domingo, 6 de abril de 2014

Europa no necesita el gas de fracking de los EEUU

http://america.aljazeera.com/content/ajam/opinions/2014/3/europe-russia-naturalgasenergy/jcr:content/headlineImage.adapt.1460.high.1395684032934.jpgLos esfuerzos de la UE encaminados a obtener energía renovable la han protegido mejor de Putin que lo que un incremento en la producción local de gas lo hubiera hecho jamás.
 Al comienzo de la ocupación de Crimea por Rusia han existido una serie de llamamientos para liberar a Europa de su dependencia del gas natural ruso. Algunos han sugerido que Europa abandone las restricciones ambientales referidas a las perforaciones en busca de petróleo y gas para aumentar la producción local. Para colaborar en esta tarea, los EE.UU continuarían incrementando su producción de petróleo y gas así como su capacidad de licuar gas natural y transportarlo a Europa.

Los que pretenden que se ponga fin a la dependencia del gas ruso parecen tener la impresión de que se trata de otro caso en el que los EE.UU tiene que venir al rescate de los débiles europeos. Después de todo, mientras nosotros estábamos perforando por todos lados los europeos estaban jugueteando con la energía eólica y solar, volviéndose así vulnerables a las maquinaciones del presidente ruso Putin.

Los fans de la aritmética con base en la realidad ven las cosas de manera diferente. La realidad es que Europa, especialmente Alemania, ha hecho mucho en las últimas dos décadas para reducir su consumo de combustibles fósiles, incluyendo el gas natural, provenientes de Rusia. La reducción en el consumo de combustibles fósiles supera el impacto de la estrategia de perforar de manera indiscriminada en los EE.UU.

Si Europa no ha estado promocionando agresivamente la reducción del consumo energético, no hay manera de que el gas de Rusia pueda ser reemplazado por gas de fracking local o importado de cualquier otro lugar. Además, los esfuerzos de Europa para reducir el consumo de combustibles tienen la ventaja de hacer más lento el calentamiento global.

Según la Administración de Información de la Energía, las medidas de conservación de Alemania tienen el efecto de haber reducido la intensidad de energía de producción (la cantidad de energía usada por dólar de PBI) en casi un 30 % en las dos últimas décadas. Aunque los EE.UU han logrado un porcentaje de reducción comparable en su intensidad de energía, aún es mucho más alta que la de Alemania. De hecho, el nivel actual de intensidad de energía de los EE.UU es más elevado que la de la economía alemana de 1991. Si Alemania fuera tan ineficiente en materia energética como los EE.UU necesitaría 50 % más de energía para satisfacer sus necesidades.

Además, Alemania ahora genera casi un cuarto de su energía a partir de fuentes de energía renovables. La mayor parte de su energía tiene origen eólico, solar y menos de un cuarto proviene de una fuente hidroeléctrica.

Si Alemania y otros países de Europa no hubieran estado promoviendo agresivamente el uso de fuentes de energía alternativas, el precio del gas natural ruso probablemente estaría cercano al doble de sus niveles actuales. La demanda por el gas natural sería mucho más alta , el único factor compensatorio sería que en su lugar se podrían haber usado fuentes de energía más sucias como el carbón.

Si el objetivo es reducir la demanda del gas natural ruso, la manera más rentable para lograrlo es hacer mucho más que lo que Alemania ya está haciendo: promover la conservación y el uso del transporte público y subsidiar el costo de instalación de equipos para energía solar y eólica.


La idea, según la hipótesis de algunos expertos, de que los EE.UU puede satisfacer cualquier porción de las necesidades de Europa de gas natural con gas proveniente de fractura hidráulica y que dicho gas podría estar disponible pronto, simplemente no es realista. La cantidad de gas que la UE importa de Rusia representa más de la mitad de la producción total de los EE.UU. Se necesitaría una enorme expansión en la producción de gas natural de los EE.UU para poder exportar alguna cantidad sustancial a la UE sin que se produzca escasez que derive en el incremento abrupto de precios en los EE.UU.

Esto parece poco probable, incluso si decidiéramos ignorar toda consideración ambiental. Muchos de los nuevos campos tienen producción decreciente, por lo tanto, para llenar la brecha y agregar capacidad que permita exportar a gran escala a la UE demandaría un gran aumento en el número de perforaciones.

Además, tendríamos que aumentar nuestra habilidad para licuar y exportar gas natural. Esto puede hacerse pero requiere tiempo y dinero. Una fuente industrial estima que el costo total de construcción de una instalación para exportación en $30 mil millones. Este dinero sólo podrá recuperarse a través de exportar grandes volúmenes de gas natural durante largo tiempo. La construcción de estas instalaciones puede llevar años. Aún en un escenario optimista, grandes volúmenes de gas natural licuado no van a llegar a Europa antes del fin de la década.

Si el objetivo es reducir la demanda de gas natural de Rusia, la manera más rentable es hacer mucho más de lo que Alemania hizo y lo que el resto de Europa ya está haciendo en menor medida: promover la conservación, el transporte público y subsidiar el costo de instalación de energía solar y eólica. Puede no sonar tan duro como perforar indiscriminadamente, contaminar las aguas subterráneas y exponer a la población a los peligros de transportar combustibles altamente explosivos, pero es la solución que tiene más sentido desde lo económico.

El modelo de la UE también tiene la ventaja de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y hacer más lento el calentamiento global. Este es un asunto que los que tienen un discurso duro parecen querer ignorar pero ignorarlo no alcanza para que el calentamiento global desaparezca.

En 30 años, cuando centenares de millones de personas estén sufriendo los daños provocados por el calentamiento global, quienes mantienen un discurso duro en esta materia puede que quieran poder contarle a sus hijos y nietos que hubo un tiempo en que apoyaron a Putin con su estrategia de perforación indiscriminada. El resto de nosotros podría preferir poder contarle a las generaciones futuras acerca de lo que hicimos para asegurar que les heredamos un planeta habitable.

Traducción del artículo "Europe doesn't need America's fracked gas" publicado el 24 de marzo de 2014por Dean Baker en Al Jazeera


Dean Baker es co-director del Center for Economic and Policy Research y más recientemente autor de The End of Loser Liberalism: Making Markets Progressive.

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la política editorial de Al Jazeera America.