Una nueva semana, un nuevo fracaso relacionado con la fractura hidráulica. El gobierno acaba de publicar un informe acerca de los probables efectos de las perforaciones en las comunidades rurales británicas – incluyendo su posible impacto en los precios de las propiedades – que está tan severamente editado que se podría haber referido a una evaluación militar de las opciones a la intervención en Irak.
Ya
sea acertado o no, el informe sólo puede generar sospechas en el
ciudadano promedio respecto a que los ministros y la industria tienen
mucho que ocultar acerca de cómo la fractura hidráulica afectará
intereses vitales. Y esto hará mucho más difícil que las empresas
logren el “permiso social” del respaldo del público, que
admiten, será esencial si la exploración y explotación del gas y
petróleo de esquisto va a ser exitosa.
El
informe – Shale Gas: Rural Economy Impacts,(Consecuencias en la
economía rural del gas de esquisto) publicado (si esa es la palabra
adecuada) por el Departamento de Medioambiente, Alimentos y Asuntos
rurales – reconoce que “numerosas comunidades rurales pueden
resultar afectadas por la expansión de las actividades de gas de
esquisto en las regiones del noreste, oeste y sur de Inglaterra”.
Pero luego el documento trata cómo serán impactadas como un asunto
altamente confidencial.
El
grado de ocultamiento del informe es casi una manía a lo Putin.
Algunos de los 58 párrafos parecen haber sido reducidos a sólo 13
páginas, y se eliminaron por completo algunas secciones.Tres
párrafos de cada seis parecen haber sido recortados de la sección
que trata los efectos en el precio de las viviendas, y dos de cuatro
del párrafo sobre los servicios locales.
Las
conclusiones del informe han quedado reducidas a once líneas -
dedicadas de manera abrumadora a los incentivos financieros que los
ministros y la industria están ofreciendo a los concejos municipales
y a las comunidades que acepten la fractura hidráulica –
enmarcadas por 16 párrafos editados. Es aún más absurdo que el
informe señala que ha examinado un tercer “impacto social
importante” además de las consecuencias sobre los precios de las
propiedades y los servicios locales, pero se niega a decirnos de qué
se trata, ni tampoco qué se ha descubierto: el título de la sección
y todos sus 12 párrafos han sido completamente eliminados.
Pero
es la sección sobre los precios de las propiedades la que sin duda
causa mayor alarma. Esta es la única parte, en lo que queda del
informe, que incluye algunas estimaciones acerca de las consecuencias
negativas de la fractura hidráulica (en contraste, las cifras
optimistas de la cantidad de empleos que podrían crearse son
usuales). El informe presenta numerosos estudios que muestran valores
decrecientes en un rango de 3 al 14 por ciento para las propiedades
cercanas a la zona de perforación (aunque uno sugiere que los
precios aumentarán en Pensilvania donde la propiedad tenía redes de
distribución de agua).
Muchos
propietarios pueden incluso palidecer con esas cifras. Y es probable
que sospechen, con razón o no, que los párrafos editados contienen
estimaciones aún peores de las pérdidas de valor más probables en
los condados británicos. Es más, los residentes de las zonas
cercanas a los sitios de perforación en Lancashire ya están
informando que sus hogares están tan deteriorados que les resulta
imposible venderlos.
La
presión pública sobre los ministros está aumentando para que
publiquen el informe sin censura – y no se trata sólo de los
inevitables grupos de activistas. Allister Scott, Profesor de
Planeamiento Ambiental y Territorial en la Universidad de Birmingham,
acusa al gobierno de “suprimir evidencia”, y agrega: “Sólo
debería eliminarse parte de un documento cuando la información es
contraria al interés público, o por confidencialidad. Este no es el
caso. El interés público está orientado a obtener información
clara acerca de las consecuencias de esta política.”
