domingo, 1 de septiembre de 2013

La crisis del pico del petróleo: Un análisis del libro "Snake Oil" de Richard Heinberg


Traducción del artículo The Peak Oil Crisis: A Review of Richard Heinberg’s ‘Snake Oil’ publicado por Tom Whipple el 21/08/2013 en Falls Church NewsPress
Richard Heinberg ha estado analizando y escribiendo sobre el "pico del petróleo" desde hace un buen tiempo. En la última década, ha publicado 10 libros acerca de este y otros temas relacionados al agotamiento de los recursos; también ha dado cerca de 500 conferencias advirtiendo sobre las dificultades venideras. El sub–título de su libro más reciente “Cómo la fracturación y sus falsas promesas de abundancia ponen en peligro nuestro futuro.” capta el tema de dicho libro, “Snake Oil” de forma profunda. Es un libro escrito con rabia, pensado como una réplica hacia la avalancha de verdades a medias y previsiones optimistas en relación al futuro de nuestros recursos energéticos que han copado los medios en los últimos años. 
Mientras aumentan las pruebas de como el hombre destruye la atmósfera con el aumento en las emisiones de carbono y destruye sus sistemas económicos con su eterna dependencia de un petróleo cada vez más caro, se pierden evaluaciones objetivas de nuestra verdadera situación energética.

En los últimos años, diversas instituciones que debieran estar mejor informadas, como reconocidas universidades y publicaciones muy respetadas, se han unido a quienes proclaman “La independencia energética de Estados Unidos” y que tendremos un siglo de oro y gas en abundancia.

“Snake Oil” da inicio con un análisis de ciertos aspectos básicos que muchas personas al tanto del “ pico del petróleo"” han llegado a comprender y aceptar. Dicho pico tiene que ver con la tasa de suministro, no el tamaño estimado de los recursos subterráneos. Aún hay mucho petróleo y gas bajo tierra, pero solo un pequeño porcentaje se puede extrañer a un precio que la gente pueda pagar. La producción de los yacimientos petroleros existentes disminuye entre 4 y 5% cada año y la demanda crece a un ritmo de un millón de barriles diarios cada año. Para evitar un aumento excesivo de los costos, el mundo deberá obtener 5 millones de nuevos barriles de petróleo diarios al año en el futuro inmediato.

Se debe gastar energía para producir energía y cuando se gasta más de lo que se obtiene, no es bueno seguir extrayendo petróleo. A medida que la situación del Medio Oriente se complica, tanto en términos climáticos como políticos, los exportadores de petróleo emplean una parte cada vez mayor de su propia producción petrolera en mantener a su gente fresca y lejos de protestas. Esta es una de muchas realidades que ignoran quienes se dejan llevar por los últimos y ciertamente impresionantes aumentos en la producción petrolífera de Estados Unidos, además de por el optimismo en torno a supuestos miles de millones, a veces incluso miles de miles de millones de barriles de petróleo esperando a ser extraídos.

Heinberg reconoce que el boom de la fracturación ha generado cifras impresionantes, con un aumento en la producción de petróleo en Estados Unidos de 766.000 barriles al día en el año 2012 que es posible se repita este año de mantenerse las tendencias actuales. Por supuerto, es cuando proyectamos este crecimiento espectacular en un futuro más distante que surgen los problemas. Simplemente hay muchos factores involucrados, en especial una rápida tasa de descenso y menor tasa de producción inicial a medida que se agotan los mejores lugares de extracción.


En su mayoría, “Snake Oil” apunta a rebatir las previsiones optimistas respecto a la producción de petróleo y gas obtenidos por medio de fracturación hidráulica. La producción de petróleo y gas por fracturación no es más que otro, si bien costoso, recurso que aumentará hasta llegar a un cénit para luego agotarse igual que todos los demás.

Apoyándose en el trabajo de dos geólogos independientes, Arthur Berman de Tejas y David Hughes de Canadá, quienes han analizado la producción de pozos petroleros fracturados en Estados Unidos, Heinberg y sus colegas concluyen que los yacimientos de gas y pozos petroleros se agotan rápidamente, ya se han utilizado los mejores yacimientos y no se espera que se descubran nuevos, por lo tanto, en vista que la productividad promedio de cada pozo disminuye y cada vez se requieren más pozos (y yacimientos) tan sólo para mantener el nivel de producción, las “complicaciones inherentes”
limitan el potencial a largo plazo de estos recursos.

Con una disminución en las tasas de productividad por pozo petrolero de entre 81 y 90% en los primeros 24 meses, es necesario encontrar nuevos pozos contínuamente solo para mantener la producción. Y mientras más aumenta dicha producción, más pozos petroleros hacen falta para reemplazar los que se van agotando. Antes que termine la década, este castillo de naipes caerá por su propio peso y la producción de petróleo y gas por fracturación comenzará a disminuir. Como suele ser habitual, hay discrepancias respecto a cuando empezará este descenso, pero el mejor análisis disponible sugiere que será en unos cuatro o cinco años cuando el petróleo fracturado alcance su cúspide, seguido por el gas unos cuantos años después.

El análisis arroja que las décadas de abundancia en la producción de petróleo y gas simplemente no son un concepto realista.

Un capítulo interesante del libro trata sobre quienes se han beneficiado del boom en la fracturación. Si bien se han creado miles de empleos y algunos propietarios han obtenido generosas ganancias al prestar sus terrenos para perforación, los gobiernos locales aún no comprenden en su totalidad el daño que estas prácticas les han causado a sus comunidades, así como los camiones pesados a sus carreteras. Las compañías de servicios que venden el equipo empleado en la fracturación han estado bien, mientras que las compañías perforadoras incluyendo las más grandes como ExxonMobil, que asumen los mayores riesgos, han estado perdiendo dinero con el gas natural y solo algunas obtienen ganancias del petróleo debido a los precios altos. 

Sin embargo, Heinberg concluye que los verdaderos ganadores son los bancos de inversiones, pues han obtenido enormes ganancias al reunir el dinero que ha impulsado el boom de la fracturación. 

Para finalizar, Heinberg nos deja dos ideas un tanto contradictorias:
  • Los hidrocarburos son tan abundantes, que si quemamos una parte importante de los mismos nos arriesgamos a una catástrofe climática inimaginable.
  • No hay suficientes hidrocarburos económicamente accesibles y de alta calidad para mantener el crecimiento económico mundial por mucho más tiempo.