"El renacimiento del gas natural en el sector eléctrico de la UE-28 no parece muy probable" es la conclusión principal de un artículo publicado a principios de este mes por el SIPA (Centro de Estudios de Política Energética de la Universidad de Columbia) en los EEUU, que investiga la potencial demanda futura de gas en Europa.
Para la política energética de la UE éste es un tema claramente importante. La demanda de gas futura es una de las grandes incógnitas en la política energética de la UE–y su desarrollo es una consideración importante a tener en cuenta para inversión en infraestructura.
Recordarán que el 19 de agosto la Comisión Europea emitió un comunicado de prensa en el que orgullosamente proclamaba que la UE "ha co-financiado o se ha comprometido a co-financiar 638 millones de € en proyectos para infraestructuras de GNL. Además de los 150 bcm de capacidad extra en la UE, la UE está apoyando 14 proyectos de infraestructuras de GNL, que aumentará la capacidad a 15 bcm adicionales para el 2021, lo cual podría recibir importaciones de GNL americano, si las condiciones del mercado son adecuadas y los precios competitivos."
Al mismo tiempo Gazprom está construyendo nuevos gaseoductos en Europa.
¿Pero es necesaria toda esta inversión extra?Un estudio de los investigadores de Columbia lo pone en duda. El estudio, que compara los costes entre la energía por gas y renovables, bajo diferentes escenarios (incluyendo uno de precio "robusto" de CO2), apunta que "están surgiendo preguntas en cuanto a si Europa necesita nuevas inversiones en infraestructura para gas natural o si esas inversiones se convertirían en activos varados. "
Los autores del estudio – Tim Boersma, Tatiana Mitrova, Johana Typoltova, Anna Galkina y Fedor Veselov – parece que se posicionen a favor de la necesidad de llevar a cabo esas inversiones. "Sugerir que la UE no necesita nuevas inversiones es arriesgarse a infravalorar el papel –o potencial papel– que el gas natural tendrá en varios sectores de la economía energética de Europa entre ellos industria, transporte, y usos residencial y comercial" , dicen.
Por otro lado, cuando se llega a la conclusión real del estudio, aparece otro punto de vista totalmente diferente. A continuación las conclusiones principales y subrayadas por los autores (añadiendo énfasis) del estudio:
-El renacimiento del gas natural en el sector eléctrico de la UE-28 parece improbable [en todos los escenarios], con sólo una modesta capacidad para el cambio de combustible y crecimiento – alrededor de unos 40 bmc a escala continental hasta el 2030 (la demanda europea en el 2017 rondaba los 483 bmc) El precio del petróleo, del carbón y los tipos de interés serán factores críticos para determinar si la demanda del gas aumentará o disminuirá.
-El caso del Reino Unido es un buen ejemplo a la hora de determinar el impacto del precio del carbón en la demanda de gas natural de la UE. Una vez que el Reino Unido instaló unilateralmente su precio mínimo de carbono, el gas natural desbancó al carbón como fuente de generación de energía de manera notable. Sin embargo, para permitir el cambio de combustible,debe de haber disponible una capacidad existente de generación infrautilizada. Si no, las utilidades públicas se enfrentarán a cuestiones relacionadas con el coste de generación de nueva capacidad, costes de combustible anticipados, curvas de coste, y horizontes temporales. De manera importante, nuevos datos sugieren que a pesar de que el precio mínimo de carbono supuso un incentivo en el incremento de la generación de energía por gas, justo después, LAS renovables, EL almacenamiento y la eficiencia disminuyeron algunas de las ganancias conseguidas por el gas natural. Este análisis sugiere que el espacio para el cambio de combustible es moderado, igual que lo sucedido en el Reino Unido.
-El incremento de la demanda de gas natural para generar electricidad es más prometedor en el Sur de Europa, principalmente porque la demanda de electricidad en esa parte del continente sigue creciendo aunque la competencia por las renovables en el sur de Europa es feroz. En un escenario con altos precios de carbón y gas natural, a finales del periodo de predicción, tienen más sentido económico, en el sur de Europa, las inversiones en renovables que en gas natural. Los costes del capital, con mucha seguridad, serán factores críticos en la toma de decisiones para invertir en renovables o (en parte) gas natural.
-Por último, el estudio halla que las inversiones en infraestructura nueva para la UE sean probablemente necesarias en algunas partes de la Unión Europea. Nuevas inversiones son menos necesarias en partes más desarrolladas del continente comparadas a los países menos desarrollados donde la demanda del gas tiene espacio para seguir creciendo y/o la dependencia de fuentes únicas afecta a las consideraciones de economía básicas.
Las conclusiones hablan por sí solas. En base a una comparación de costes (asumiendo precios de CO2 más altos) el gas no será competitivo frente a las renovables.
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Lo que me pregunto es si, ¿no debería haber un precio del metano como lo hay para el CO2? ¿O deberían hacerse los cálculos incluyendo las emisiones de metano junto a las emisiones de CO2 por parte de los combustibles fósiles? Eso haría al gas incluso más caro comparado con las renovables. Aunque con los precios de CO2 cada vez más alto, también podría eliminarse ese factor con la ventaja en coste que tiene el gas frente al carbón.
Recientemente, investigadores de la Colorado State University informaban que las emisiones de metano por parte de la industria de gas natural son significativamente más altas que las que se habían asumido hasta ahora. Investigadores de la consultora TNO en Holanda han llegado a las mismas conclusiones usando un estudio y metodología diferentes.
Los investigadores en TNO midieron las emisiones de metano de vacas y de instalaciones de gas del norte del país. Y concluyen que "la producción de gas natural emite más metano del actualmente calculado". Cuánto exactamente sigue sin estar claro. Sólo midieron las emisiones de una semana.
Hasta ahora, los datos oficiales holandeses de las emisiones de gases de efecto invernadero asumían que la producción de gas junto con el transporte eran responsables del 1,9% de las emisiones totales de metano. Este dato resulta ser ahora del 20%. Los investigadores enfatizan que el grado de incertidumbre de la figura es grande.
Seguramente, la conclusión de esta investigación es que pensábamos que sabíamos cuánto metano emitían las industrias de gas de Holanda y ahora resulta que , en verdad, no lo sabemos. Queda claro que es necesaria más investigación.
Traduccion del artículo "A new golden age of gas? Not likely in Europe" publicado en enerypostweek el 21 de agosto de 2018