viernes, 17 de junio de 2016

Un nuevo informe federal demuestra que después de todo, el agua en Dimock no era apta para beber

Dimock resident Ray Kemble displays bottles of water that he said were collected from his well and his neighbor's well earlier this year. Photo credit: Laura Evangelisto, Copyright 2016
En el año 2000, la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos (EPA), realizó un alarmante anuncio, agitando la batalla sobre el fracking en uno de los casos más destacados de la nación, donde las perforadoras eran sospechosas de haber causado la contaminación del agua.


Los resultados de los tests de agua eran de los propietarios de las viviendas en la calle Carter, en Dimock, Pensilvania, donde durante años, dichos propietarios informaron de que su agua se había vuelto marrón, era inflamable y que habían empezado a obstruirse sus pozos con lo que daba la sensación de un sedimento negro y grasiento después de que la empresa Cabot Petróleo y Gas comenzara a perforar en el área. La EPA parecía concluir que el agua no estaba en malas condiciones después de todo.

“Las muestras y una evaluación de las circunstancias particulares en cada vivienda no indica niveles de contaminación que sean razón para que la EPA tome más medidas al respecto,” dijo el Administrador Regional de la EPA Shawn M. Garvin en un comunicado de prensa.

La industria de la perforación alardeaba al respecto. “Los datos publicados hoy demuestran los resultados obtenidos por la EPA y el Departamento de Protección del Medioambiental (DEP) de que los niveles de contaminación encontrados no suponen una amenaza para la salud y el medio ambiente”, decía la empresa Cabot en una declaración.

“Son obviamente buenas noticias para la gente que vive actualmente allí y muy en la línea de lo que sabíamos desde hace tiempo,” dijo la empresa Energy in Depth a POLITICOPro. “No son buenas noticias para otra gente que ha buscado utilizar Dimock como tema de discusión para evitar el desarrollo en otros lugares, pero estoy seguro que trabajarán duro durante el fin de semana para darle un giro a todo esto de otro modo, a pesar de la clara afirmación hecha hoy por la EPA.”

Ahora un nuevo informe de la Agencia de Registro de Sustancias Tóxicas y Enfermedades (ATSDR), una parte de los Centros para el Control de Emfermedades (CDC), pone los resultados de los tests de la EPA  en una nueva óptica.

Finalmente el agua no era buena para beber, concluyó la ATSDR tras una larga revisión de los resultados de los tests de la misma agua que la EPA utilizó en el año 2012.

“La ATSDR encontró algunas de las sustancias químicas en el agua de los pozos privados de esa zona con niveles suficientemente elevados como para afectar a la salud (27 pozos privados), suponer un riesgo físico (17 pozos privados) o afectar la calidad general del agua por lo que es inadecuada beberla,” concluye la consulta en salud de la ATSDR, que se presentó en 2011 y se publicó el 24 de mayo.

El nuevo informe contiene un listado de 10 sustancias contaminantes, incluyendo arsénico, litio y 4-clorofenil fenil éter, que son “sustancias químicas que pueden acarrear problemas para la salud,” en los niveles encontrados en los pozos de la calle Carter, y que mostraba que cinco hogares estaban ante un inminente riesgo de incendio o explosión por el metano de su agua y otra docena mostraban niveles menores, aunque suficientemente preocupantes, de metano y en los que se encontró que el agua estaba mezclada con niveles elevados de metales, sales y sólidos totalmente disueltos.

Los datos señalados no es algo nuevo para los habitantes de la calle Carter. La EPA se los proporcionó de manera individual en 2012, que es por lo que el anuncio de la EPA de que el agua era potable fue desconcertante por aquel entonces.

“Estoy aquí sentado viendo los valores que tengo en la hoja, estoy por encima de los umbrales permitidos, y todavía me siguen diciendo que el agua es potable,” dijo Nolan Scott Ely, uno de los residentes de la calle Carter, en ProPublica cuando la EPA hizo su publicación. “Me siento confuso con todo esto…Estoy estupefacto.”

¿Conclusiones opuestas?

¿Cómo es posible que dos agencias diferentes mirando exactamente los mismos datos lleguen a conclusiones opuestas?

“Aunque se utilizaron el mismo conjunto de datos, la EPA, como agencia regulatoria, miraba específicamente si se requería o no actuar bajo la Ley Integral de Respuesta Ambiental, Compensación y Responsabilidad, más conocida comúnmente como Superfondo, que es con lo que los gobiernos responden ante emergencias medioambientales,” explicaba StateImpact, un proyecto de la Radio Nacional Pública. “En cambio, la consulta de salud miraba al conjunto de datos desde una perspectiva de salud pública, evaluando si el agua se podía beber o no.”

En otras palabras, los resultados de la EPA, los cuales parecían mostrar que el agua era sana y que fueron promovidos por los perforadores como prueba de que nada estaba mal en Dimock, representaban en cambio un meticuloso análisis legal de que el agua no alcanzaba los niveles Superfondo de contaminación para las sustancias en que la EPA se centraba.

