domingo, 23 de junio de 2013

El gas de esquisto no detendrá el pico del petróleo, pero podría originar una crisis económica

Un informe reciente, publicado la semana pasada por la Administración de Información de Energía de los Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés) ha duplicado los cálculos de los recursos petrolíferos y de gas que se consideran "técnicamente recuperables", y que se encuentran disponibles a nivel mundial. En el informe se estima que los recursos extraídos de esquistos aumentan el abastecimiento mundial del petróleo en un 11 por ciento.

(Traducción del artículo http://www.guardian.co.uk/environment/earth-insight/2013/jun/21/shale-gas-peak-oil-economic-crisis
publicado por Nafeez Ahmed en The Guardian el 21/06/2013)

Reconociendo fallos en su último estudio, contratado a  Advanced Resources International Inc. (ARI), la EIA admite:
"Los cálculos de los recursos de gas y de petróleo de esquisto son muy inciertos, y se mantendrán de esa forma hasta que se realicen pruebas extensas a los pozos de producción".

El informe calcula la cantidad de recursos que se extraen de esquisto fuera del territorio de los Estados Unidos, mediante un método de extrapolación que se basa en "las proporciones de aprovechamiento de la geología y de los recursos, provenientes de formaciones similares de esquisto en los Estados Unidos". Por consiguiente, la EIA reconoce que "resulta poco evidente aún hasta qué punto los recursos técnicamente recuperables de esquisto a nivel mundial resultarán recuperables economicamente".

Hace dos años, según la publicación de un informe de la EIA del mes de abril de 2011, una investigación del New York Times reveló comunicaciones internas de dicho organismo que demostraban que ejecutivos de alto rango, incluidos algunos asesores industriales y profesionales federales de la energía expresaban, en privado, cierto grado de escepticismo acerca del futuro del gas de esquisto.

Un documento interno de la EIA dio a conocer que las compañías petroleras habían exagerado "la apariencia de la rentabilidad de los pozos de gas de esquisto" y solo habían puesto de relieve el rendimiento de los mejores pozos. Según este documento, utilizaron durante décadas modelos excesivamente optimistas de las proyecciones de productividad. El NYT informó que, a menudo, la EIA "depende de las investigaciones que llevan a cabo asesores externos relacionados con la industria".

Los últimos cálculos de gas de esquisto de la EIA (en el estudio contratado a ARI, como se mencionó anteriormente) no son una excepción. ARI, según el artículo de 2011 del NYT, tiene "clientes importantes dedicados a la industria del gas y del petróleo" y el presidente de la compañía, Vello Kuuskraa, es "accionista y miembro de la junta de la Southwestern Energy, una compañía energética que cuya actividad principal es la perforación para extraer gas de la formación de esquisto de Fayetteville, en Arkansas".

De estudios independientes que se publicaron en los últimos meses, surgen dudas aún más graves sobre la viabilidad del auge económico del gas de esquisto.

Un informe publicado en marzo por el Energy Watch Group (EWG), un grupo de científicos europeos con base en Berlín, llevó a cabo una amplia evaluación de la disponibilidad y de las tasas de la producción mundial de petróleo y de gas. Dicho grupo concluyó que:
"... la producción mundial de petróleo no ha ido en aumento, sino que ha estado estancada desde el año 2005 aproximadamente".

La producción de petróleo crudo "ha disminuido ligeramente desde el año 2008". Esta información resulta consistente con la conclusión anterior a la que llegó el EWG acerca del pico que alcanzó la producción convencional de petróleo a nivel mundial en el año 2006, como lo corroboró más adelante la IEA en 2010.

En el último informe se predice que, lejos de crecer inexorablemente, "la producción de petróleo en capas de baja permeabilidad en los Estados Unidos alcanzará el valor máximo entre 2015 y 2017, para luego disminuir pronunciadamente", mientras que la producción del gas de esquisto tendrá más probabilidades de alcanzar un pico en el año 2015. En cuanto al territorio fuera de los Estados Unidos, las perspectivas que se presentan sobre el gas de esquisto no han mostrado un nivel de ganancia que se pueda comparar con ese país, "debido a que las condiciones geográficas e industriales son mucho menos favorables".

En consecuencia, es probable que los precios del gas a nivel mundial aumenten en vez de seguir la tendencia inicial de los Estados Unidos. Entretanto, la producción convencional de petróleo seguirá en disminución, hasta alcanzar el 40 por ciento para el año 2030, lo que ocasionará que los Estados Unidos "no se convierta en el exportador neto de petróleo".

El informe del EGW se realizó luego de otros dos informes que se publicaron con anterioridad durante este año, y que también desafiaban a la creencia general.

En un Estudio de un Instituto post-carbono, cuya autoría pertenece al geólogo David Hughes (quien trabajó durante 32 años como gerente de investigaciones en Relevamiento Geológico de Canadá), se analizó la información de la producción estadounidense de 65000 pozos de 31 áreas de exploración de esquisto, usando una base de datos ya utilizada por la industria y el gobierno. Mientras se reconoce que el esquisto ha revertido drásticamente "la disminución que existe desde hace mucho tiempo de la producción de petróleo y gas en los Estados Unidos", esto solo puede:
"... Proporcionar un alivio temporal de tener que lidiar con verdaderos problemas: los combustibles fósiles son limitados y la producción de nuevos recursos relacionados con ellos suele ser más costosa a medida que pasa el tiempo y daña al medio ambiente".

