martes, 9 de septiembre de 2014

Fractura hidráulica marina (offshore), ¿por qué no?

Fracking. Offshore? Of course
La industria de petróleo y gas está sopesando cada vez más la posibilidad de usar la tecnología de fracturación hidráulica –o fracking– en aguas profundas. El principal obstáculo son los costes prohibitivos que esto conllevaría.

Los Estados Unidos han experimentado un renacimiento energético asombroso gracias a la extracción del gas y el petróleo de esquisto en tierra mediante avances tecnológicos que combinan la fracturación hidráulica con la perforación horizontal. En la víspera de la Semana Internacional del Petróleo, que tuvo lugar en febrero, Bob Dudley, director ejecutivo de BP, señaló que los Estados Unidos habían adelantado a Arabia Saudí y eran ahora los mayores productores de petróleo del mundo. Además de ser los primeros productores de gas. Asimismo, por segundo año consecutivo, EE. UU. ha logrado el mayor aumento en producción a escala mundial.

Este logro ha animado a otros países del mundo a intentar seguir los pasos de EE. UU. –especialmente a China, Rusia y Reino Unido– y a explotar sus recursos en tierra de esquisto. Sin embargo, muchos de estos países se han tropezado con la oposición local y con protestas medioambientales. A pesar de que el auge que ha vivido la controvertida técnica de la fracturación hidráulica ha ocupado masivamente los titulares, las industrias del petróleo y el gas están apuntando cada vez con más ganas a extender esta tecnología al suelo submarino; es decir, fracturación hidráulica en aguas profundas. Muchas empresas en esta industria piensan que la fracturación hidráulica marina provocará menos oposición, ya que no es necesario pasar por arduas negociaciones con ayuntamientos, comunidades ni terratenientes locales.


Esta técnica no es nueva; se lleva utilizado desde los años 90.

La fracturación hidráulica marina no es una técnica nueva, ni mucho menos; el Instituto Americano del Petróleo (API, por su sigla en inglés) apunta que se ha usado de forma comercial desde principios de los 90. Sin embargo, en comparación con el boom de la industria de fracturación hidráulica en tierra, su producción ha sido escasa y solo representa alrededor del 5% del mercado total del fracking. Hasta ahora se ha usado principalmente para estimular la productividad de los yacimientos submarinos de gas y petróleos ya existentes proporcionando mejoras en la vida y la fiabilidad del pozo y la recuperación del gas y el petróleo. Según un informe del API sobre fracturación hidráulica marina, el concepto es similar al utilizado en el desarrollo de los recursos terrestres no convencionales de esquisto o de arenas compactas.

Al igual que en los pozos en tierra, en la fracturación hidráulica marina se han combinado dos tecnologías avanzadas de extracción de gas y petróleo: la fracturación hidráulica seguida por el relleno de grava. En muchas de estas regiones submarinas, las formaciones geológicas que producen gas y petróleo no están consolidadas; lo que significa que la arena de estas formaciones está suelta o poco unida, similar a la arena de la playa. “Como consecuencia –dice el API–, esta arena suelta puede terminar dentro de las cañerías de extracción del pozo o en el equipo de extracción de la superficie. Desde que se comenzó a explotar el gas y el petróleo submarinos, el principal reto con el que se han encontrado los ingenieros es el de eliminar la extracción de arena”. La tecnología para controlar la arena ha ido avanzando con los años. Primero se utilizaba la terminación con relleno de grava; que funciona como filtro para detener la infiltración de arena en el pozo en la profundidad donde se hace la extracción. Los operadores descubrieron que cuanto más grande y grueso fuese el filtro, mejor funcionaba el pozo, por lo que combinaron las tecnologías de fracturación hidráulica y de terminación con relleno de grava. Esto se llama terminación “Frac Pack” y se utiliza para mejorar la eficacia operativa de la recuperación de gas y petróleo.

La fracturación hidráulica marina ya se practica desde hace tiempo en el golfo de México, canal de Santa Bárbara, Brasil, golfo Pérsico, África Occidental y el mar del Norte. En estas operaciones se ha contado con el apoyo de los llamados barcos de estimulación –operados por compañías líderes prestadoras de servicio en yacimientos petrolíferos, como Halliburton, Schlumberger y Baker Hughes–. El año pasado, Schlumberger anunció el lanzamiento de cinco nuevos barcos de estimulación que operarán en las aguas profundas del golfo de México, océano Índico y mar del Norte: esto da una idea de cómo se espera que aumenten las operaciones de fracturación hidráulica marina. Como también lo refleja el hecho de que las compañías petroleras más importantes se estén centrando cada vez más en maximizar el rendimiento de sus inversiones en los yacimientos ya existentes, y para ello utilizan tecnología mejorada para la recuperación de petróleo. En la reciente Semana Internacional del Petróleo, David Eyton, jefe de tecnología en BP, indicó que se ha llegado a un punto en la industria de todo el mundo en el que el potencial de la recuperación mejorada de petróleo en recursos conocidos de hidrocarburos es mayor que el potencial de los nuevos descubrimientos. Bob Dudley, director ejecutivo de BP, comentó que cuando se descubrió Prudhoe Bay, en 1968, se estimó que contenía 9,600 millones de barriles de petróleo. Hasta ahora ha producido 12.000 millones, “y seguimos sumando”, añadió. También contó que para la operación Clair Ridge, que van a llevar a cabo en el mar del Norte, BP está implementando una tecnología que usa agua con una concentración salina baja para desplazar petróleo atrapado y conseguir 42 millones de barriles extra por un coste adicional de 120 millones de dólares, o lo que equivale a 3 dólares por barril.


