Un
boom del petróleo es a corto plazo y transitorio. El personal foráneo y los equipos pesados se dejan caer en las zonas rurales
a menudo para succionar todo el combustible que pueden lo más rápido
posible, y luego irse.
Y
mientras los efectos desastrosos del fracking sobre el cambio
climático y la salud están bien asentadas, sus efectos sociales
sobre las personas y las comunidades vecinas a las operaciones de
perforación se discute cada vez menos. Pero varios estudios
recientes sobre las consecuencias sociales del fracking muestran que
se aplica la misma indiferencia para las consecuencias del bienestar
social de los trabajadores y de las comunidades que se convierten en
ciudades de auge para el fracking.
La
actitud de la perforación petrolífera hacia las personas es la
misma que hacia el clima: protegerlos es una carga que impide la
extracción más económica posible y la venta de combustible. Por
eso no es de extrañar que Peter Rugh, escribiendo para Vice,
encuentra que las operaciones de fracking están relacionadas con la
violencia contra la mujer, enfermedades de transmisión sexual y el
uso de drogas.
Los
miles de pozos de fracking que operan en la cuenca Bakken, produciendo más
de 660.000 barriles de petróleo crudo diarios, requieren de miles de
trabajadores provenientes de todo el país, separados de cualquier
conexión social existente. La mayoría de ellos son hombres, "80
hombres por cada mujer", según un veterano de la industria
citado en Vice.
Los
clubes de prostitución y de striptease han aparecido alrededor de
estos "campos de hombres" para aprovecharse del
desequilibrio entre los sexos, pero la desigualdad de género está
poniendo a las mujeres en peligro también. Un informe del
Departamento de Justicia está en curso para examinar el impacto de
los campos de la industria petrolera en “la violencia doméstica,
violencia en el noviazgo, abuso sexual, y acoso”. Susan Connell,
una conductora de camión en Bakken de Dakota del Norte, dijo en una
reseña de National Geographic que ella debe llevar consigo una barra
de metal como un arma para defenderse de asaltos en la "nube de
testosterona" de las ciudades petroleras.
Un
informe de Food & Water Watch descubrió que los problemas
sociales causados por el fracking se extienden en el aumento de
los accidentes de camiones pesados, puesto que la infraestructura de
las ciudades pequeñas están sobrecargadas por el tráfico de
transporte pesado. Y la mano de obra importada incrementa las
infecciones de transmisión sexual y los arrestos por violaciones de
desorden social. Y eso es sin mencionar el peligro básico del
trabajo: la tasa de mortalidad de los trabajadores del petróleo y el
gas es asombrosamente alta.
El
uso de metanfetamina ha crecido en áreas altamente "fracturadas",
probablemente en respuesta a las agotadoras horas de trabajo y la
falta de opciones de entretenimiento y de vínculos sociales.
Empresas
de perforación podrían invertir en la reducción de estos costes,
pero eso iría en contra de la lógica de las ciudades de auge para
el fracking. Las empresas no tienen ningún compromiso a largo plazo
con sus trabajadores o con las ciudades donde establecieron las
operaciones de perforación, así que no hay ninguna razón para
gastar el dinero en las opciones de entretenimiento, la prevención
de la violencia, en los exámenes médicos o mejoras en la
infraestructura que podrían marcar la diferencia. Tratan mal a las
ciudades y a los trabajadores como lo hacen con el cambio climático,
es un problema ajeno y abordarlo sólo entorpecería la búsqueda de
beneficios.
Traducción del artículo "The Product Of An Oil Boom: Violence, Addiction, And STDs" publicado en Think Progress el 23 de octubre de 2013