lunes, 13 de enero de 2014
El techo de producción de petróleo ya se ha alcanzado, lo que “destrozará algunas economías”, según un ex geólogo de BP
Un experto en la industria advierte sobre el futuro negro en “recesión” gobernado por las “guerras por los recursos” en una conferencia de la University College London en Londres.
Un antiguo geólogo de British Petroleum (BP) ha dado la voz de alarma advirtiendo de que la era del petróleo barato se acabó hace ya tiempo, con el añadido de una “recesión continua” y un aumento del riesgo de conflictos y el hambre.
En una conferencia sobre los “riesgos geológicos” a principios de mes, dentro del curso de posgrado NaturalHazards for Insurers course (Riesgos naturales para agentes de seguros) en la University College London (UCL), el dr. Richard G. Miller, quien trabajó para BP desde 1985 hasta antes de retirarse en 2008, declaró que los datos oficiales de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), el Fondo Monetario Internacional (IMF), entre otras fuentes, muestran que el petróleo convencional alcanzó probablemente su techo de producción en torno al 2008.
Miller además criticó la línea oficial que mantiene la industria afirmando que las reservas globales durarán otros 53 años si se mantienen la actual tasa de consumo, puntualizando: “la tasa máxima de producción es el resultado de un descenso de la producción, no de un descenso de las reservas”. A pesar de los nuevos descubrimientos y del aumento de la confianza en el petróleo y el gas no convencional, 37 países ya han superado el máximo de producción, mientras que la producción de petróleo desciende a un ritmo de 4,1% por año, o 3,5 millones de barriles por día:
"Necesitamos una nueva producción igual a una nueva Arabia Saudí cada tres o cuatro años para mantener y aumentar el suministro. Los nuevos descubrimientos no han igualado al consumo desde 1986. Estamos agotando nuestras reservas, incluso aunque aparentemente nuestras reservas aumenten cada año. Estas aumentan debido a una mejor tecnología aplicada en antiguos pozos, incrementando el nivel de lo que podemos recuperar, sin embargo la producción sigue cayendo a un 4,1% al año.”
El doctor Miller, quien preparó la proyección anual interna sobre el futuro del suministro de petróleo para BP desde el año 2000 hasta el 2007, se refiere a esto como si fuera un cajero, “más dinero, sin embargo la retirada de dinero al día está limitada”. Como consecuencia: “La producción de petróleo líquido convencional se ha ido reduciendo desde el 2008. El aumento del suministro líquido se debe al gas natural licuado (etano, propano, butano, pentano) y a las arenas de alquitrán”.
Miller también es coeditor de una edición especial del prestigioso periódico,Philosophical Transactions of the Royal Society A, publicado este mes sobre el futuro del suministro del petróleo. En un documento introductorio realizado conjuntamente con el doctor Steve R. Sorrel, quien a su vez es codirector del Sussex Energy Group en la Universidad de Sussex en Brighton. En el documento debaten que entre los expertos de la industria petrolera, hay un aumento del consenso sobre el hecho de que la era del petróleo barato ya acabó y que estamos entrando en una fase nueva y muy diferente. Además muestran su apoyo a las conclusiones conservadoras de un exhaustivo estudio anterior hecho por el centro gubernamental UK Energy Research Centre (UKERC), del Reino Unido:
“... un descenso sostenido de la producción convencional a nivel global parece un hecho probable antes del 2030, habiendo un significativo riesgo de que se inicie antes del 2020... según las evidencias actuales, la inclusión del petróleo de esquistos bituminosos no parece probable que afecte de forma significativa a esta conclusión, en parte debido a que la base del recurso resulta aparentemente modesta.”
De hecho, la creciente demanda de este tipo de petróleo podría agravar las tasas en descenso a largo plazo:
“Una mayor confianza en los recursos de petróleo de esquistos bituminosos producidos a través de la fractura hidráulica, intensificará el crecimiento de las estimaciones de reducción en la media global, ya que estas fuentes no tienen estabilidad y se consumen de forma extremadamente veloz, por ejemplo en un 90% o más los primeros cinco años.”