El caso de Eni y de la tecnología de etapas múltiples

La campaña masiva de fracturación hidráulica de Eni es seguramente uno de los ejemplos más impresionantes de cómo esta tecnología puede reactivar de manera espectacular un rendimiento bajo, y en declive, de los yacimientos offshore. La operación se llevó a cabo entre abril y junio de 2007 en el yacimiento Kitina 3A, a la altura de la costa del Congo, y Eni optó por la tecnología de fracturación hidráulica de etapas múltiples. Los resultados fueron asombrosos: un aumento del 230% en la producción del yacimiento offshore de Kitina.

Según un estudio llevado a cabo por Schlumberger, que prestó sus servicios a Eni para este proyecto, la producción del yacimiento de Kitina antes de utilizar fracking era de 590 barriles por día. Noventa días después del tratamiento, la producción general aumentó de forma continua hasta alcanzar 1950 barriles por día. Eni también usó está tecnología en un depósito de petróleo virgen, situado en el yacimiento adyacente de Foukanda. Los pozos de este yacimiento ofrecieron una tasa de producción inicial de 3000 barriles por día, para estabilizarse más tarde en 2000 barriles por día. PetroSA (la Corporación de Gas y Petróleo de Sudáfrica) ve la fracturación hidráulica como una forma para mejorar la producción de los tres pozos de explotación que tiene en su yacimiento F-O offshore a 110 km de Mossel Bay. Si consigue todas las aprobaciones reguladoras necesarias, esta corporación confía en extender la esperanza de vida de su refinería de líquidos del gas natural en Mossel Bay, aumentando la producción de sus pozos gracias a la fracturación hidráulica.

En Estado Unidos, y en contra de una oposición local y medioambiental creciente, el Gobierno federal acaba de aprobar tres operaciones nuevas de fracturación en unos pozos marinos que hay a la altura de California, en el canal de Santa Bárbara. Se trata de un asunto muy controvertido y que provoca divisiones a causa del funesto vertido de petróleo ocurrido en el canal de Santa Bárbara en 1969. A pesar de que este desastre originó una moratoria para nuevos contratos de perforación, e inspiró leyes federales sobre aguas limpias y el movimiento medioambiental moderno, se ha permitido a las compañías petroleras utilizar la fracturación hidráulica para reactivar pozos existentes y conseguir una nueva producción de petróleo. Parece ser que estas actividades se llevaron a cabo discretamente y lejos de la mirada del público. Sin embargo, este año, la agencia Associated Press reveló que el Gobierno federal había permitido utilizar la fracturación hidráulica en el océano Pacífico por lo menos 12 veces desde finales de los 90 y que sigue dando su aprobación –por atribución de derechos en función de criterios históricos– para practicar fracking en algunas plataformas.


Proyectos de explotación totalmente nuevos

La fracturación hidráulica se ha utilizado principalmente para extender la vida y estimular la producción de yacimientos marinos explotados desde hace tiempo, pero ahora los perforadores más pioneros tienen la intención de ir más allá y utilizar está tecnología en proyectos de explotación marina completamente nuevos. En febrero, el veterano Dr. Chris Cornelius, pionero en el área del esquisto, anunció que planea perforar pozos offshore mediante fracturación hidráulica en mar de Irlanda; el Departamento británico de Energía y Cambio Climático ha concedido tres licencias a su nueva compañía, Nebula Resources. El Dr. Cornelius fue uno de los fundadores de Cuadrilla, una compañía de gas esquisto británica, que ahora dirige el antiguo director ejecutivo de BP, Lord Browne.

