La
industria de petróleo y gas está sopesando cada vez más la
posibilidad de usar la tecnología de fracturación hidráulica –o
fracking– en aguas profundas. El principal obstáculo son
los costes prohibitivos que esto conllevaría.
Los
Estados Unidos han experimentado un renacimiento energético
asombroso gracias a la extracción del gas y el petróleo de esquisto
en tierra mediante avances tecnológicos que combinan la fracturación
hidráulica con la perforación horizontal. En la víspera de la
Semana Internacional del Petróleo, que tuvo lugar en febrero, Bob
Dudley, director ejecutivo de BP, señaló que los Estados Unidos
habían adelantado a Arabia Saudí y eran ahora los mayores
productores de petróleo del mundo. Además de ser los primeros
productores de gas. Asimismo, por segundo año consecutivo, EE. UU.
ha logrado el mayor aumento en producción a escala mundial.
Este
logro ha animado a otros países del mundo a intentar seguir los
pasos de EE. UU. –especialmente a China, Rusia y Reino Unido– y a
explotar sus recursos en tierra de esquisto. Sin embargo, muchos de
estos países se han tropezado con la oposición local y con
protestas medioambientales. A pesar de que el auge que ha vivido la
controvertida técnica de la fracturación hidráulica ha ocupado
masivamente los titulares, las industrias del petróleo y el gas
están apuntando cada vez con más ganas a extender esta tecnología
al suelo submarino; es decir, fracturación hidráulica en aguas
profundas. Muchas empresas en esta industria piensan que la
fracturación hidráulica marina
provocará menos oposición, ya que no es necesario pasar por arduas
negociaciones con ayuntamientos, comunidades ni terratenientes
locales.
Esta
técnica no es nueva; se lleva utilizado desde los años 90.
La
fracturación hidráulica marina
no es una técnica nueva, ni mucho menos; el Instituto Americano del
Petróleo (API, por su sigla en inglés) apunta que se ha usado de
forma comercial desde principios de los 90. Sin embargo, en
comparación con el boom
de la industria de fracturación hidráulica en tierra, su producción
ha sido escasa y solo representa alrededor del 5% del mercado total
del fracking.
Hasta ahora se ha usado principalmente para estimular la
productividad de los yacimientos submarinos de gas y petróleos ya
existentes proporcionando mejoras en la vida y la fiabilidad del pozo
y la recuperación del gas y el petróleo. Según un informe del API
sobre fracturación hidráulica marina,
el concepto es similar al utilizado en el desarrollo de los recursos
terrestres no convencionales de esquisto o de arenas compactas.
Al
igual que en los pozos en tierra, en la fracturación hidráulica
marina
se han combinado dos tecnologías avanzadas de extracción de gas y
petróleo: la fracturación hidráulica seguida por el relleno de
grava. En muchas de estas regiones submarinas, las formaciones
geológicas que producen gas y petróleo no están consolidadas; lo
que significa que la arena de estas formaciones está suelta o poco
unida, similar a la arena de la playa. “Como consecuencia –dice
el API–, esta arena suelta puede terminar dentro de las cañerías
de extracción del pozo o en el equipo de extracción de la
superficie. Desde que se comenzó a explotar el gas y el petróleo
submarinos, el principal reto con el que se han encontrado los
ingenieros es el de eliminar la extracción de arena”. La
tecnología para controlar la arena ha ido avanzando con los años.
Primero se utilizaba la terminación con relleno de grava; que
funciona como filtro para detener la infiltración de arena en el
pozo en la profundidad donde se hace la extracción. Los operadores
descubrieron que cuanto más grande y grueso fuese el filtro, mejor
funcionaba el pozo, por lo que combinaron las tecnologías de
fracturación hidráulica y de terminación con relleno de grava.
Esto se llama terminación “Frac Pack” y se utiliza para mejorar
la eficacia operativa de la recuperación de gas y petróleo.
La
fracturación hidráulica marina
ya se practica desde hace tiempo en el golfo de México, canal de
Santa Bárbara, Brasil, golfo Pérsico, África Occidental y el mar
del Norte. En estas operaciones se ha contado con el apoyo de los
llamados barcos de estimulación –operados por compañías líderes
prestadoras de servicio en yacimientos petrolíferos, como
Halliburton, Schlumberger y Baker Hughes–. El año pasado,
Schlumberger anunció el lanzamiento de cinco nuevos barcos de
estimulación que operarán en las aguas profundas del golfo de
México, océano Índico y mar del Norte: esto da una idea de cómo
se espera que aumenten las operaciones de fracturación hidráulica
marina. Como también lo
refleja el hecho de que las compañías petroleras más importantes
se estén centrando cada vez más en maximizar el rendimiento de sus
inversiones en los yacimientos ya existentes, y para ello utilizan
tecnología mejorada para la recuperación de petróleo. En la
reciente Semana Internacional del Petróleo, David Eyton, jefe de
tecnología en BP, indicó que se ha llegado a un punto en la
industria de todo el mundo en el que el potencial de la recuperación
mejorada de petróleo en recursos conocidos de hidrocarburos es mayor
que el potencial de los nuevos descubrimientos. Bob Dudley, director
ejecutivo de BP, comentó que cuando se descubrió Prudhoe Bay, en
1968, se estimó que contenía 9,600 millones de barriles de
petróleo. Hasta ahora ha producido 12.000 millones, “y seguimos
sumando”, añadió. También contó que para la operación Clair
Ridge, que van a llevar a cabo en el mar del Norte, BP está
implementando una tecnología que usa agua con una concentración
salina baja para desplazar petróleo atrapado y conseguir 42 millones
de barriles extra por un coste adicional de 120 millones de dólares,
o lo que equivale a 3 dólares por barril.
