jueves, 21 de noviembre de 2013

Hacia un debate sobre fracking basado en la evidencia


Ciencia, Democracia y el “Derecho a saber” de la población en el desarrollo de petróleo y gas “no convencional”


La fractura hidráulica- mejor conocida como fracking- y otros avances tecnológicos, como la “perforación horizontal”, han dado lugar a la rápida expansión de la extracción de petróleo y gas denominada “no convencional”.
Poblaciones a lo largo del país [(EEUU)] ahora se enfrentan a la difícil decisión sobre el fracking. Promesas de crecimiento económico han llevado a muchas comunidades a acoger el desarrollo del petróleo y gas no convencional, pero dudas sobre los riesgos medioambientales y para la salud, y sobre la duración y distribución de los beneficios económicos están causando gran preocupación.
Estas decisiones se están volviendo especialmente desafiantes cuando el público general no cuenta con una información fiable sobre los impactos del fracking. Una insuficiente gobernanza, intromisión en la ciencia y un “ruidoso”1 debate público han supuesto retos para los ciudadanos que quieren ser participantes informados en el debate sobre el fracking.
El informe de 2013 del Centro para la Ciencia y la Democracia "Toward an Evidence-Based Fracking Debate: Science, Democracy, and Community Right to Know in Unconventional Oil and Gas Development" [(título de este artículo)] examina el estado actual de la ciencia respecto a los riesgos del fracking, al igual que las trabas que impiden a los ciudadanos aprender lo que necesitan saber para ayudar a sus comunidades a tomar decisiones basadas en la evidencia.

Una falta de transparencia
La población [(las comunidades)] que esté buscando información fiable sobre fracking normalmente se encuentra con los siguientes problemas:
  • La mayoría de las compañías no publican información completa sobre los químicos que usan en el fracking, argumentando que esos datos son patentados y que difundir esa información podría perjudicar su negocio.
  • Las compañías han impedido el acceso a científicos para llevar a cabo investigaciones que son cruciales para el entendimiento de los impactos que tiene el fracking.
  • Dado que las demandas judiciales realizadas por ciudadanos afectados por fracking a menudo acaban en acuerdos de confidencialidad, los datos usados como prueba en estos casos no está disponibles para el público o para los científicos2.


Para superar dichos obstáculos, las compañías deberían ser encomendadas a recoger y difundir públicamente tres tipos de información:
  • Estudios sobre calidad del aire, agua y suelos antes de que la perforación comience.
  • Llevar a cabo estudios durante y después de las actividades de extracción.
  • La composición química, volumen y concentración de los compuestos químicos usados en sus operaciones.


Esta información en concreto podría permitir a los científicos cuantificar el riesgo, proporcionaría a los ciudadanos una información fiable y podría ayudar a mantener a los sujetos contaminadores responsables de sus actos.



Desinformación e intromisión en la Ciencia
Con grandes beneficios en juego, no es quizás una sorpresa que la investigación académica y por parte de los gobiernos, sobre los efectos medioambientales y socioeconómicos del fracking, han sido víctima de la intromisión de fuerzas políticas y empresariales.


La EPA (Agencia de protección ambiental de EEUU), en muchas recientes situaciones, empezó a actuar contra los sujetos de la industria cuyas actividades de fracking han demostrado ser causa de degradación medioambiental, para después retroceder debido a presiones de las propias compañías o de políticos afines.


Los estudios académicos sobre fracking también han sido vulnerables a la intromisión de las grandes empresas. La Universidad de Texas publicó un estudio en 2012 que fue fuertemente criticado después que de saliera a la luz que el autor tenía conexiones con una empresa del sector  energético. Y la U. SUNY de Buffalo se vio obligada a cerrar su Instituto de Fuentes de esquisto  y la sociedad debido a críticas similares sobre la relación de algunos de sus profesores a la industria del gas.