El área fijada por estas tres licencias se extiende desde Blackpool a la bahía de Morecambe, en el mar de Irlanda, cerca del lugar donde Cuadrilla anunció que iba a perforar y emplear la técnica de fracturación hidráulica en dos pozos nuevos de gas en tierra. Sin embargo, Cuadrilla siempre se ha visto enfrentada a una oposición local considerable, sobre todo después del 2011, cuando se vio obligada a parar la primera operación británica de fracturación en la zona por haber desencadenado un movimiento sísmico. El Dr. Cornelius reconoció que “en los últimos cinco años habían constatado que la perforación en tierra no era el camino más viable para el Reino Unido”. Esta reflexión le llevó a buscar hace dos años otras posibilidades en el sector marino. Cuando se abrieron estos campos submarinos al lado del área de trabajo en tierra de Cuadrilla, no le faltó ni un segundo para pedir permiso para trabajar en ellas; y en enero le concedieron las licencias. “No cabe duda de que la extracción de gas offshore es un nuevo concepto –informó a BBC. Y añadió–, teniendo en cuenta la historia de Reino Unido de explotación de recursos marinos, no hay ningún motivo por el que no podamos explotar estos recursos”. De acuerdo a la información geológica que existe, el Dr. Cornelius cree que hay una gran cantidad de gas en esta zona del mar de Irlanda, hasta 84 950 000 km3. Esta cantidad es mayor que la que Cuadrilla estima que hay en sus recursos terrestres. Según el Servicio Geológico Británico, los recursos totales marinos de Reino Unido podrían ser entre cinco y diez veces más grandes que los recursos terrestres. Pero el Dr. Cornelius no es el único que ha visto el potencial de la fracturación hidráulica de los depósitos de esquisto marinos.

Trapoil, una compañía perforadora pequeña, ha declarado su intención de explotar mediante fracking los recursos offshore del mar del Norte central. Según la compañía, la cantidad de petróleo y gas procedente de recursos no convencionales podría ser mayor que todo lo que ha dado hasta ahora la explotación del mar del Norte. Esta declaración llega justo en el momento en que la producción convencional en el mar del Norte a la altura de Reino Unido ha alcanzado su nivel más alto, como respuesta al interés del Gobierno por apoyar nuevas operaciones que frenen el declive. La superficie que ha sido concedida a Trapoil se encuentra cerca de otros yacimientos enormes que hay en el mar del Norte, como Brent y Ninian, así que si el pozo de prueba funciona bien, se podría incorporar a la infraestructura ya existente, y prolongar de esta forma su vida y lograr que la extracción sea comercialmente viable. Más al sur, la empresa alemana RWE Dea ya ha comenzado a extraer gas de su yacimiento Clipper South, al sur del mar del Norte. Según la compañía, el yacimiento alberga 13,400 millones de m3 de gas. RWE Dea utilizó la técnica de fracturación múltiple para perforar cinco pozos horizontales.


El mayor obstáculo: costes de explotación prohibitivos

Sin embargo, los expertos en fracking no recomiendan dejarse llevar por el potencial que tiene la utilización de esta tecnología en recursos marinos. Aunque no existe ninguna razón técnica obvia que impida realizar la fracturación hidráulica de depósitos de esquisto marinos, los altos costes de explotación suponen un obstáculo insalvable para las empresas perforadoras pequeñas e independientes que no cuenten con el apoyo de compañías petroleras más grandes, con suficiente solvencia económica y años de experiencia en la explotación de grandes yacimientos offshore de gas y de petróleo, así como con la infraestructura que esto requiere. Pero, actualmente la mayoría de las compañías petroleras importantes está intentando maximizar sus inversiones ya existentes y frenando nuevos gastos. Además, estas grandes compañías consideran que la fracturación hidráulica de los depósitos de esquisto marinos es en general poco rentable, debido a los altos costes y a la cantidad relativamente pequeña de yacimientos de esquisto que hay, en comparación con los yacimientos convencionales de petróleo y gas. Es decir, puede que las reservas de esquisto marinos sean enormes, pero su explotación va a salir cara.

La creación de pozos de esquisto offshore conllevaría una ampliación considerable de la infraestructura para la fracturación hidráulica offshore. Algunas pequeñas empresas perforadoras independientes, como la del Dr. Cornelius, “no están preocupadas” porque los recursos están ahí y seguramente la cantidad será enorme, pero la pregunta del millón es si estos recursos se van a poder explotar a largo plazo. Es probable que no se sepa la respuesta hasta dentro de muchos años. El profesor Dieter Helm, de la Universidad de Oxford, dijo a la BBC: “Es perfectamente posible que, en 20, 30 o 40 años, la tecnología del fracking esté tan avanzada que esto se convierta en una industria grandísima. La tarea de los próximos 10 años es probar estas técnicas y ver si funcionan”. Otro experto manifestó su entusiasmo de ver que una compañía se anima a jugársela en el mar de Irlanda, pero –añadió– “los retos que conllevará la explotación serán igual de grandes que las posibles recompensas”.

Traducción del artículo "Fracking. Offshore? Of course", publicado el 12 de mayo de 2014 en About Oil