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sábado, 3 de septiembre de 2016

El fin de las fugas de metano determinará el futuro del gas natural

En el negocio de la energía se supone que el gas natural  es uno de los “buenos”, es decir, un combustible fósil limpio que puede ayudar a liberar al mundo del carbón más contaminante durante el camino hacia un futuro con bajas emisiones de carbono.


Sin embargo, cuando el gas natural se libera sin quemarlo previamente (algo que ocurre a menudo durante la producción y la distribución) aparecen los problemas. Su componente principal, el metano, es particularmente perjudicial, ya que actúa como un gas de efecto invernadero 80 veces más potente que el dióxido de carbono y puede durar más de 20 años antes de disiparse.

Esta es la razón por la que recientemente, en un caluroso día, un equipo de técnicos del Southwestern Energy fue en búsqueda de fugas en tuberías y pozos por los pastizales del norte de Arkansas. Para ello, viajaron en camionetas equipados con cámaras de infrarrojos y escáneres de rayos láser.
Protegidos con trajes calurosos e ignífugos, se detuvieron en una estación de compresión llamada Yogi 1 y, soportando el ensordecedor ruido de la estación, pasaron 90 minutos buscando fugas con su equipo de detección de alta tecnología. Cuando finalmente encontraron una en un conector de gas, lo repararon rápidamente.

Más tarde, un miembro del equipo realizó una prueba más rudimentaria en la que vertía una botella de agua con jabón sobre el parche. Aunque las burbujas indicaban que aún había metano filtrándose, un giro más de la llave inglesa hizo que las burbujas cesaran.

Eric Davis, un miembro del equipo del Southwestern dijo mientras sonreía: “En la guerra contra las emisiones de metano hemos ganado esta batalla”.
Sin embargo, aún queda mucho para ganar esta guerra, y la reputación del gas natural podría estar pendiendo de un hilo (por no mencionar una gran parte del esfuerzo que se realiza a nivel mundial contra el cambio climático).

El metano se obtiene de varias fuentes, incluidas las flatulencias de las vacas y los vertederos en descomposición. Pero las industrias de petróleo y gas pueden ser el mayor emisor a nivel nacional de metano a través de filtraciones, un gas que de lo contrario podría permanecer bajo tierra durante millones de años.
Mientras que el carbón sigue predominando en muchas partes del mundo, especialmente en las economías emergentes; el gas natural ya ha reemplazado al carbón situándose como el combustible más usado en las centrales eléctricas de Estados Unidos. Sin embargo, la industria energética estadounidense deja escapar anualmente suficiente gas natural para que siete millones de hogares se calienten y cocinen durante un año.

El gas liberado también es responsable del equivalente al impacto ambiental a corto plazo que generan 240 centrales de carbón, según el Fondo para la Defensa del Medioambiente.

De este modo, las autoridades federales en asuntos de regulación han empezado a tomar medidas, especialmente desde la conferencia sobre el clima celebrada en Paris el pasado Diciembre, cuando los Estados Unidos y la mayoría del resto de naciones se comprometieron a controlar el calentamiento global.

En mayo, la Agencia de Protección Medioambiental anunció la primera medida federal que tenía el fin de acabar con las fugas de metano en los nuevos pozos y en sus materiales a través de una monitorización regular y del uso de dispositivos que controlan las emisiones.

La Oficina de Administración de Tierras pretende crear nuevas normas este año para reducir las fugas de metano de los pozos de petróleo y gas en tierras tribales y federales.

Aún más radical podría ser un programa de recolección de datos llevado a cabo en la actualidad por la Agencia de Protección Medioambiental en decenas de miles de operaciones de gas y petróleo del país, un hecho que podría dar lugar a regulaciones mucho más amplias en la industria para los próximos años.

Las elecciones de noviembre en EEUU pueden determinar el efecto final de cualquier nueva medida. Hillary Clinton respalda la iniciativa para detener el cambio climático, mientras que Donald J. Trump aún discute la evidencia del calentamiento global.

Sin apoyar explícitamente nuevas medidas, la Southwestern Energy (la número 3 en materia de producción después de Exxon Mobil y Chesapeake Energy) se encuentra entre varias compañías prominentes que apoyan la necesidad de controles de metano más exhaustivos.