El
caso de Eni y de la tecnología de etapas múltiples
La
campaña masiva de fracturación hidráulica de Eni es seguramente
uno de los ejemplos más impresionantes de cómo esta tecnología
puede reactivar de manera espectacular un rendimiento bajo, y en
declive, de los yacimientos offshore. La operación se llevó
a cabo entre abril y junio de 2007 en el yacimiento Kitina 3A, a la
altura de la costa del Congo, y Eni optó por la tecnología de
fracturación hidráulica de etapas múltiples. Los resultados fueron
asombrosos: un aumento del 230% en la producción del yacimiento
offshore de Kitina.
Según
un estudio llevado a cabo por Schlumberger, que prestó sus servicios
a Eni para este proyecto, la producción del yacimiento de Kitina
antes de utilizar fracking era de 590 barriles por día.
Noventa días después del tratamiento, la producción general
aumentó de forma continua hasta alcanzar 1950 barriles por día. Eni
también usó está tecnología en un depósito de petróleo virgen,
situado en el yacimiento adyacente de Foukanda. Los pozos de este
yacimiento ofrecieron una tasa de producción inicial de 3000
barriles por día, para estabilizarse más tarde en 2000 barriles por
día. PetroSA (la Corporación de Gas y Petróleo de Sudáfrica) ve
la fracturación hidráulica como una forma para mejorar la
producción de los tres pozos de explotación que tiene en su
yacimiento F-O offshore a 110 km de Mossel Bay. Si consigue
todas las aprobaciones reguladoras necesarias, esta corporación
confía en extender la esperanza de vida de su refinería de líquidos
del gas natural en Mossel Bay, aumentando la producción de sus pozos
gracias a la fracturación hidráulica.
En
Estado Unidos, y en contra de una oposición local y medioambiental
creciente, el Gobierno federal acaba de aprobar tres operaciones
nuevas de fracturación en unos pozos marinos
que hay a la altura de California, en el canal de Santa Bárbara. Se
trata de un asunto muy controvertido y que provoca divisiones a causa
del funesto vertido de petróleo ocurrido en el canal de Santa
Bárbara en 1969. A pesar de que este desastre originó una moratoria
para nuevos contratos de perforación, e inspiró leyes federales
sobre aguas limpias y el movimiento medioambiental moderno, se ha
permitido a las compañías petroleras utilizar la fracturación
hidráulica para reactivar pozos existentes y conseguir una nueva
producción de petróleo. Parece ser que estas actividades se
llevaron a cabo discretamente y lejos de la mirada del público. Sin
embargo, este año, la agencia Associated Press reveló que el
Gobierno federal había permitido utilizar la fracturación
hidráulica en el océano Pacífico por lo menos 12 veces desde
finales de los 90 y que sigue dando su aprobación –por atribución
de derechos en función de criterios históricos– para practicar
fracking en algunas plataformas.
Proyectos
de explotación totalmente nuevos
La
fracturación hidráulica se ha utilizado principalmente para
extender la vida y estimular la producción de yacimientos marinos
explotados desde hace tiempo,
pero ahora los perforadores más pioneros tienen la intención de ir
más allá y utilizar está tecnología en proyectos de explotación
marina
completamente nuevos. En febrero, el veterano Dr. Chris Cornelius,
pionero en el área del esquisto, anunció que planea perforar pozos
offshore
mediante fracturación hidráulica en mar de Irlanda; el Departamento
británico de Energía y Cambio Climático ha concedido tres
licencias a su nueva compañía, Nebula Resources. El Dr. Cornelius
fue uno de los fundadores de Cuadrilla, una compañía de gas
esquisto británica, que ahora dirige el antiguo director ejecutivo
de BP, Lord Browne.
El
área fijada por estas tres licencias se extiende desde Blackpool a
la bahía de Morecambe, en el mar de Irlanda, cerca del lugar donde
Cuadrilla anunció que iba a perforar y emplear la técnica de
fracturación hidráulica en dos pozos nuevos de gas en tierra. Sin
embargo, Cuadrilla siempre se ha visto enfrentada a una oposición
local considerable, sobre todo después del 2011, cuando se vio
obligada a parar la primera operación británica de fracturación en
la zona por haber desencadenado un movimiento sísmico. El Dr.
