emisiones en el terreno vecino para asegurarse de que las
emisiones de metano provinieran de los pozos y no del área
circundante.
Aunque
los pozos registraron algún nivel de metano, cerca del 15 por ciento
emitían un nivel notablemente superior — miles de veces mayor a
los pozos de niveles bajos.
Denise
Mauzerall, profesor de Princeton y
miembro del equipo de investigación, sostuvo que es una tarea
crucial descubrir las características de los pozos que son grandes
emisores de metano.
Mauzerall
dijo que debido al número relativamente bajo de pozos que producen
grandes emisiones podría haber una solución práctica: aunque
intentar taponar cada pozo abandonado en el país podría ser una
tarea demasiado costosa, ocuparse de una cantidad menor de grandes
emisores sería viable.
"El
hecho de que la mayor parte del metano proviene de una pequeña
cantidad de pozos debe facilitar la tarea si podemos identificar a
los pozos que son grandes emisores," afirmó Mauzerall, profesor
de ingeniería civil y ambiental y de asuntos públicos e
internacionales en Woodrow Wilson School.
Los
investigadores han usado sus resultados para extrapolar el total de
emisiones de metano de los pozos abandonados en Pennsylvania, aunque
destacan que los resultados son preliminares debido a que la muestra
es relativamente pequeña. Pero en base a estos datos, estiman que
las emisiones de los pozos abandonados representan el 10 por ciento
del metano de actividades antrópicas en Pennsylvania —
aproximadamente la misma cantidad que la producción de gas y
petróleo. También determinaron que, al contrario que los pozos en
explotación que tienen una vida productiva de 10 a15 años, los
pozos abandonados pueden continuar emitiendo metano durante décadas.
"Esta
puede ser una fuente importante," afirmó Mauzerall. "No se
trata de una solución milagrosa pero si pudiéramos taponar o
capturar el metano que sale de estos grandes emisores sería una
diferencia sustancial."
Además
de Kang, autora principal del trabajo, Celia y Mauzerall, entre los
coautores se encuentran: Tullis Onstott, profesor de ciencias de la
tierra en Princeton; Cynthia Kanno, egresada de Princeton y
estudiante de posgrado en Colorado School of Mines; Matthew Reid,
egresado de Princeton e investigador de postdoctorado en EPFL en
Lucerna, Suiza; Xin Zhang, investigador de postdoctorado en Woodrow
Wilson School en Princeton; y Yuheng Chen, académico adjunto en la
investigación de ciencias de la tierra en Princeton.
La
investigación contó con el apoyo del Princeton Environmental
Institute, la National Oceanic and Atmospheric Administration, el
National Sciences and Engineering Research Council of Canada y el
Yale Center for Environmental Law and Policy.
Traducción del artículo "Abandoned wells can be 'super-emitters' of greenhouse gas" publicado el 9 de noviembre de 2014 en Science Daily