Limitaciones y lagunas legales
Uno puede pensar que leyes como la “Ley del Agua Limpia” (Clean Water Act) y sus agencias reguladoras como la EPA proveerían de suficiente y adecuada protección contra los posibles riesgos del fracking. Sin embargo, resulta que las leyes federales y las regulaciones están llenos de lagunas y atajos (quizás no es una coincidencia que el sector se gaste 750 millones de dólares en actividades de lobby y contribuciones políticas entre 2001 y 2011).
  • La mayoría de las operaciones de fracking están no sujetas a la regulación de la “Ley de agua apta para el consumo” (Safe Drinking Water Act) y a partes de la “Ley del agua limpia” (Clean Water Act), gracias a una cláusula de la “Ley sobre políticas energéticas” (Energy Policy Act) de 2005 comúnmente conocida como la “excepción de Halliburton” (en honor al Director Ejecutivo/CEO de Halliburton, y después vicepresidente [de EEUU], Richard Cheney, el cual presidió la comisión que recomendó las excepciones [(o supuestos de no sujeción a la ley)].
  • La Agencia de Gestión del Suelo (Bureau of Land Management), en Mayo de 2013, publicó unas modificaciones normativas para hacer frente a algunas de las citadas excepciones que afectaban a tierras de dominio público o de pertenecientes a comunidades indígenas, pero estas nuevas regulaciones, de nuevo, tienen problemáticas lagunas en relación a la divulgación de información sobre compuestos químicos.
  • Los gobiernos locales y estatales [(de los Estados Americanos)] han intentado llenar el vacío legal, pero el resultado es una regulación llena de parches, compuesta por normativas antiguas y nuevas y que varían de Estado a Estado que, a menudo, deja fuera importantes protecciones.

Fortaleciendo a la población
Aquellas personas que busquen respuestas sobre el fracking se enfrentan a un panorama informativo sórdido y a menudo confuso y falso. Para aumentar las posibilidades de encontrar información fiable, los ciudadanos deberían:
  • Buscar fuentes de información objetiva. Las fuentes gubernamentales normalmente proporcionan información objetiva. Las webs del gobierno pueden ser difíciles de encontrar, sin embargo, prueben a usar la expresión “fractura hidráulica” en lugar de fracking cuando hagan sus búsquedas web. Otra fuente potencial de información objetiva es la del sector de seguros, pues se basan en información basada en hechos y cálculo preciso de riesgos.
  • En cuanto a las fuentes procedentes de medios de comunicación, tengan precaución al tenerlas en cuenta. El público debería buscar historias que ni aviven ni descarten las preocupaciones o problemas que existen respecto al tema, historias que representen adecuadamente el trabajo de los científicos y expliquen, sin exageraciones, la compleja relación entre la incertidumbre y el riesgo.
  • Cuidado con la desinformación. Los ciudadanos deben leer con precaución los mensajes provenientes de grupos que tienen algún tipo de interés en el fracking. La desinformación en raras ocasiones se presenta en la forma de completas falsedades, sino que se suele mostrar como medias verdades, exageraciones, omisiones o tergiversaciones. Los grupos de interés, tanto a favor como en contra del fracking, suelen no incluir en sus exposiciones matices, las dudas o incertidumbres, limitaciones o advertencias provenientes de estudios científicos en su afán por usar los estudios como pruebas que apoyen su punto de vista.


El “derecho a conocer” de la población
La población tiene derecho a una información fiable:
  • Sobre los posibles impactos (positivos y negativos) del desarrollo de gas y petróleo no convencional en su población.
  • Sobre las incertidumbres y limitaciones de nuestro conocimiento científico
  • Sobre lo que está cubierto por la normativa, al igual que lo que no está, pero debería estar.
Por último, los ciudadanos necesitan ser fortalecidos con la información que necesiten para tomar decisiones informadas sobre el desarrollo de extracción no convencional de gas y petróleo en sus comunidades.


Link Original: http://www.ucsusa.org/center-for-science-and-democracy/toward-an-evidence-based-fracking-debate.html
Descarga el informe: Toward an Evidence-Based Fracking Debate (2013) -- Executive Summary Toward an Evidence-Based Fracking Debate (2013) -- Full Report


1 La definición dada por la RAE para “ruidoso” es adecuada para el caso, aunque quizás también sea adecuado el adjetivo “sórdido”.
2 Muchos casos llegan a acuerdos entre las partes para no llegar a juicio; dichos acuerdos suelen ser un acuerdo económico y la firma de un acuerdo de confidencialidad entre la empresa y el demandante, por el cual el último no puede divulgar información relativa al caso en el futuro.