Además concluyen que las arenas de alquitrán tendrán una longevidad parecida, señalando que las arenas de alquitrán de Canadá proporcionarán solo 5 millones de barriles por día para 2030, lo que representa menos de un 6% de las proyecciones del IEA sobre todos la producción de líquidos para esa fecha”. A pesar del pronóstico prudente sobre la tasa máxima de producción antes del 2020, también puntualizan:
“La producción de petróleo crudo creció a un ritmo aproximado del 1,5% por año entre 1995 y 2005, pero después se estabilizó con un aumento reciente de suministro de líquidos derivados en gran parte del gas natural licuado, arenas de alquitrán y petróleo de esquistos bituminosos. Se espera que esta tendencia continúe... La producción de petróleo crudo se concentra fuertemente en un número pequeño de países y en un número pequeño de pozos, produciendo 100 pozos aproximadamente la mitad del suministro global, 25 producen un cuarto y un solo pozo (Ghawar en Arabia Saudí), produce aproximadamente el 7%, La mayoría de estos pozos gigantes son relativamente antiguos, muchos han sobrepasado su tasa máxima de producción, la mayoría de los demás probablemente empiecen a disminuir su producción en las próximas décadas, siendo pocos los nuevos pozos gigantes que se esperan encontrar.”
“La tasa final de producción se decidirá por el precio, ¿cuánto estamos dispuestos a pagar?”, el doctor Miller me informó en una entrevista sobre su trabajo. “Si podemos permitirnos pagar 150$ por barril, seguramente podríamos producir más si dejásemos un par de años para nuevos avances, aunque estos destrozaría de nuevo algunas economías”.
Miller defiende que a pesar de todas las metas y propósitos, el techo de producción ya se ha alcanzado con unas condiciones que incluso teniendo en cuenta la volubilidad, no permitirán que se alcancen de nuevo los niveles de los precios de antes del 2004:
"El precio del petróleo ha aumentado casi de forma continuada desde el 2004 hasta la fecha. Comenzó en torno a los 30$ y alcanzó el máximo al rededor de los 150$, y luego sufrió un colapso en 2008/2009, sin embargo desde entonces subió a los 110$ y se ha mantenido. El aumento del precio trajo consigo nuevas exploraciones y un nuevo desarrollo, aunque estos nuevas localizaciones no han aumentado significativamente la producción, debido a la reducción de los antiguas. Esto es compatible con la idea de que estamos en el punto máximo de producción hoy en día. La recesión es consecuencia de haber llegado al techo de producción.”
Aunque Miller desdeña la idea de que el petróleo de esquistos bituminosos y el gas de esquistos tengan capacidad para evitar alcanzar el punto máximo de producción y una gran reducción subsecuente en la producción global de petróleo, también reconoce que hay cierto margen para obtener unos significativos dividendos temporales al crecimiento de la economía de Estados Unidos, pero hace énfasis en que solo sería un fenómeno relativamente corto:
"Somos como una jaula de ratas de laboratorio que se han comido todos los cereales y descubren que también se puede comer el cartón. Sí, podemos, pero... el petróleo de esquistos bituminosos puede llegar a alcanzar los cinco o incluso los seis millones de barriles por día en EE UU, lo que en gran medida estimulará la economía estadounidense junto al gas de esquisto (o gas pizarra). Sin embargo, tanto el gas como el petróleo de esquisto no son apropiados para países con una mayor densidad de población como el Reino Unido, ya que la industrialización del medio rural afecta a mucha más gente(con un acceso mucho menor a espacios naturales alternativos), y los beneficios económicos se reparten en menor medida entre un mayor número de personas. El petróleo de esquistos bituminosos en Estados Unidos probablemente alcance su techo antes del 2020. En ningún caso, este tipo de producción será suficiente para sustituir los nueve millones de barriles diarios que importa EE UU.”
Por el contrario, al prolongar la recesión económica global, los altos precios del petróleo puedan llegar a reducir la demanda. Que la demanda continúe al máximo a su vez provocaría que la estabilización de la producción del petróleo fuese más ondulante:
"Probablemente nos encontremos en la cima de la producción de petróleo, o por lo menos en la ladera. La producción podría aumentar aún en los próximos años, pero no sería suficiente para bajar los precios. Por otro lado, la recesión continuada en una gran parte del mundo podría provocar que se mantenga la demanda a un nivel estable durante años, en torno a los 110$ por barril, el precio que tenemos hoy. Sin embargo no podemos aumentar el suministro a las tasas medias de producción pasadas de 1,5% por año con los precios actuales.”