Como
también dice, los defensores de la fractura hidráulica deben estar
“consternados”
por el episodio, porque el incidente es probable que ocasione que más
británicos promedio se sumen a las filas de quienes por principios
se oponen a las perforaciones. Estos dos sectores del electorado –
los coroneles y los malhumorados – no tienen demasiado en común,
pero son muy difíciles de vencer cuando se combinan para luchar en
el tema ambiental. Estos grupos interrumpieron el “más grande
programa de construcción de rutas desde la época de los romanos”
de Margaret Thatcher 20 años atrás y han enfrentado a Cuadrilla en
Balcombe. Tan efectiva ha sido la alianza que la industria está
arrepintiéndose cada vez más de aventurarse en el sur de Inglaterra
– que es lo que provocó el nacimiento de la alianza en primer
lugar.
Por
supuesto, algunos militantes hacen cosas que sus aliados que respetan
las normas nunca harían. Justo la semana pasada, por ejemplo, el
hogar de un guardia de seguridad en el sitio de perforaciones en el
norte de Irlanda fue bombardeado. Y existe el peligro de que un grupo
violento podría fragmentarse del grupo principal de militantes, como
sucedió en el caso de los experimentos en animales, provocando que
la mayoría se aleje. Pero hasta ahora la insistencia de los
ministros que “están decididos a ir por el esquisto”, dando la
impresión de que están contentos de anular tanto las preocupaciones
locales y las regulaciones efectivas, mantiene la alianza unida.
Pero
– como lo demuestran los recientes sucesos de Ucrania y Oriente
medio – Gran Bretaña y otros países de occidente necesitan
asegurar las provisiones locales de petróleo y gas. Sólo puede
esperarse que la fractura hidráulica cumpla su tan publicitada
promesa de una producción segura y bien regulada.
Pero
las dudas están aumentando, no sólo como resultado de la creciente
oposición, sino porque los recursos parecen ser menos abundantes que
lo que se pensaba. El mes pasado el Instituto Geológico británico
informó que el sur de Inglaterra – recientemente exagerado por los
ministros como propicio para una bonanza económica – contiene
cantidades no significativas de gas de esquisto y sólo reservas
limitadas de petróleo de esquisto, que se consideran difíciles de
explotar.
Las
expectativas se han reducido significativamente en Polonia, otro de
los principales defensores de la fractura hidráulica en Europa.
Incluso en los EE.UU., las estimaciones de reservas recuperables en
el yacimiento de Monterey – que se creía que era el más rico del
país – han sido recientemente reducidas en 96 por ciento.
En
un provocativo artículo de la semana pasada, Tim Morgan, ex jefe de
investigación global de Tullett Prebon brokers, incluso sugirió
que, en el futuro el “esquisto será reconocido como la versión de
esta década de la burbuja de las punto com”.
Morgan
alegó que la razón por la que la fractura hidráulica proliferó en
EE.UU., es que el método fue muy promocionado, lo que provocó un
exceso de inversiones, y ese exceso de pozos y de oferta produce la
caída de los precios. Pero, agregó, los pozos de esquisto cuestan
casi el doble que los comunes y la producción de los mismos declina
“con mucha rapidez” (al menos 60 por ciento en el primer año,
comparado al típico 7-10 por ciento de caída de los pozos
convencionales”) y por lo tanto los pozos de esquisto “nunca
serán rentables”.
¿Está
en lo correcto? Todos esperamos que no. Mi propia sensación es que
la fractura hidráulica – al menos en el noroeste – puede ser una
contribución útil, si no espectacular a nuestras fuentes de
energía. Pero primero el gobierno y la industria deberá ganarse la
confianza de las comunidades afectadas por la fractura hidráulica –
y, actualmente, ambos están tomando el camino equivocado en este
tema.
Traducción
del artículo "Want to know how fracking willaffect you? Sorry, that's a state secret!"
publicado por
Geoffrey
Lean en The Telegraph el 11 de agosto de 2014