miércoles, 23 de enero de 2013

Gas de esquisto: no habléis de “fracturación”, sino de “masajeo de la roca”

Traducción del artículo Gaz de schiste : ne dites plus "fracturation", mais "massage de la roche" aparecido en Le Monde el 22/01/2013


Antes de ganar una batalla política, hace falta dominar el intelecto. Ganar la guerra de las palabras. Las industrias de petróleo no han leído Gramsci pero ponen en práctica los análisis del teórico comunista italiano. Tenemos como ejemplo sus reflexiones actuales sobre el gas de esquisto. Hoy en día, la explotación de este hidrocarburo poco convencional está prohibida en Francia. ¿Es posible salir poco a poco del bloqueo si se cambia el vocabulario utilizado en este debate? Sobre todo, si no se habla más de la polémica “fracturación hidráulica”, la única técnica disponible para extraer esta fuente de energía.



El 11 de enero, en una entrevista con Le Monde, el presidente y director general de Total, Cristophe de Margerie, se lo planteó: “Me fascina la manera en que el término de “fracturación” ha cristalizado la extracción. En Estados Unidos, se habla de “masajeo” de la roca. ¿Podría ser buena idea?”.


Unos días más tarde, su homólogo de GDF-Suez, añadía en la prensa que “la palabra “fracturación” no sirve para describir todas las tecnologías posibles. Hablar de “estimulación” de la roca es menos violento”. Y también sugirió otros términos como “vaporización” con la esperanza de que se reabra el caso.


En 2012, un estudio publicado por la Universidad de Luisiana demostró que, efectivamente, la oposición a esas técnicas era menor cuando la palabra “fracturación” se remplazaba en los sondeos por términos como “inyección a alta presión”.


EUFEMISMOS


Es un quebradero de cabeza para los departamentos de comunicación encargados de promover el gas de esquisto. La palabra “fracturación” da miedo. El director de comunicación de la Unión Francesa de las Industrias del Petróleo, Yves-Marie Dalibard, lo resume de la siguiente manera: “La gente piensa en una pierna rota y tiene la impresión de que hacemos profundas fallas en las rocas”. Aun así, ExxonMobil defiende que, para extraer el gas atrapado en rocas impermeables, los petroleros sólo crean fisuras de una amplitud “equivalente a la de un grano de arena”.


Roland Vially, geólogo en el Instituto Francés del Petróleo de Nuevas Energías, opina que “fisura” es “una palabra más adaptada. Pero todo el mundo utiliza el término “fracturación” desde hace más de cincuenta años, sobre todo en Estados Unidos. Cambiar el vocabulario puede complicar las cosas”.


Las otras palabras propuestas no parecen muy adecuadas. “Masaje” y “estimulación” tienen connotaciones eróticas molestas. Y “vaporización” es, realmente, un eufemismo demasiado suave.


Yannick Jadot, diputado europeo de Europe Ecologie-Les Verts, comenta: “entiendo que los petroleros intenten que la fracturación resulte aceptable, como cuando Areva habló de “reciclaje” de los residuos nucleares en lugar de “re-uso” para dar la ilusión de que se había encontrado una solución al problema”. ¡Pero la realidad es que esta tecnología sí que rompe la roca!”. Lo mismo opina Greenpeace. Anne Valette, encargada de la campaña Clima de esta organización, recomienda lo siguiente: “No entremos en el debate semántico ni tampoco en el de la técnica. Para evitar el cambio climático, hace falta, sobre todo, que no se exploten nuevas reservas fósiles”.


Los petroleros no han ganado la batalla de las palabras.


Denis Cosnard


Traducción al español de Paula Fernández