La producción de los pozos de esquisto disminuye tan rápidamente que, a fin de cuentas, estos nunca serán rentables - si los inversores se dieran cuenta de esto, la industria alcanzaría el colapso total.
Por
un lado, muchos grupos ambientalistas y conservacionistas se
opusieron, de forma rigurosa al impulso del esquisto. Vacilaron en
contra de ellos los que se encuentran dentro y más allá de de la
industria de la energía y que mantienen la creencia de que la
explotación de gas de esquisto puede resultar no sólo vital, sino
considerablemente positiva para la economía británica.
Extrañamente, casi nadie parece haberse formulado una pregunta, que seguramente es fundamental: ¿tiene sentido económico el
impulso de esquisto?
Mi
conclusión es que no.
Que
Gran Bretaña necesita nuevas fuentes de energía, es sin duda
indiscutible. Entre los años 2003 y 2013, la producción nacional de
petróleo y gas se desplomó en 62%
y 65% respectivamente, mientras que la producción de carbón
disminuyó en 55%. A pesar de los elevados aumentos en la producción
de energías renovables, la producción global de energía se ha
reducido en más de la mitad. Un exportador neto de energía como es
Gran Bretaña, en fecha tan reciente como el año 2003, ahora compra
casi la mitad de su energía desde el exterior y esta disparidad
parece que se está en lo cierto de que se ampliará.
Las
políticas de los diferentes gobiernos han desmejorado esta situación. La
"carrera por el gas" en los años noventa aceleró el
agotamiento de nuestras reservas de gas. El titubeo de los laboristas respecto a la energía nuclear ha provocado al menos una década de retraso en la sustitución de nuestros reactores, ya
envejecidos, y ha provocado un
abandono prematuro del carbón junto a un enfoque incoherente,
disperso hacia las energías renovables.
Entonces,
aquellos que dicen que Gran Bretaña se enfrenta a una contracción
de la energía están en lo cierto. Pero aquellos que dicen que la
respuesta radica en la utilización de la fractura hidráulica
para extraer gas de formaciones de esquisto son los culpables de
poner esperanzas ante la realidad.
El
ejemplo usado por los grupos pro-fractura es, por supuesto, los Estados Unidos, donde el
fracturamiento hidráulico ha producido tanto gas que el mercado
experimenta un suministro excesivo, obligando a que los precios del
gas bajen drásticamente.
El
problema con este paralelismo es que se basa en un malentendido
fundamental de la historia de esquisto estadounidense.
Ahora
tenemos más que suficientes datos para saber lo que realmente ha
ocurrido en los Estados Unidos. El equisto ha sido promocionado
("La América Saudí") y los inversores han invertido cientos
de miles de millones de dólares en el sector del esquisto. Si usted
invierte esta cantidad, se obtiene una gran cantidad de pozos, a
pesar de que los pozos de esquisto cuestan alrededor de dos veces más
que los ordinarios.
Si
un gran número de pozos entrara en funcionamiento en muy poco
tiempo, se obtendría una gran cantidad de la producción inicial.
Esto es exactamente lo que ha ocurrido en los EE.UU.
Sin
embargo, la palabra clave aquí, es "Inicial". El gran
inconveniente con los pozos de esquisto es que la producción cae muy
rápidamente, efectivamente, después de que comienza la producción.
En comparación con los pozos de petróleo y gas "normales",
donde la producción típicamente disminuye por 7-10% cada año,
las tasas de declive de los pozos de esquisto son dramáticamente
peores. En absoluto es raro que la producción de cada pozo caiga en
60% o más, solo en los primeros 12 meses de las operaciones.
Frente
a esas tasas de declive, la única manera de mantener las tasas de
producción altas (y mantener a los inversores a bordo) es perforar
aún más pozos. Esto pone a los operadores en una "rueda de
perforación", que debería preocupar a los residentes locales,
tanto como a los inversores. El flujo neto de esquisto
estadounidense ha sido negativo año tras año, y algunos de los
nombres magnánimos de la industria ya se marcharon.
El
resultado, aparentemente inevitable, para la industria del esquisto
estadounidense es que, una vez que los inversores se informen, y una
vez se hayan perforado los lugares de mayor producción (sweet spots), la
producción se desplomará; probablemente alcanzando el cénit entre los años 2017 y 18,
y después cayendo en picado precipitadamente. Los EE.UU. ya están
plagados de pozos que han sido abandonados, a menudo sin que la zona
se haya limpiado.
Mientras
tanto, las estimaciones de reservas recuperables de la cuenca de
Monterrey - supuestamente entre las mayores reservas de petróleo de
esquisto en los EE.UU. - han sido revisadas a la baja en 96%. En
Polonia se han perforado unos 30-40 pozos. Hasta
ahora, prácticamente sin ninguna producción reseñable.
En
el futuro, el esquisto se reconocerá como la versión de esta década
de la burbuja de las puntocom. A corto plazo, es una lección de la
desesperación puesto que una estrechez de suministro de energía se
acerca cada vez más. Mientras que los políticos y los inversores
deberían favorecer la energía solar, la transformación de residuos
y el ahorro sobre la quimera de las riquezas de esquisto, los
opositores harán bien en enfrentar la moda
de esquisto.
Tim
Morgan fue jefe honorable de investigación de Tullett Prebon 2009-13
y es el autor de 'La vida después del crecimiento'
Traducción del artículo "Shale gas: 'The dotcom bubble of our times'" publicado por Tim Morgan en The Telegraph el 4 de agosto de 2014
1
PC: Unidad de medida equivalente a un pié cúbico.