lunes, 22 de diciembre de 2014

Gas y petróleo de esquisto no convencionales: repercusiones en el medio ambiente

Las conclusiones de las investigaciones realizadas sobre las repercusiones de la explotación del gas y el petróleo de esquisto no convencionales en la fauna y flora silvestres y en los hábitats de los Estados Unidos se han recopilado en un nuevo estudio. Sus autores destacan la importancia de reunir datos sobre los ecosistemas locales antes de iniciar las actividades de explotación al objeto de detectar los cambios experimentados en la naturaleza e introducir sobre la marcha mejoras en los sistemas de gestión.

El gas y el petróleo no convencionales constituyen ya importantes fuentes de energía en los Estados Unidos, y otros países en todo el mundo están investigando las posibilidades de explotar sus propias reservas de estos recursos. Ahora, los nuevos métodos de perforación horizontal permiten explotar grades extensiones de reservas de petróleo y gas que anteriormente resultaban inviables desde el punto de vista económico. Sobre la base del principio de precaución, ello significa que es más importante que nunca evaluar las repercusiones exactas de dichas explotaciones sobre el medio ambiente. 
 
Las repercusiones pueden producirse en todas las etapas del proceso de explotación, desde la exploración inicial y la prueba sísmica, hasta la perforación del pozo, la fracturación hidráulica y, finalmente, la producción, el transporte y el almacenamiento del gas y el petróleo. Para la realización de este estudio, los investigadores examinaron una gran variedad de estudios científicos sobre las repercusiones en la fauna y flora silvestres y los hábitats en cada una de las etapas de explotación. Dividieron los principales efectos en los ecosistemas en cinco categorías: pérdida y fragmentación del hábitat, efectos en la cantidad y calidad del agua, daños causados por el ser humano y contaminación acústica. 
 
El tamaño medio de la plataforma no convencional es entre 1,2 y 2,7 hectáreas, y, según las estimaciones, la construcción de gasoductos, carreteras y demás infraestructura provoca una pérdida adicional de hábitat de 2,9 a 3,6 hectáreas por plataforma. Como demuestran los resultados de la investigación, en este caso, la fragmentación planteará probablemente una amenaza incluso mayor que la pérdida de hábitat: las carreteras, los gasoductos y las plataformas limitan los movimientos de la fauna, contribuyen a la propagación de las especies invasivas y afectan a las características del hábitat, como el aislamiento, la humedad y la temperatura. 
 
Además de tierra, la extracción de gas y petróleo no convencional requiere grandes cantidades de agua. Por término medio, la fracturación hidráulica necesita de 11 a 30 millones de litros por pozo, y varios pozos en una única plataforma pueden ejercer una mayor presión sobre el abastecimiento de agua, con posibles efectos graves sobre la fauna acuática local. 
 
Los ecosistemas acuáticos próximos a las explotaciones no convencionales también pueden encontrarse en situación de riesgo a causa de la contaminación del agua. Las aguas residuales procedentes de los pozos pueden contener varios contaminantes, como sales, metales tóxicos, materiales radioactivos naturales, así como los aditivos utilizados en el proceso de fracturación hidráulica. El tratamiento de las aguas residuales debe ser capaz de eliminar esas sustancias contaminantes. Varios estudios realizados en los Estados Unidos han hallado niveles elevados de salinidad, cloro y elementos radioactivos aguas abajo en algunas plantas de tratamiento de agua asociadas a la explotación de gas y esquisto no convencional. 
 
Deben redoblarse los esfuerzos para reducir cualquier vertido, incluidos los fluidos utilizados en la fracturación, el fluido de retorno cuando el agua utilizada en la fracturación vuelve a la superficie, las aguas “producidas” en la fase de producción del pozo y residuos de la perforación (pequeñas partículas sólidas transportadas a la superficie por las aguas residuales). Según los autores del estudio, esos accidentes parecen ser muy raros pero, debido a los acuerdos sobre confidencialidad suscritos entre los propietarios de los terrenos y las empresas energéticas, podría ser que, cuando se producen, no se informe siempre de los mismos. 
 
Los daños causados por la presencia de seres humanos y la contaminación acústica también pueden tener efectos negativos sustanciales en la fauna y flora silvestres. Por ejemplo, el tráfico que se desplaza hacia y desde las explotaciones puede causar directamente la muerte de los animales o modificar sus comportamientos. Según las estimaciones, la explotación de un pozo horizontal requiere más de 3.300 desplazamientos de camiones solo en una dirección. Por ejemplo, la contaminación acústica provocada por los compresores a lo largo del recorrido de los gasoductos también puede reducir la calidad del hábitat. Los resultados de las investigaciones han demostrado que la presencia de estaciones de compresores puede reducir la abundancia de cantos de pájaros y la reproducción. 
 
Según los autores del estudio, una de las cuestiones más importantes que se plantea a raíz de este examen es la necesidad crucial de disponer de datos de referencia (estudios de base) antes de que comience la explotación, dado que dichos datos permitirán hacer un seguimiento de los cambios y facilitarán una gestión adaptativa.
Traducción del artículo "Unconventional shale gas and oil: overview of ecological impacts" publicado en Environmental xprt el 18 de diciembre de 2014