Un
estudio de Yale ha mostrado que los que viven cerca de un pozo de gas
natural, incluyendo en los que se utiliza el fracking,
presentan más problemas en las vías respiratorias y la piel que los
que viven más lejos de los pozos.
Cleveland.com:
Los que viven más cerca de un pozo de gas natural,
incluyendo los que se perforaron mediante el “fracking” o
fracturación hidráulica, presentan más problemas de salud que los
que viven más lejos, según un estudio presentado hoy por
investigadores de la Universidad de Yale.
El
estudio, que recibió una reacción muy negativa por parte de la
industria del gas y del petróleo, se publicó online en
Environmental Health Perspectives, una revista del National
Institutes of Health. Encuestó a 492 personas de 180 familias
con pozos de aguas subterráneas en el suroeste de Pensilvania, donde
es muy alta la concentración de pozos de extracción de gas natural.
Los
encuestados, a los que no se les preguntó sobre el fracking,
presentaron más problemas en la piel y las vías respiratorias
durante los últimos años cuando vivían a menos de un kilómetro de
un pozo de gas y menos cuando vivían a más de dos kilómetros de un
pozo. No existía esa diferencia en otros problemas de salud sobre
los que se preguntó en la encuesta, como dolores cardiacos,
gastrointestinales y neurológicos, entre otros.
“El
resultado se mantuvo incluso cuando controlamos otras muchas cosas,
así que no fue una simple correlación”, informó Meredith Stowe,
autora principal del trabajo y epidemióloga y científica
investigadora asociada del Programa de Medicina Medioambiental y
Laboral de Yale. Los investigadores controlaron la edad, el sexo, los
hábitos fumadores y el nivel educativo de los encuestados, así como
su conciencia de los factores de riesgo en el estudio.
USAToday:
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estudios revisados por expertos han conectado el fracking con
posibles defectos congénitos, mayor riesgo de enfermedades
pulmonares, contaminación por metano en el agua potable y una
elevada actividad química en el agua subterránea que altera el
sistema endocrino. Algunos grupos ecologistas, entre los que se
incluye el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales, se oponen
al fracking, argumentando que no es lo suficientemente seguro.
Sin
embargo, la industria del gas y del petróleo defiende que el
fracking es una forma segura de reforzar la economía
estadounidense y disminuir la dependencia nacional de las fuentes de
energía extranjeras.
“No
existe ningún caso confirmado de contaminación de aguas
subterráneas relacionado con la fracturación en 1 millón de pozos
fracturados hidráulicamente durante los últimos 60 años”,
explica el informe de julio del American Petroleum Institute.
Señala que “en los pozos se establecen numerosas medidas de
protección” y los “estatutos federales regulan cada paso” del
proceso.
“No
sabemos realmente la causa” del mayor número de problemas de salud
autonotificados, confiesa la científica investigadora de Yale
Meredith Stowe, co-autora del trabajo, que se publicó en
Environmental Health Perspectives.
“Existen
varios posibles contaminantes del aire”, comenta Rabinowitz,
apuntando a las llamas de los pozos de gas y a las partículas de
diésel que libera el equipo pesado en los lugares de fracturación.
Además, el estudio señala que el agua de los pozos podría
contaminarse si hay roturas en el revestimiento de los pozos u otras
filtraciones derivadas de las actividades del fracking.
“El
estrés también podría causar sarpullidos”, afirma Rabinowitz.
Descubrió que las disparidades en los problemas respiratorios y
cutáneos persistían incluso después de corregir los sesgos por la
edad, el sexo, los hábitos fumadores y el nivel educativo de los
encuestados, así como su conciencia de los factores de riesgo.
Traducción del artículo "Residents Near Gas Wells Exhibit Health Symptoms" publicado el 11 de septiembre de 2014 en Climate Rocks