Southwestern ayuda en la dirección del grupo industrial One Future, cuyo objetivo es reducir las fugas de metano a menos del 1% del total de la producción de gas a nivel nacional. Algunas estimaciones establecen la cantidad actual de fugas en casi el doble o más de esa cantidad. Otros miembros del grupo incluyen otras empresas como Apache, BHP Billiton, Hess, Kinder Morgan y AGL Resources.

Mark K. Boiling, el vicepresidente ejecutivo de Southwestern, que está basado en Houston, declaró: “el gas natural es un puente natural hacia un futuro con bajos niveles de carbono, pero si es un puente desvencijado que deja escapar metano, ¿por qué cruzarías ese puente?”, “el acuerdo climático de Paris nos decía que tenemos que hacer algo con esto”.

Aquí en el enorme campo de gas de esquisto de Fayetteville al norte de Arkansas, Southwestern ha mejorado las bombas y los compresores, y ha utilizado tanques nuevos para controlar los aumentos repentinos de gas que proferían de los pozos tras la fractura hidráulica. Además, se ha sustituido el equipo que controla las fugas de gas para que funcionen con paneles solares y pilas de combustible.

Southwestern asegura que el gasto de más de 14 millones de dólares en equipamiento, investigación y otras medidas para detener las fugas de gas se ha pagado prácticamente por sí mismo con el metano capturado y vendido posteriormente.

Sin embargo, otros en la industria difieren. Afirman que métodos de extracción nuevos y más eficientes hacen que la supervisión adicional sea algo innecesario (además de demasiado caro, dado el colapso de los precios del gas natural en los últimos años que han llevado a la bancarrota a decenas de productores y a otros cientos con deudas).

Las empresas más pequeñas se defienden diciendo que no disponen de 100.000 dólares extra para gastar en una cámara de infrarrojos o en personal para hacer inspecciones y trámites administrativos adicionales. De este modo predicen el cierre de miles de pozos como alternativa a pagar los costes extra. Según ellos, cada pozo cerrado significa la pérdida de 12 puestos de trabajo en la industria.

Patrick M. Montalban, el director ejecutivo del Mountainview Energy que se encarga de los pozos de Montana y Dakota del Norte decía “Va a ser realmente pesado, y dejará a mucha gente fuera del negocio”.

Los ecologistas aseguran que muchas de las soluciones no son costosas.
Reemplazar el dispositivo de control de un tanque de almacenamiento de gas puede costar tan poco como 3.000 dólares, por ejemplo. En los casos en que las empresas ventilan los pozos (otra práctica en la que se liberan grandes cantidades de metano), los perforadores pueden utilizar un método barato y tradicional: quemarlo. Esto produciría dióxido de carbono, pero es menos dañino para el medio ambiente que el metano original.

Mientras tanto, las empresas de servicios están surgiendo a lo largo del país para llevar a cabo los trabajos de inspección y reparación de forma más barata que los propios perforadores.

Richard Hyde, director general de asuntos gubernamentales y federales en una de las empresas de One Future (AGL Resources) declaró: “Si la industria no se toma esto en serio, cada vez aparecerán medidas más estrictas”.

Southwestern participa en proyectos con el Fondo para la Defensa del Medioambiente, General Electric, IBM y una nueva puesta en marcha de Silicon Valley llamada Acutec para evaluar el equipamiento y los sistemas de detección de metano en los pozos mediante láseres, sensores e incluso drones.

El señor Boling, del Southwestern, comentaba: “Tenemos que actuar con mayor rapidez”, “es mejor que hagamos todo lo que podamos para asegurarnos de que cuando se toma la decisión de cerrar una central de carbón para convertirla en una de gas natural, en realidad estamos obteniendo el beneficio climático que aseguramos que conseguiremos”.

El equipo que detecta las fugas en Southwestern atestigua el esfuerzo que lleva a cabo la empresa.

En febrero, una inspección de la estación de compresión Yogi 1 mostró media docena de fugas. En la visita más reciente y como seña de progreso, sólo se encontró una fuga que se solucionó bajo la supervisión de una botella con agua jabonosa.

Douglas Jordan, el director corporativo del programa ambiental de Southwestern comentó mientras veía trabajar a los técnicos: “Seguimos un camino que otros evitan [...] Nosotros estamos siempre a la caza de moléculas de metano”.
Traducción del artículo "Future of Natural Gas Hinges on Stanching Methane Leaks" publicado en The New York Times el 11 de julio de 2016


"Traducción realizada por Daniel Montes Esteban, miembro de Traductores en Acción, la red de traductores e intérpretes voluntarios de Ecologistas en Acción”