Un nuevo estudio
científico publicado hoy encuentra que la proporción de pozos de
crudo y gas de Pensilvania que muestran signos de escapes de gas
hacia la superficie y la atmósfera, puede ser mayor de lo que lo
previamente se esperaba. Metano y otros fluidos provenientes del
crudo y el gas pueden presentar peligros para los recursos
acuáticos, la calidad del aire y el clima.
Investigadores de la
Universidad de Cornell (UC) de Berkeley, y de la organización
científica Physicians
Scientists & Engineers for Healthy Energy (PSE)
(Médicos, científicos e ingenieros por una energía saludable) han
colaborado como autores en el estudio que aparece hoy en la revista
científica Proceedings
of the National Academy of Sciences (Actas de la academia nacional de
ciencias).
El estudio analiza los
informes de inspección a disposición pública del Departamento de
protección medioambiental de Pensilvania sobre más de 41.000 pozos
de crudo y gas perforados entre enero del 2000 y diciembre de 2012.
El estudio encontró que el tipo de pozo, el momento en que los pozos fueron
perforados y la localización, conllevan diferencias en los
porcentajes de fallos en la cementación y el revestimiento.
- La tasa de fallo a nivel estatal en la datación de Pozos no-convencionales (Marcellus Shale) es de al menos 6´2%
- Se ha detectado que los pozos “Marcellus” perforados después de 2009 fallaron 1´57 veces más que los pozos convencionales perforados durante el mismo periodo.
- Los pozos no-convencionales de gas en el noreste de Pensylvania resultaron tener un riesgo 2´7 veces mayor que el de los pozos convencionales en el mismo área.
- La acumulación de riegos prevista para todos los pozos (convencionales y no-convencionales) en el noreste de la región es 8´5 veces mayor que la de los pozos perforados en el resto de Pensilvania.
Diferencias temporales
entre estos tipos de pozos también se han observado y pueden
reflejar inspecciones más meticulosas y un mayor énfasis por
encontrar escapes en los pozos, apuntes más detallados en los
informes de inspección disponibles o cambios reales en la perdida de
integridad estructural debida a un desarrollo apresurado y otros
factores desconocidos.
Estudios recientes que
han investigado un cierto número de pozos con escapes de gas y
crudo, han usado el número de infracciones expedidas a operadores
como el único indicador de escapes. Pero las infracciones expedidas
por los inspectores estatales de pozos, por si solas subestiman el
número total de pozos con disfunciones en la cementación y el
recubrimiento. Este nuevo estudio se sustenta en descubrimientos
previos, pero también examina indicios de problemas en la
cementación y el recubrimiento incluidos en los comentarios de los
inspectores de PA DEP.
Otro descubrimiento es
que no se están dando inspecciones anuales ordinarias de los pozos
de producción. Alrededor de un quinto de todos los pozos perforados
durante el periodo de estudio no tienen informes de inspección
disponibles públicamente. Los registros indican una media a lo largo
de la vida útil de 2.7 inspecciones por pozo perforado entre enero
del 200 y el 31 de diciembre de 2012, a pesar de que cerca de un 72%
de los pozos tenían más de 3 años. Los modelos de riesgo muestran
un incremente del 6% en la identificación de fallos con cada
inspección adicional de cada pozo.
El objetivo de este
estudio no era prever la contaminación acuática resultante de la
perdida de la integridad estructural de los pozos, sino más bien
cuantificar estadísticamente fuentes a través de la cuales el agua
pudiese resultar contaminada. Estudios previos encontraron que pozos
de agua cercanos a una zona de desarrollo de gas de esquisto activa
tienen más probabilidades de estar contaminados con altos niveles de
metano. Estos estudios han especulado acerca de mecanismos
potenciales como fuente de contaminación; sin embargo poco se sabe
sobre qué mecanismos potenciales a nivel de fuente son los más
importantes. Este estudio sugiere que la pérdida de integridad
estructural en los pozos de crudo y gas en Pensilvania (el problema
de las fugas) es el mecanismo más probable a través del cual los
gases de hidrocarburos pueden migrar a los depósitos superficiales
de agua potable.
“Los resultados de este
estudio son totalmente consistentes con informes industriales previos
e informaciones que muestran una no despreciable tasa de fallo
inicial superando con el tiempo las cifras de dos dígitos, dicen el
Dr. Anthony R. Ingraffea y Dwight C. Baum, catedrático de ingeniería
en la Universidad de Cornell”. La noción de la industria de
“operar para innovar” no parece estar funcionando en Pennsylvania
en lo que se refiere a la integridad de los pozos, a pesar de las
endurecidas regulaciones. El próximo paso en esta industria es
correlacionar la información sobre pozos con escapes de crudo y gas
con información sobre pozos de agua contaminados. Esto dará a los
reguladores y propietarios de las tierras una imagen sincera sobre
que pueden esperar de decenas de los miles de pozos de gas de
esquisto adicionales planificados en Pennsylvania.
Traducción del artículo "New scientific study finds evidence that leaking oil and gas wells in Pennsylvania may be more common than previously thought: Wells in the northeast may be especially impaired" publicado en PSE el 30 de junio de 2014
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scientific study finds evidence that leaking oil and gas wells in
Pennsylvania may be more common than previously thought: Wells in the
northeast may be especially impaired - See more at:
http://www.psehealthyenergy.org/events/view/188#sthash.JSxyn2b3.yegFcaV7.dpuf
New
scientific study finds evidence that leaking oil and gas wells in
Pennsylvania may be more common than previously thought: Wells in the
northeast may be especially impaired - See more at:
http://www.psehealthyenergy.org/events/view/188#sthash.JSxyn2b3.yegFcaV7.dpuf"