Cornelius reconoció que “en los últimos cinco años habían
constatado que la perforación en tierra no era el camino más viable
para el Reino Unido”. Esta reflexión le llevó a buscar hace dos
años otras posibilidades en el sector marino.
Cuando se abrieron estos campos submarinos al lado del área de
trabajo en tierra de Cuadrilla, no le faltó ni un segundo para pedir
permiso para trabajar en ellas; y en enero le concedieron las
licencias. “No cabe duda de que la extracción de gas offshore
es un nuevo concepto –informó a BBC. Y añadió–, teniendo en
cuenta la historia de Reino Unido de explotación de recursos
marinos,
no hay ningún motivo por el que no podamos explotar estos recursos”.
De acuerdo a la información geológica que existe, el Dr. Cornelius
cree que hay una gran cantidad de gas en esta zona del mar de
Irlanda, hasta 84 950 000 km3.
Esta cantidad es mayor que la que Cuadrilla estima que hay en sus
recursos terrestres. Según el Servicio Geológico Británico, los
recursos totales marinos
de Reino Unido podrían ser entre cinco y diez veces más grandes que
los recursos terrestres. Pero el Dr. Cornelius no es el único que ha
visto el potencial de la fracturación hidráulica de los depósitos
de esquisto marinos.
Trapoil,
una compañía perforadora pequeña, ha declarado su intención de
explotar mediante fracking
los recursos offshore
del mar del Norte central. Según la compañía, la cantidad de
petróleo y gas procedente de recursos no convencionales podría ser
mayor que todo lo que ha dado hasta ahora la explotación del mar del
Norte. Esta declaración llega justo en el momento en que la
producción convencional en el mar del Norte a la altura de Reino
Unido ha alcanzado su nivel más alto, como respuesta al interés del
Gobierno por apoyar nuevas operaciones que frenen el declive. La
superficie que ha sido concedida a Trapoil se encuentra cerca de
otros yacimientos enormes que hay en el mar del Norte, como Brent y
Ninian, así que si el pozo de prueba funciona bien, se podría
incorporar a la infraestructura ya existente, y prolongar de esta
forma su vida y lograr que la extracción sea comercialmente viable.
Más al sur, la empresa alemana RWE Dea ya ha comenzado a extraer gas
de su yacimiento Clipper South, al sur del mar del Norte. Según la
compañía, el yacimiento alberga 13,400 millones de m3
de gas. RWE Dea utilizó la técnica de fracturación múltiple para
perforar cinco pozos horizontales.
El
mayor obstáculo: costes de explotación prohibitivos
Sin
embargo, los expertos en fracking no
recomiendan dejarse llevar por el potencial que tiene la utilización
de esta tecnología en recursos marinos.
Aunque no existe ninguna razón técnica obvia que impida realizar la
fracturación hidráulica de depósitos de esquisto marinos,
los altos costes de explotación suponen un obstáculo insalvable
para las empresas perforadoras pequeñas e independientes que no
cuenten con el apoyo de compañías petroleras más grandes, con
suficiente solvencia económica y años de experiencia en la
explotación de grandes yacimientos offshore
de gas y de petróleo, así como con
la infraestructura que esto requiere. Pero, actualmente la mayoría
de las compañías petroleras importantes está intentando maximizar
sus inversiones ya existentes y frenando nuevos gastos. Además,
estas grandes compañías consideran que la fracturación hidráulica
de los depósitos de esquisto marinos
es en general poco rentable, debido a los altos costes y a la
cantidad relativamente pequeña de yacimientos de esquisto que hay,
en comparación con los yacimientos convencionales de petróleo y
gas. Es decir, puede que las reservas de esquisto marinos
sean enormes, pero su explotación va a salir cara.
La
creación de pozos de esquisto offshore
conllevaría una ampliación considerable de la infraestructura para
la fracturación hidráulica offshore.
Algunas pequeñas empresas perforadoras independientes, como la del
Dr. Cornelius, “no están preocupadas” porque los recursos están
ahí y seguramente la cantidad será enorme, pero la pregunta del
millón es si estos recursos se van a poder explotar a largo plazo.
Es probable que no se sepa la respuesta hasta dentro de muchos años.
El profesor Dieter Helm, de la Universidad de Oxford, dijo a la BBC:
“Es perfectamente posible que, en 20, 30 o 40 años, la tecnología
del fracking
esté tan avanzada que esto se convierta en una industria grandísima.
La tarea de los próximos 10 años es probar estas técnicas y ver si
funcionan”. Otro experto manifestó su entusiasmo de ver que una
compañía se anima a jugársela en el mar de Irlanda, pero –añadió–
“los retos que conllevará la explotación serán igual de grandes
que las posibles recompensas”.
Traducción del artículo "Fracking. Offshore? Of course", publicado el 12 de mayo de 2014 en About Oil