Y los resultados de la EPA en 2012 dejaron de lado algunas de las sustancias más contaminantes y que causaban la mayor preocupación en los residentes, incluyendo el gas natural o el propio metano. “La investigación de la EPA no incluía una evaluación del riesgo que suponía un elevado nivel de metano, el cual continua existiendo en algunas viviendas de Dimock, y que en niveles extremos y sin localizar puede provocar explosiones,” escribió en un blog la abogada de recursos naturales Kate Sinding.

La tensa interpretación oficial de la EPA acerca de los datos muestran quizás porqué los trabajadores de la EPA seguían preocupados incluso después de que la agencia mostrara su investigación en Dimock en julio de 2012, justo unos meses después de que los resultados de sus tests se publicaran en marzo y abril.

En 2013, una investigación de Los Angeles Times reveló que los propios trabajadores de la EPA  estaban en desacuerdo con las afirmaciones de la agencia pública de que el agua no se podía considerar peligrosa. Una presentación interna en Powerpoint de la EPA, obtenida posteriormente y publicada por DeSmog, mostraba que los científicos de la agencia habían concluido que el proceso de perforación y fracking “causa aparentemente un significante deterioro en la calidad del agua”.

El nuevo informe de la ATSDR señala muy específicamente que éste no se centra en si los peligros con el agua provienen de las perforaciones o de una fecha anterior a la llegada de Cabot a la zona. En parte, esto se debe a que hay una falta de tests previos a las perforaciones en cuanto a gas y otras sustancias químicas comunes relacionadas con el fracking. “Es importante señalar que el metano no se aprecia en los pozos de agua residenciales antes de que se iniciaran las actividades de perforación de gas natural en el área de Dimock,” escribió la ATSDR.

Cabot remarca en una declaración proporcionada a StateImpact, su creencia de que el metano en el agua estaba de “forma natural” y ya antes de su llegada. “Estos datos se basan en miles de páginas con datos sobre el agua recogidas tanto por Cabot como por el DEP de Pensilvania y que no indican que dichos contaminantes detectados guarden relación alguna con las explotaciones de petróleo y gas en Dimock”, dijo Cabot.

El informe de la ATSDR muestra a menudo como las sustancias descubiertas en las aguas de la calle Carter están asociadas con las actividades de perforación o fracking, pero no llega a ninguna conclusión sobre si las sustancias químicas provienen de las operaciones de Cabot.

“No es su trabajo mirar quien causó cualquier contaminación que pueda haber,” dijo en las noticias E&E Bryce Payne, un científico medioambiental de Pensilvania. “Su trabajo es ver si hay implicaciones con la salud. Ellos lo hicieron y concluyeron que había implicaciones con la salud.”

El nuevo informe está también limitado a los datos desde hace cuatro años, y la ATSDR señala que las condiciones han cambiado, en parte porque la moratoria estatal del fracking en la calle Carter fue suspendida después de que la EPA dejase su investigación y la gente local rápidamente informase de más cambios en su agua, incluyendo altos niveles de metano.

Compensaciones de Cabot

En agosto de 2012, justo en la época en que la EPA dejó su investigación, Cabot anunció que habían resuelto la gran mayoría de demandas contra ellos de los residentes de la calle Carter por una cantidad de dinero confidencial y bajo unos términos que impedían a los demandantes hablar negativamente sobre sus experiencias con la empresa.

En este mes de marzo, un jurado federal dictó sentencia de 4,24 millones de dólares a favor de dos de las familias de la calle Carter que quedaban, concluyendo que el agua estaba contaminada por la negligencia de la compañía perforadora. Cabot ha empezado con el proceso de apelación de ese veredicto.

Pero mientras los informes legales y los de la agencia continúan acumulándose, el problema en la calle Carter sigue siendo el mismo que el de hace ya muchos años.

A pesar de que aquellos que llegaron a un acuerdo con Cabot recibieron sistemas de tratamientos de agua instalados por la empresa, familias locales con esos sistemas dicen que incluso el agua tratada parece demasiado contaminada para beber y que el sistema de tratamiento de aguas se estropea con frecuencia.

El informe de la ATSDR ofrece recomendaciones sobre que el agua debería haber sido tratada para abordar niveles de contaminación peligrosos, pero esas recomendaciones no son vinculantes y la agencia señaló que mientras que el gobierno estatal recogió muestras más recientes, la ATSDR no tenía acceso a los nuevos datos.

Los organizadores comunitarios todavía están pidiendo al gobierno federal que intervenga activamente, argumentando que las aguas subterráneas siguen sin ser potables.

“ Pedimos que reabran la investigación y que se consiga agua para esa gente,” dijo Craig Stevens a DeSmog después de que se anunciara en marzo el veredicto.

Traducción del artículo "New Federal Report Shows Dimock Water Was Unsafe to Drink After All" publicado en Ecowatch el 3 de junio de 2016, realizada por Juanvi Aguas, miembro de Traductores/as en Acción, la red de intérpretes y traductores/as voluntarios/as de Ecologistas en Acción.