jueves, 19 de junio de 2014

La participación del carbón en el mercado energético se encuentra en su máximo nivel desde 1970


coal miners ukraineEl uso del carbón para generar energía y para otros usos creció un 3% en 2013 – más rápido que cualquier otro combustible fósil.


Europa está entre las regiones que más usan el carbón, con las importaciones desde EEUU alcanzando la producción local – como muestra la mina ucraniana Zasyadko. Fotografía: Viktor Drachev/AFP/Getty Images

Las cifras revelan que el carbón ha alcanzado su máxima participación en el consumo global de energía desde hace más de 40 años, a pesar del temor a que sus altas emisiones de carbono lo conviertan en una de las causas principales del cambio climático.
El uso de carbón para generar energía y para otros propósitos creció un 3% en 2013 – más rápido que cualquier otro combustible fósil- mientras que su participación en el mercado alcanzaba el 30% por primera vez desde 1970, según cifras del Informe Estadístico de BP.
Los datos fueron publicados cuando el Profesor Nick Stern, autor del influyente artículo sobre el cambio climático The Stern Review, dijo que sus últimos descubrimientos indicaban los riesgos económicos del cambio climático eran mayores que los estimados anteriormente.

Europa se encuentra entre las regiones que utilizan más carbón, incrementando las importaciones desde EEUU, donde el carbón ha sido sustituido en las centrales eléctricas por el aún más barato gas de esquisto. Pero algunos países en vías de desarrollo como China o India también son consumidores de carbón, aunque BP señaló que el crecimiento global de energía en China disminuyó del 8,4% en 2012 al 4,7% el año pasado.
Christof Ruhl, economista jefe de BP y autor de las estadísticas, dijo que esta “dramática desaceleración” cuestionaba los datos oficiales de crecimiento económico de China del 7,7% para 2013.

La veracidad de las estadísticas económicas de China ha sido desde hace mucho tiempo objeto de debate pero pocos están dispuestos a desafiarla por temor a molestar a tan importante potencia emergente.

No es fácil conciliar la caída en las cifras del crecimiento de la energía con las cifras oficiales [del producto interior bruto]… puedes sacar tus propias conclusiones de esto,” decía Ruhl.

Las estadísticas de BP muestran que el uso de parques eólicos para generar electricidad aumentó un 21% el pasado año mientras que la energía solar creció aún más rápido, un 33%, pero desde un punto de partida más bajo.

El petróleo, una de las principales sustancias contaminantes de carbono que tiene un importante papel en el transporte y manufactura de productos químicos y plásticos, permaneció líder mundial de combustible, con un 33% del consumo global de energía. Sin embargo, perdió participación en el mercado por decimocuarto año consecutivo y el 33% la cuota de participación más baja desde que BP empezara a recopilar datos en 1965.

El artículo de Stern, presidente del Instituto de Investigación del Cambio Climático Grantham y de la Real Academia de humanidades y ciencias sociales, y Simon Dietzan, profesor asociado de política medioambiental en la Escuela de Económicas y Ciencias Políticas de Londres, advierte que el nivel de vida podría empezar a disminuir a finales de este siglo a menos que pare el crecimiento anual en las emisiones de gases de efecto invernadero.

En un artículo examinado por otros científicos que se publicará en el Economic Journal, Stern ha actualizado los modelos previos para evaluar el impacto económico del calentamiento global que han sido utilizados por el Comité intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC).

Stern dijo: “Es extremadamente importante entender las severas limitaciones de los modelos económicos estándar, como los citados en el informe del IPCC, que han formulado hipótesis que simplemente no reflejan ningún conocimiento actual sobre el cambio climático y sus posibles impactos en la economía.

Espero que nuestro artículo dé pie a otros economistas a esforzarse por buscar otros modelos mejores que ayuden a los responsables políticos y al público a reconocer la inmensidad de los riesgos potenciales de los riesgos del cambio climático no controlado.
Los modelos que asumen que los daños catastróficos no son posibles no tienen en cuenta la magnitud de los problemas y las implicaciones de la ciencia”.


publicado en The Guardian el 16 de junio de 2014