La dependencia fundamental que tiene el crecimiento de la economía global al petróleo barato sugiere que si continuamos en la era del petróleo y gas caros, sin esfuerzos apropiados para mitigar los impactos y la transición hacia un nuevo sistema energético, el mundo se enfrenta a un futuro con turbulencias económicas y geopolíticas:
"En Estados Unidos, los altos precios del petróleo tienen correlación con las recesiones que se están produciendo. En sí no prueban una relación de causalidad, pero es altamente probable que cuando EE UU paga más de un 4% de su PIB por petróleo, o más del 10% del PIB por energías primarias, la economía se reduce ya que el dinero se destina a la compra de combustible en lugar de a otros bienes y servicios... La escasez de petróleo afectaría a toda la economía. Me imagino un futuro con más hambre, más sequías, más recursos para la guerra y una inflación constante en el coste de la energía para cualquier mercancía.”
Según otro estudio en la edición especial del Royal Society elaborado por el académico David J. Murphy de la universidad Northern Illinois University, un experto sobre el papel de la energía en el crecimiento de la economía, la tasa de retorno energético (TRE) para la producción global de petróleo y gas (la cantidad de energía producida comparada con la cantidad de energía invertida para producir, transportar y utilizar esa energía) ronda el 15 y está reduciéndose. Para EE UU, la TRE para la producción de petróleo y gas se encuentra en el 11 y reduciéndose; además para el petróleo no convencional y los biocombustibles se sitúa incluso por debajo del 10. El problema es que mientras la TRE se reduce, el precio de la energía aumenta. Por lo tanto, Murphy llega a la siguiente conclusión:
"... el precio mínimo del petróleo necesario para aumentar el suministro de petróleo a corto plazo está en niveles congruentes con los niveles que han inducido en el pasado recesiones económicas. De aquí puedo concluir que mientras la TRE del barril medio de petróleo se reduzca, el crecimiento a largo plazo de la economía será más difícil de conseguir y vendrá a un elevado coste financiero, energético y medioambiental.
La TRE actual en EE UU, según declaraciones de Miller, no es suficiente para mantener la infraestructura estadounidense, incluso si el país fuera autosuficiente, si no se aumenta la producción a un nivel aún más elevado que el consumo actual.
En la introducción a esta colección de documentos en la publicación de la Royal Society, Miller y Sorrell puntualizan que la “mayoría de los autores” de la edición especial “dan por hecho que los recursos convencionales de petróleo se encuentran en un estado avanzado de agotamiento y que los combustibles líquidos se volverán cada vez más caros y cada vez más escasos. La revolución de los esquistos solo podrá proveer “alivio a corto plazo”, pero es improbable que marque una diferencia significativa a largo plazo.
Los autores abogan por una “respuesta coordinada” a este reto para mitigar el impacto, incluyendo “cambios de gran alcance en los sistemas de transporte global.” Si es cierto que hay soluciones no dañinas con el medio ambiente que pueden alcanzar el techo de producción del petróleo, advierten que esto no será ni “fácil” ni “rápido” e implica un modelo económico que acepte un nivel de consumo y una movilidad menor.
En su entrevista conmigo, Richard Miller criticó en particular las políticas del Reino Unido, entre otras la de abandonar los proyectos de parques eólicos a gran escala, la reducción de tarifas de alimentación para las energías renovables, y el apoyo al gas de esquisto. “El gobierno hará lo que sea por el reflejo de la economía a corto plazo” declaró, “pero la consecuencia será que el Reino Unido estará aún más atado a un futuro basado en la economía, y nosotros pagaremos caro por ello.”
Dr Nafeez Ahmed es director ejecutivo del Institute for Policy Research & Development (Instituto para las políticas de investigación y desarrollo) y autor de A User's Guide to the Crisis of Civilisation: And How to Save It (Guía del usuario para la crisis de la civilización: Y como salvarla), entre otros libros. Síguelo en Twitter@nafeezahmed
Traducción del artículo "Former BP geologist: peak oil is here and it will 'break economies'" publicado por Nafeez Ahmed en The Guardian el 23 de diciembre de 2013