viernes, 4 de julio de 2014

El Reino Unido reactiva su industria fósil


El proyecto de ley de infraestructura encierra una sorprendente contradicción con respecto al enfoque del Reino Unido en lo tocante al petróleo y al cambio climático. 
'You appoint an oil billionaire to decide what the future of the oil industry should be, and his report concludes that the government should develop Se nombra a un multimillonario para que decida cuál debería ser el futuro de la industria del petróleo y este concluye en su informe que el Gobierno debería elaborar "una nueva estrategia para potenciar al máximo la recuperación económica de la Plataforma Continental del Reino Unido"'
Algunas veces no nos queda otra opción que reírnos. Eso es lo que me ocurrió la semana pasada. Estaba leyendo el debate de los Lores sobre el proyecto de ley de infraestructura y me encontré con algo tan sorprendente que tuve que volver a leerlo tres veces para cerciorarme de que había leído bien.
Como se lamentaban algunos, el proyecto de ley es un tanto extraño: se ha publicado antes de que se hayan incluido la mitad de las medidas que contemplará. Así es como funciona actualmente la democracia: se pide a unos legisladores que no han sido elegidos que debatan algo que todavía no han podido ver. De modo que la bomba con la que me encontré todavía no estaba allí. Pero la Baronesa Kramer, que presentó el proyecto de ley, lo dejó caer casualmente en el preámbulo.
Antes de revelar cuáles fueron sus palabras voy a presentar primero una breve información sobre los antecedentes del proyecto de ley.
En virtud de la Ley de2008 sobre el Cambio, Climático, el Gobierno del Reino Unido tiene la obligación de reducir los gases de efecto invernadero al menos un 80% antes de 2050 (con respecto al nivel de 1990).
Este objetivo se ve amenazado, entre otras cosas, por una apabullante contradicción: el Reino Unido pretende reducir la demanda de combustibles fósiles y, al mismo tiempo, intenta aumentar el suministro. O bien, en palabras del Gobierno, intenta "potenciar al máximo la recuperación económica" del sector británico del petróleo y el gas.
Casi todos los Estados que poseen combustibles fósiles están tratando de hacer lo mismo, y por consiguiente, a nivel colectivo, sus promesas de evitar el descontrol del clima resultan imposibles de cumplir. En 2011, Carbon Tracker señalaba que si queremos lograr que el calentamiento global no sobrepase los 2ºC, deberíamos consumir como máximo 565gigatoneladas de carbono. Sin embargo, el carbono contenido en las reservas conocidas de carbón, petróleo y gas que existen en el mundo asciende a 2.795 gigatoneladas.
Para prevenir el descontrol del clima es necesario dejar la mayor parte de los combustibles fósiles en la tierra.
¿Y cómo resuelven los gobiernos esta contradicción? Sencillamente ignorándola. Nuestros ministros recorren el país exhortando a las personas a consumir menos y, al mismo tiempo, publicando libros blancos en los que instan a las compañías petrolíferas a producir más.
Nunca se pronuncia una sola palabra para reconocer el desacuerdo existente entre las dos políticas. Cuando se plantea el problema, los ministros no escuchan, no responden, no debaten. Si lo hicieran su pretendida actuación fracasaría.
Ocurre lo mismo en todo el mundo. La única excepción que he conocido recientemente se ha dado en Noruega, en cuyo Parlamento se debatió el 5 de junio una moción propuesta por el Partido de los Verdes. La moción instaba al Gobierno a detener la próxima ronda de licencias para la extracción de petróleo alegando que es incompatible con los objetivos noruegos en el ámbito del cambio climático. Apoyaron la moción 3 Miembros del Parlamento y 95 votaron en contra.
En comparación con lo que ocurrió en Westminster semana pasada, este resultado fue positivamente progresista.
En sus observaciones preliminares, Kramer explicaba que el Gobierno había encargado a Sir Ian Wood que elaborara un informe sobre el futuro de la industria del petróleo.
¿Quién es el Sr. Wood? Es un multimillonario que hizo su fortuna con la empresa familiar que heredó, el Grupo Wood, la cual presta servicios (ingeniería, construcción, reparaciones) a la industria del petróleo y el gas.
Así es como el Gobierno revisa el trabajo. Nombra al anterior dirigente del Sindicato Nacional de Agricultores para que decida cuál debe ser el rumbo de la política agraria en el futuro, y él concluye en su informe que debería hacerse una hoguera con las regulaciones. Nombra a un multimillonario del sector del petróleo para que decida cuál debe ser el futuro de la industria del petróleo, y él concluye en su informe que el Gobierno debería elaborar "una nueva estrategia para potenciar al máximo la recuperación económica de la Plataforma Continental del Reino Unido". Nombra al Conde Drácula para que asesore sobre la privatización del banco de sangre. En fin … ese es el panorama que tenemos. Luego tendrá debidamente en cuenta las desinteresadas opiniones de estos expertos.
Dicho de otra forma, nombra a la persona que le va a ofrecer la respuesta que desea. Luego puede alegar que la decisión que tomó antes de encargar el examen es el resultado de una investigación racional realizada por expertos independientes.
Después de explicar los resultados del examen del Sr. Wood, Kramer reveló que el Gobierno había aceptado todas sus recomendaciones. Luego dejó caer la bomba. El Gobierno ahora prevé
"aplicar medidas en el marco del proyecto de ley para convertir en estatuto el principio de potenciar al máximo la recuperación económica del petróleo en el Reino Unido."
En un estatuto. Ello quiere decir que, si se aprueba el proyecto de ley, potenciará al máximo la producción de petróleo crudo se convertirá en una obligación sancionada por la legislación.
De manera que el Gobierno, que, en virtud de la Ley de 2008 sobre el Cambio Climático, tiene la obligación estatutaria de reducir al mínimo las emisiones de gases de efecto invernadero en el Reino Unido, las aumentará al máximo.
La misma persona, el Secretario de Estado para la Energía y el Cambio Climático (actualmente Ed Davey), se encargará de aplicar ambas políticas. Y tendrá que tener cuidado para que no le estalle el cerebro.
¿A qué les gustan las ideas coherentes?

Traducción del artículo "The UK is making it a legal duty to maximise greenhouse gas emissions" publicada el 26 de junio de 2014 en The Guardian