sábado, 28 de septiembre de 2013

Cuatro lecciones desde Estados Unidos para los países que “van a ser fracturados”


Jesse Coleman / Greenpeace

Traducido para Ecologistas en Acción por Paco Muñoz de Bustillo

Estados Unidos ha aportado al mundo cosas maravillosas: las bombas atómicas y la mantequilla de cacahuete; las cadenas de montaje y la CocaCola. Y ahora un nuevo descubrimiento estadounidense quiere traspasar nuestras fronteras y llegar hasta su suministro de agua: la fractura hidráulica o fracking.
Se trata de una técnica utilizada por la industria del petróleo para hacer estallar los sustratos de rocas bituminosas mediante la inyección de líquidos a alta presión. Este sistema ha permitido que el sector del gas y del petróleo alcanzara depósitos de combustibles fósiles anteriormente imposible de explotar y ha provocado un incremento espectacular de las perforaciones en Estados Unidos. También ha servido para sacar a la luz y agravar los problemas derivados de la explotación de combustibles fósiles, desde la contaminación y el deterioro ambiental hasta las enfermedades sociales asociadas a una economía basada en la extracción de recursos. Estas son algunas lecciones que hemos aprendido en Estados Unidos sobre la fractura hidráulica y las empresas que nos fracturan.

1- En Estados Unidos, las compañías de fracking han atropellado sistemáticamente a las comunidades

Tan pronto como una compañía petrolera se traslada a una pequeña localidad, la contaminación y la inadecuada gestión de los recursos del lugar provocan la indignación generalizada. Para sofocar las discrepancias, la compañía emplea a soldados veteranos y tácticas militares. La mayor parte de los estadounidenses tienen la arrogancia de pensar que esto solo puede pasar en Indonesia o en Níger, pero estamos hablando de la Pensilvania rural, donde Range Resources contrató a personal militar para llevar a cabo operaciones psicológicas contra la población local que se oponía a las perforaciones y la fractura hidráulica. Un ejecutivo de la compañía llegó a calificar a quienes se oponían a las perforaciones como “insurgencia” y recomendaba a las otras empresas de fracking leer el manual de contrainsurgencia de la Armada y del Cuerpo de Marines.

Las compañías del sector también están intentando invalidar las leyes locales contrarias al fracking e impedir que puedan aprobarse nuevas mociones municipales al respecto. Muchas comunidades que se asientan sobre yacimientos de gas y petróleo han empezado a debatir y aprobar prohibiciones locales sobre el uso de la fractura hidráulica en su territorio en respuesta a los peligros derivados del uso de esta técnica de perforación. La industria ha contraatacado iniciando pleitos legales y presiones políticas para intentar revertir las resoluciones aprobadas democráticamente.

2- La fractura hidráulica contamina el agua y los acuíferos y puede absorber hasta la última gota de ciudades enteras

Cuando todo sale según lo previsto, la fractura hidráulica contamina ingentes cantidades de agua dulce. Para conseguir sus objetivos, necesita inyectar enormes cantidades de agua y productos químicos en el subsuelo a grandes presiones. De 7 a 38 millones de litros por pozo y por fractura, y cada pozo puede ser fracturado múltiples veces. El agua que se inyecta en las profundidades está deliberadamente envenenada con productos químicos cancerígenos para crear la mezcla adecuada para el proceso; la mayor parte de ella permanece en el pozo, encerrada bajo tierra y aislada del ciclo hidrológico. Pero un parte, el llamado “reflujo”, regresa a la superficie muy contaminado por la mezcla química inyectada para fracturar las rocas y por las sales y metales pesados disueltos en ella, procedentes de las profundidades de la Tierra. Los cálculos de la propia industria indican que las perforaciones de Pensilvania generaron aproximadamente 75 millones de litros de esta agua contaminada al día en 2011.

Cuando las cosas no salen según lo previsto, el fluido para fracturar se derrama en los canales, se vierte en arroyos y ríos o se filtra al subsuelo contaminando acuíferos subterráneos.

En Texas, la demanda de agua para realizar fractura hidráulica fue tan elevada que dejó sin suministro a una ciudad durante días enteros. Ahora se están instalando en el lugar más de 90 kilómetros de tuberías para abastecer a la ciudad de Barnhart, a causa de la demanda del sector del fracking.

3- A pesar de sus afirmaciones, el sector no puede predecir exactamente lo que va a ocurrir bajo tierra durante la fractura hidráulica

Es importante resaltar que la fractura hidráulica de grandes volúmenes que ahora llamamos fracking es un sistema nuevo de extracción. La misma maquinaria de relaciones públicas del sector que afirma que este método lleva décadas utilizándose y que por tanto es completamente seguro, también reconoce a George Mitchell como “el padre del fracking”. Este hombre revolucionó el sistema en 1997 incorporando los grandes volúmenes y en la actualidad se realiza  a una escala y con un alcance sin precedentes.

Por lo tanto, hace muy poco tiempo que han podido empezar a realizarse estudios reales sobre la fracturación hidráulica a gran volumen. Estudios sobre detalles tan básicos como la profundidad hasta la que pueden llegar las fracturas, y ya se ha descubierto que las fisuras subterráneas penetran en la tierra mucho más profundamente de lo que los ingenieros del sector pensaban, una revelación problemática.

Otros estudios han descubierto que el cemento y las tuberías de acero que protegen los acuíferos del fluido inyectado para realizar la fractura fallan en una proporción alarmante, causando la contaminación de los pozos acuíferos.

4- La fractura hidráulica arroja metano y otras sustancias químicas peligrosas a la atmósfera en cantidades alarmantes.

El metano, como el dióxido de carbono, es un gas de efecto invernadero. Pero el metano es 105 veces más potente que aquél, por lo que las fugas más pequeñas de éste ponen en peligro la estabilidad climática. Un reciente estudio efectuado en Colorado puso de manifiesto que los pozos en los donde se realiza la fractura hidráulica se producían escapes de metano al asombroso ritmo de 60 toneladas a la hora.

Algunos propagandistas del fracking y del gas extraído por este método afirman que esta técnica resulta beneficiosa para el clima porque tiene menos emisiones de carbono que el carbón. Pero incluso ellos reconocen que el gas solo es menos perjudicial si el metano que escapa sin arder a la atmósfera es inferior al 3,4 por ciento. Pero los escapes en Colorado llegaban a ser del 12 por ciento, por lo que el gas extraído por fractura hidráulica puede ser muchísimo más perjudicial para la salud del clima que cualquier otra fuente de emisiones.

Y no solo es perjudicial para el clima global, sino que también resulta peligroso para la respiración, al contener compuestos orgánicos volátiles (COV), que provocan diversos efectos nocivos para la salud, incluyendo cáncer. Los estudios han descubierto una contaminación por COV producida por el fracking.
Entonces, ¿qué recomendaríamos a un país o un pueblo que está a punto de ser fracturado?

Tengan cuidado cuando portavoces del sector afirman sin ningún fundamento que la fractura hidráulica es inofensiva y respetuosa con el medioambiente. Las compañías de fracturación hidráulica han invertido millones de dólares en campañas para influir en la opinión pública, con un gran éxito en Estados Unidos, por cierto. Lean lo que cuentan las personas afectadas por el fracking. Si reflexionan verán que no se trata de ninguna panacea para el clima o la economía. Y háganse oír.