miércoles, 31 de octubre de 2012

Informe sobre afecciones a la salud pública del gas de esquisto en Pensilvania


Allí donde hay instalaciones de explotación de petróleo y gas con frecuencia surgen problemas de salud.
 Para muchas personas que viven en los Estados Unidos esta afirmación refleja una dolorosa realidad que se viene produciendo desde hace tiempo. Ahora que las perforaciones proliferan y llegan a mas lugares, dicha afirmación resuena en nuevas comunidades. Según se desprende del creciente número de historias narradas por ciudadanos de todo el país en conferencias organizadas por el mundo académico y las instituciones públicas, se están estableciendo lentamente pero de forma segura conexiones entre los síntomas del estado de salud y las instalaciones de explotación de gas.


El proyecto de estudio sobre salud y ensayos ambientales que se describe en las páginas siguientes se inscribe en el contexto de este proceso crítico. Entre agosto de 2011 y julio de 2012, el proyecto OGAP (Oil & Gas Accountability Project) de Earthworks ha investigado el alcance, los tipos y las posibles causas de los síntomas experimentados por las personas que viven en zonas de Pensilvania en las que existen instalaciones de gas.
Las conclusiones del estudio contrastan fuertemente con las declaraciones hechas frecuentemente por los representantes de la industria y por los responsables de la formulación de políticas que pretenden expandir las perforaciones en las que se rechazan las posibles repercusiones para la salud y los casos de personas afectadas se consideran meras anécdotas personales e incidentes aislados. A menudo se explica a las personas directamente afectadas que lo que experimentan es un síntoma aleatorio que cabe atribuir a otras fuentes, como el tráfico, los estilos de vida, el historial clínico familiar o los productos de uso doméstico.
Sabemos que el sector del petróleo y el gas emplea sustancias tóxicas perjudiciales para la salud humana. Por ejemplo, de los cerca de 300 compuestos que se usan en la tecnología de la fractura hidráulica utilizada para extraer gas, 65 están incluidos en la lista de sustancias peligrosas del Gobierno Federal y generan un potencial real de efectos negativos para la salud en cualquier zona en la que exista una instalación de explotación de gas. Si bien se han establecido vinculaciones científicas generales en relación con los efectos de la exposición a dichas sustancias, la investigación sobre la relación directa entre los problemas de salud y las actividades de explotación del petróleo y el gas son limitadas y no existe unanimidad en sus conclusiones.
Aunque el conocimiento del impacto de estas prácticas evoluciona con lentitud, la extracción y producción de petróleo y gas aumenta a un ritmo acelerado, lo que permite a la industria hacer uso de tecnologías todavía emergentes sin comprobar primero su seguridad. Las normativas nacionales siguen siendo demasiado laxas y obsoletas para poder prevenir las repercusiones del actual desarrollo energético y los organismos reguladores son a menudo incapaces de ejercer su facultades de supervisión y aplicación de la ley, que son tan necesarias para proteger la calidad del aire y el agua y, por ende, la salud y las comunidades. A las consecuencias de esta situación vienen a sumarse las exenciones especiales previstas en las disposiciones de la legislación nacional básica en materia de medio ambiente, las cuales permiten al sector ocultar información clave y proseguir sus peligrosas prácticas.
El resultado general es que la carga de la prueba sigue recayendo principalmente en las propias personas y comunidades afectadas. Las empresas pueden continuar eludiendo su responsabilidad y quitando importancia a las inquietudes relacionadas con la salud. Los responsables de la adopción de decisiones pueden seguir ignorando la necesidad de reconocer los perjuicios y pedir responsabilidades a las empresas.
Sin embargo, las realidades, como las que se describen en el informe, también pueden documentarse y, cuando estén documentadas, nadie puede negarlas. Cuando muchas personas en muchos lugares en los que existen instalaciones de explotación de gas se quejan de los mismos problemas de salud, es evidente que algo va mal. Earthworks considera que cuando se plantean problemas de salud es necesario adoptar medidas para resolverlos y prevenirlos.