A pesar de representar casi el 40 por ciento de la producción estadounidense de gas natural, la producción del gas de esquisto se ha "estancado desde diciembre de 2011; el 80 por ciento de dicha producción proviene de cinco áreas de exploración", algunas de las cuales ya han sido explotadas casi en su totalidad.

"Las altas tasas de disminución de los pozos de gas de esquisto requieren entradas continuas de capital, que se estiman en $42 mil millones por año para perforar más de 7000 pozos y mantener la producción. En comparación, el valor del gas de esquisto que se produjo en el año 2012 fue de solo $32,5 mil millones".

Por lo tanto, en el informe se concluye:

"A pesar del hecho de que, en teoría, algunos de estos recursos cuentan con grandes volúmenes in situ, la tasa probable a la que pueden convertirse para el suministro y su costo de adquisición impedirán que disminuyan los costos aún más elevados de energía, a la vez que no podrán evitar una potencial escasez de suministros".

En su informe, Hughes afirma que el problema principal fue la exclusión del precio y la tasa de suministro: "El precio es importante y crítico, pero no se considera en estos cálculos". Y agrega: "Solo una pequeña parte [del total de los recursos estimados], menor al 5-10 por ciento, se recuperará a un menor precio...

"El gas de esquisto continuaría creciendo, pero sólo a precios más elevados, y ese crecimiento requerirá de una rutina de excavación en continua intensificación, con los correspondientes costos colaterales económicos y ambientales; además, su sostenibilidad es altamente cuestionable".

Otro informe fue develado por el Energy Policy Forum, cuya autoría corresponde a la antigua analista de Wall Street, Deborah Rogers, quien ahora trabaja como asesora en la Iniciativa de Transparencia del Departamento de las Industrias Internas de Extracción de los EE.UU. Rogers advierte que la interacción entre los límites geológicos y la exhuberancia económica generan una burbuja insostenible. En su informe, demuestra que las reservas de gas y petróleo de esquisto han sido:
"... Sobrestimadas por un mínimo del 100% y hasta por un 400 a 500% por los operadores, según la información real de la producción de pozos que se recolectó en varios estados... los pozos de petróleo de esquisto siguen las mismas tasas de disminución profunda y la poca eficiencia en recuperación que se observa en los pozos de gas de esquisto".

La sobreproducción deliberada originó la baja de precios del gas, de manera que Wall Street maximizó sus ganancias "de fusiones y adquisiciones, y de otras tarifas transaccionales", así como de los precios del esquisto. Mientras tanto, la industria debe mantener altos niveles de deuda a raíz de préstamos excesivos, justificados por las proyecciones exageradas:

"... Los arrendamientos se amontonaron y se revolearon en áreas de explotación de esquisto sin evaluar, de la misma manera que los valores respaldados por hipoteca se han amontonado y vendido sobre activos hipotecarios subyacentes cuestionables, antes de la crisis económica del año 2007".

Según el informe, y para evitar un colapso categórico, en los Estados Unidos aumentaron las exportaciones de gas para poder explotar la diferencia entre los precios locales bajos y los precios altos internacionales, "para reforzar los balances generales defectuosos que se invirtieron en los activos de esquisto".

Rogers, quien el mes pasado dio testimonio ante el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado, también se mostró escéptica sobre la última evaluación de la EIA:

"La EIA, en realidad, lleva a cabo evaluaciones retrospectivas de sus predicciones, y su trayectoria es sombría... Admiten que sobrestimaron la producción del gas natural un 66 por ciento de las veces y, del crudo, un 59,6 por ciento en la evaluación de marzo de 2013 con respecto al 2012".

Agregó que "sin dudas, existe una burbuja". Si bien el impacto que tendrá no será tan devastador como el de la crisis bancaria, comentó:

"Las grandes compañías petrolíferas tienen pérdidas, pero las empresas independientes más pequeñas están sufriendo una recesión moderada. Chesapeake se encuentra actualmente en la lucha, como es el caso de Devon, Continental, Kodiak y Range. Sin excepción, todas han sufrido un deterioro significativo en cuanto a un flujo de caja disponible negativo desde el 2010. Esto, obviamente, no es sostenible".

Esto traería como consecuencia una mayor centralización, con la absorción de compañías más pequeñas y sus activos por parte de las grandes petrolíferas, a través de fusiones y adquisiciones. Rogers comentó:

"Lo que más me preocupa es que parece haber complacencia con respecto al cambio a una economía energética más sostenible. Los esquistos deben utilizarse como puente. Sin embargo, escuchamos discursos demasiado eufóricos sobre la durabilidad del gas natural de 100 a 200 años. Por lo tanto, no habría necesidad de preocuparse, son solo negocios, como siempre. Mi opinión es que esto resultará altamente problemático. Nuestro cambio debe apuntar hacia otro camino que no sea el de los hidrocarburos".