Hace unos pocos años, el fracking en España parecía tan probable como el toreo en Gran Bretaña.
En estos días, compañías de energía
de Texas, Canadá e Irlanda están persiguiendo permisos de
exploración con la esperanza de capitalizar la geología que indica
que España tiene una parte considerable de los 883 billones de pies
cúbicos [1 pie3 = 0,028 m3] de gas de esquisto que
se estiman situados debajo de Europa.
¿Qué ha cambiado? Una economía
estancada por un lado – la industria energética estima que el
fracking podría crear eventualmente decenas de miles de trabajos en
una nación con una tasa de desempleo del 26%. Abrir los depósitos
de gas debería aliviar lo que pagan los consumidores por el
combustible de calefacción. Éste cuesta alrededor del triple del
precio en los EE.UU.
Igualmente importante, el gobierno
nacional, con la economía en mente, tomó una postura favorable al
fracking incluso si las autoridades regionales y locales endurecieron
la extendida oposición generalizada europea medioambiental en
relación a cualquier tipo de desarrollo del petróleo o el gas.
En diciembre, dos años después de la
destitución de los socialistas, el Parlamento liderado por el
Partido Popular cambió una ley para promover la exploración del
shale con nuevas garantías medioambientales. Desde entonces, el
gobierno del PP buscó la aprobación del Tribunal Supremo para
arrebatar el control sobre el uso del suelo a las autoridades
regionales que intentan bloquear el fracking. Y se mantuvo intacta
una exención tributaria para las compañias que exploran, que se establecieron
en los últimos años de la dictadura en los años setenta.
“España es uno de los pocos países
en Europa con buena acogida al gas no convencional”, dijo George
Yates petrolero de tercera generación, un nativo de Nuevo México
que trabajó en proyectos de exploración en Europa durante cerca de
dos décadas. “Y es un territorio infra-explorado” de roca de
esquisto.
Las posiciones en torno al fracking
Europa está dividida en diferentes
grupos en relación fracking. Por un lado, están los gobiernos de
tendencia principalmente conservadora como son los de Reino Unido,
Polonia y España que cortejan a los exploradores del shale gas. Por el
otro, están aquellos que los han prohibido como Francia. Alemania
por su parte, temporalmente no permitirá los químicos tóxicos
mezclados en el agua del fracking.
Esto no significa que no haya
obstáculos en España.
España nunca ha tenido un gran
descubrimiento de petróleo – una gran esperanza, a aguas profundas
frente a sus Islas Canarias, fue bloqueada desde 2001 bajo la
implacable oposición verde y las prolongadas críticas del gobierno.
España es además la nación con más problemas de agua de Europa.
El fracking es un método de perforación intensivo en agua que puede
consumir de 2 a 4 millones de galones de agua por pozo [1 galón =
4,55 litros].
Shale Gas España, un lobby para compañias promotoras del fracking en España, ha dicho que parte del agua puede ser
tratada y reusada.
“La industria no está tomando en
cuenta el posible daño medioambiental o el coste de las limpiezas”,
afirmó Julio Barea, jefe de campañas para Greenpeace España.
“Dadas las circunstancias del país, no pienso que se vaya a dar el
fracking”.
Via libre a los proyectos
Las primeras perforaciones están al menos a un año
de poder realizarse, puesto que el Ministerio de Agricultura,
Alimentación y Medio Ambiente tiene aún que autorizar cualquier
proyecto de fracking después de estudiar sus efectos potenciales
sobre el suelo, el aire o el agua. BNK Petroleum Ltd. está apunto de
entregar los estudios de siete futuros pozos cerca de Burgos y no
espera que su perforación se lleve a cabo durante al menos un año,
según una portavoz.
Esto ocurre en medio de una continua
presión contra el fracking por parte de algunos residentes y grupos
medioambientales y a la sombrea de las elecciones generales de 2015,
que pondrán a prueba si la coalición pro-fracking del país tiene
poder de permanencia.
El tour vasco
Nada de esto desalienta a Yates,
presidente del Grupo Energético con base en Dallas Heyco. Un día de
invierno de 2006, Yates hizo un recorrido por el norte del País
Vasco con el jefe de la empresa de exploración del Gobierno Vasco
para discutir sobre la posible extracción de gas. Al final del día
se estrechó un acuerdo. Después de siete años de pruebas y
búsqueda de autorización, Yates dijo que el proyecto está “a un
año de la perforación, dependiendo de lo rápido que se mueva el
gobierno”.
La mayor parte de los exploradores que
trabajan en España tienen apoyo de o son propiedad extranjera. Esto
incluye R2 Energy Ltd. y BNK,de Canadá, la respaldada por George
Soros (SLE) San Leon Energy Plc en Dublín y una unidad de capital
cerrado de True Oil LLC de Wyoming.
“Tienen experiencia fuera de España
en la exploración no convencional y su interés es claro”, dijo
Juan Klimowitz, gerente general de la consultora de exploración
Gessal en Madrid.
Los gobiernos central y regional han
aprobado unos 70 permisos de exploración de petróleo y gas y casi
60 están pendientes de decisión. Klimowitz calcula que las empresas de fracking
poseen alrededor de tres cuartas partes de los cerca de 50 permisos
tierra adentro en el norte del país, donde se encuentra la mayor
parte del gas estimado y de la oposición. Las licencias han crecido
un 80 por ciento en cinco años.
“Las nuevas son casi todas para el
gas shale”, dijo Isaac Álvarez, un consultor industrial y antiguo
jefe de exploración y producción en Repsol SA (REP), el gigante del
petróleo español. "España tiene un tratamiento fiscal muy
atractivo y una infraestructura bien desarrollada para el gas.
Además, la energía aquí cuesta mucho.”
El gobierno central de España “está
a favor de la exploración”, dijo Clara Vilar, una portavoz del
Ministerio de Industria, el cual autoriza los permisos. El fracking
se está regulando “por lo que la exploración e investigación
están hechas con todas las garantías posibles y bajo la ley”.
Considerando que España importa más del 99 por ciento de su gas
natural, “lo que el gobierno está tratando de hacer es al menos
ver qué tipo de recursos tiene el país”.
Álvarez, quien da clases en
universidades sobre fracking, dice que espera que estos argumentos
sean persuasivos. La opinión prevalente entre muchos políticos
españoles, tanto del Partido Popular como del Socialista, es que la
mayor parte de los votantes permanece cauteloso acerca del fracking,
por lo tanto, los políticos también quieren ser vistos como
escépticos.
“Lo que está realmente claro es que
los políticos están bastante asustados de la presión que los
grupos ecologistas pueden organizar”, dijo. Al mismo
tiempo, “sienten el alto desempleo y ven la economía estancada”.