El
pasado 4 de julio, dos ministros del gobierno alemán anunciaron su
proyecto de ley sobre el tema del gas de esquisto y del fracking,
la fracturación de la roca necesaria para extraerlo. Se vendió como
una prohibición de la explotación de los gases de esquisto. Pero
dista mucho de ser tan obvio.
“El
concepto de “fracking” provoca una gran preocupación en buena
parte de la población, al igual que en el seno de nuestro partido”,
escriben el ministro de economía, Sigmar Gabriel, y su colega de
Medio Ambiente, Barbara Hendricks, ambos socialdemócratas, en una
carta dirigida a los diputados de su partido. “Aún no podemos
calcular las consecuencias de la explotación de gases de esquisto y
de hulla”, puntualizan. A priori, el mensaje es claro: quieren
prohibir la explotación del gas de esquisto y de carbón en
Alemania.
Perforaciones
experimentales
Pero
los problemas se esconden en los detalles. En efecto, el documento
habla de prohibir la explotación de los gases que se hallen “por
encima de los 3.000 metros de profundidad”. ¿Por qué esa cifra?
« No se sabe de dónde sale esa cifra. No está justificada
técnicamente. Es totalmente arbitraria », responde Andy
Gheorghiu, de la coordinadora de iniciativas ciudadanas alemanas
contra el fracking, Korbacher Resolution. “Creemos que es fruto de
un trabajo de grupos de presión industriales.” Por otra parte, el
proyecto ministerial contempla reconsiderar la prohibición en 2021,
a la vista de cómo evolucionen las tecnologías y el conocimiento
sobre el fracking. “La fecha de 2021 sugiere que la idea es dar
tiempo a las industrias para presentar una técnica de fracking
“verde”, sin productos químicos”, teme Andy Gheorghiu. El
texto prevé además la autorización de perforaciones
experimentales.
Peor
aún, los dos ministros excluyen de la prohibición al “tight
gas”, gases contenidos, al igual que el gas de esquisto, en arenas
compactas. “Las operaciones de fracking para explotar el “tight
gas” están permitidas”, dice el proyecto, incluso se habla de
“fracking convencional.” “El documento intenta crear un
concepto de fracking convencional para que no afecte a la explotación
del tight gas”, interpreta el activista alemán. “Pero el
tight gas están clasificados como gases no-convencionales por la
Agencia Federal Alemana de Geología [1], e incluso por Exxon [2].”
Los ministros alemanes explican que el tight gas se explotan en
Alemania desde los años sesenta sin que se hayan detectado riesgos
para la salud o para el agua potable. ¿De veras?
Falta de
datos
Al
respecto, los activistas anti-fracking
alemanes se remiten a un estudio de la Agencia Federal del Medio
Ambiente de 2012. En él se indicaba que, a falta de datos
disponibles, los autores sólo habían podido analizar una cuarta
parte de las 300 operaciones de fracking realizadas en Alemania desde
1983 [3]. Los autores subrayaban también que carecían de gran
cantidad de información sobre los fluidos utilizados en las
operaciones de fracturación analizadas y que, por tanto, les
resultaba imposible pronunciarse sobre su toxicología y sus efectos
a largo plazo sobre el medio ambiente.
Andy
Gheorghiu observa, sin embargo, un aspecto positivo en
este proyecto: la prohibición total del fracking en las zonas de
protección del agua potable se amplía a toda una serie de zonas
naturales protegidas. En cualquier caso, este proyecto de ley sólo
compromete por ahora a los dos ministros, del partido socialdemócrata
(SPD), que lo han redactado. Ahora bien, el actual gobierno alemán
asocia al SPD con el partido conservador de Angela Merkel (CDU). “La
CDU todavía no se ha pronunciado sobre este proyecto”, subraya
Andy Gheorghiu. Por tanto, no hay razón alguna para que las decenas
de agrupaciones ciudadanas de la otra orilla del Rin comprometidas
contra los gases de esquisto y la fracturación hidráulica bajen la
guardia.
Notas
[1] Ver
aquí.
[2] Ver
aquí. Total también sitúa a los tight
gas, junto a los gases de esquisto y de carbón, entre los gases
no-convencionales.
[3] Ver
aquí, p 29.
Traducción del artículo" Gaz de schiste : la fausse interdiction allemande"
publicado por Rachel Knaebel - 9 de julio de 2014 en Bastamag